El ecuestre es una de las disciplinas que forman parte del programa Olímpico y que tendrán una nueva participación en la justa durante Tokio 2020. Su primera participación en las Olimpiadas se dio durante 1900 en los Juegos de París. Su esencia está basada en el dominio y adiestramiento de un jinete sobre su caballo, para lograr superar diferentes circuitos de obstáculos.
En la primera justa, únicamente se incluyeron las disciplinas de salto de obstáculos individual, salto alto y salto largo. Posteriormente el deporte se ausentó de los Juegos por decisión del COI, pero hizo su reaparición en Estocolmo 1912. Para esas Olimpiadas disputadas en Suecia, se sumaron las categorías que al día de hoy forman parte del programa Olímpico: doma, salto y concurso completo. Actualmente se disputan estas tres categorías en sus ramas varoniles y femeniles.
La competencia de concurso completo es la más exigente y requiere de mayor capacidad física y técnica por parte del jinete y del caballo. Debe existir una armonía entre ambos participes, además de que es necesaria una increíble resistencia, experiencia, agilidad y precisión en los saltos. En sus inicios, esta prueba estaba pensada para poner en practica cualquier contratiempo que pudieran enfrentar los oficiales militares en el campo. Después de empezó a implementar una medición de los patrones de entrenamiento entre las caballerías de cada país.
Durante las primeras competiciones en los Olímpicos, la experiencia y conocimientos militares eran obligatorios en la formación de los jinetes. Después de Helsinki 1952 esta regla se dejó de poner en práctica y cualquier competidor con las cualidades necesarias para clasificarse tenia el derecho de disputar las justas. Además, en este mismo año se dio la primera participación de mujeres.
Para Melbourne 1956, la disciplina tuvo que ser disputada en un país diferente (Suecia), de donde se celebraron todas las demás competencias. Esto debido a que la constitución australiana contaba con leyes animales especificas que no permitían las pruebas con caballos.
En la era moderna, el competidor más influyente y que más aporte ha tenido a la equitación o ecuestre es el nacido en Italia, Federico Caprilli. Su nombre quedó marcado en la historia de esta disciplina después de cambiar el tipo de silla que utilizaba sobre los caballos. Caprilli decidió adoptar una postura más natural y con estribos cortos al momento de montar. Esto ayudó a mejorar las técnica utilizada anteriormente por todos los jinetes, quienes utilizaban movimientos más forzados con inclinaciones muy marcadas hacia atrás. Actualmente esta técnica es universalmente usada y permite que los animales no se sientan incomodos durante las competencias.
En el medallero histórico, Alemania se encuentra en el primer lugar con un dominio muy grande por sobre los demás países. Los germanos terminaron la justa de Rio con 91 medallas en total durante toda su historia, 41 de ellas doradas. Debajo de ellos se encuentran Suecia, con 43 preseas y Francia con 37 metales. Isabell Werth es la atleta con más medallas Olímpicas en todas la historia de la competición con 10. De 1992 al 2016, la alemana consiguió seis oros y cuatro platas.
En esta disciplina, México ha logrado varios éxitos individuales. Humberto Mariles consiguió colgarse la medalla de oro en las pruebas de salto ecuestre individual y por equipos durante Londres 1948. Para los Juegos Olímpicos de Moscú disputados en el año 1980, otro mexicano, Joaquín Pérez de las Heras, obtuvo dos preseas de bronce después quedar tercero en las dos competencias de salto ecuestre. En total se han obtenido siete medallas por parte de deportistas mexicanos.
En Tokio 2020, el equipo mexicano de ecuestre estará conformado por Enrique González, Eugenio Garza, Manuel González, Patricio Pasquel y Martha Fernanda del Valle.
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