En cada brazada de Felipe Muñoz se proyectaban los gritos de “tibio, tibio, tibio,” con los locales apoyaban a su paisano. “El tibio” llegó en el primer lugar de la prueba de 200 metros braza y el himno nacional mexicano resonó con fuerza en cada uno de los rincones de la Alberca Olímpica Francisco Márquez.
El apodo le llegó cuando cuando sus quejas eran permanentes porque la temperatura del agua del estanque donde practicaba estaba o muy fría o muy caliente. Fue por ello que el sobrenombre de “Tibio” se le acuñó.
Muñoz tenía 17 años de edad cuando subió a lo más alto del podio para poder ser galardonado con el máximo trofeo que un atleta olímpico pudiera recibir la primera presea dorada de natación en la historia de México.
Cinco años antes, “Tibio” comenzó a practicar en la piscina de 50 metros después de haber dejado una más pequeña de 18 metros. La Unidad Independencia era el predio donde el nadador mexicano comenzaría su camino por la presea olímpica, donde, por cierto, nadó en la inauguración con la presencia del presidente estadounidense John F. Kenedy que acudió al acto mientras estaba en una visita oficial en México.
Sin embargo, después de verse envuelto en algunos conflictos con dicha unidad fue expulsado y tuvo que comenzar a buscar un nuevo lugar donde entrenar. Se dice que esas diferencias culminaron cuando el atleta orinó la manija de la puerta del auto del director de aquel centro deportivo como parte de una venganza luego de que el dirigente no le cumpliera la promesa de enviarlo a una competencia en Austin, Texas, pese a que Felipe había ganado su lugar en dicho torneo.
La Unidad Morelos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) le abría las puertas para que continuara con su tarea. Ahí, Nelson Vargas Bazáñez le ayudaría a alcanzar su éxito. En 1966 se convirtió en seleccionado del IMSS y fue convocado por el estadounidense Ronald Johnson para formar parte de la Selección Nacional de Natción.
Todos los días su entrenador pasaba a las cinco de la mañana por él, por sus hermanos y otros nadadores de la colonia Vértiz-Narvarte de la Ciudad de México para llevarlos a entrenar.
Luego de sus rutinas matutinas de natación, “Tibio” pegaba la ida para la secundaria, y regresaba más tarde a la alberca de nuevo. Esto le valió para que el 7 de julio del 68, en Santa Clara, California, venciera a Brian Job, el número uno de los Estados Unidos y el número dos del mundo.
Lo hizo con un tiempo de 2.29.03 minutos, pero ese mismo día, su compatriota Guillermo Echeverría impuso un nuevo récord mundial en los 1500 de estilo libre y la actuación de Muñoz pasó desapercibida.
Una vez seleccionado para representar a México en el 68, Muñoz era el menos favorito
para que pudiese ser el campeón de la competencia, puesto que lo llevaba ganando el ruso Vladimir Kosinsky.
El 22 de octubre, Felipe Muñoz consiguió la mejor marca en los eliminatorios de los 200 metros pecho de los Juegos Olímpicos con un tiempo de 2.31.01 minutos.
La Alberca Olímpica se preparaba para cobijar la participación de los nadadores y en sus tribunas se podían contabilizar alrededor de 10 mil espectadores. Alrededor de las 20 horas, el juez llamó a la plataforma de salida a cada uno de los competidores e instantes después dio el disparo que marcaba el inicio de la competencia.
Felipe nadó tranquilo en los primeros 50 metros y se colocó como quinto lugar con 21 brazadas totales. A los cien metros subió un peldaño y mantuvo el paso, hasta que en los 150 metros rebasó al estadounidense Job. Posteriormente atacó la segunda posición del alemán Henninger y al final, al favorito Kosinsky, a los 170 metros. A solo 10 metros del final, el mexicano aventajaba al ruso con medio cuerpo.
La inesperada victoria del “Tibio” volvió más emotiva la celebración del público mexicano que estaba a la espera de una agraciada victoria en su propia casa.
Felipe se convirtió en comunicólogo por la Universidad de Texas y tiempo después, en 1996, fue nombrado jefe de la Selección Nacional para los Juegos Olímpicos de Atlanta.
También fue el jefe del Comité Olímpico entre el 2000 y 2005. Además, incursionó en la político como diputado federal y fue incluido al Salón de la Fama Internacional de la Natación.
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