El FC Barcelona tenía muy avanzadas las negociaciones con H&M para que la empresa textil fuese el nuevo patrocinador de la ropa de paseo de los jugadores del primer equipo masculino de fútbol, pero el compromiso de la marca sueca de no utilizar algodón de Xinjiang a causa del supuesto uso de trabajo forzoso es el motivo principal que ha parado las conversaciones, ya que el club no quiere conflictos con China.
Así lo adelantó el Diario ARA y lo pudo confirmar EFE de fuentes del club, que explicaron que los principales temores nacieron desde un sector del departamento de comunicación y la oficina de Hong Kong. Y aseguran que la entidad azulgrana fue transparente con H&M sobre la principal razón por la que, de momento, se ha querido parar el acuerdo.
La versión oficial del Barça es que no hay ninguna negociación a punto de cerrarse con una marca para que se encargue de la ropa de paseo del club y que en este momento el activo tampoco supone una prioridad porque hay otros asuntos mucho más urgentes.
Este patrocinio podría haber supuesto alrededor de unos 3 millones de euros anuales.
El comunicado de H&M se publicó en 2020 y denunciaba que diferentes organizaciones civiles habían difundido la existencia de campos de trabajo en la región de Xinjiang, situada en el noreste de China, donde se habría explotado a ciudadanos de la minoría musulmana uigur. A partir de entonces, hubo represalias de China contra H&M por esta decisión, y actualmente la marca sueca no aparece en algunas de las webs de venta online más populares del país asiático y sus más de 500 tiendas allí no existen en los principales geolocalizadores.
Los miedos del Barça se sustentan en el hecho de que debe renovar el acuerdo de patrocinio con una empresa china, el fabricante de productos electrónicos Oppo, que aportaría aproximadamente el doble de dinero del que supondría H&M y que tiene otro patrocinador, la empresa de seguros Taiping Life Insurance, que pertenece al gobierno chino.
En 2018, el FC Barcelona cerró un acuerdo de patrocinio con la empresa norteamericana Thom Browne para que fuese la encargada de vestir de calle a los jugadores y al cuerpo técnico del primer equipo masculino. El contrato se firmó por tres años y termina este verano.
La disputa de H&M con China
El gigante sueco de la moda minorista H&M anunció en septiembre pasado la ruptura de toda relación comercial con un productor de hilo chino, luego de que este fuera acusado de usar “trabajo forzado” de la minoría musulmana uigur en la provincia china de Xinjiang, sometida a un trato por parte del régimen chino que activistas y voces del arco político han calificado de genocidio.
La compañía precisó que no trabajaría con ningún fabricante de ropa de la región y que ya no obtendrían algodón proveniente de esa región del noroeste de China, que es la zona más grande de producción de algodón del gigante asiático.
Un informe del think tank Australian Strategic Police Institute (ASPI), publicado en marzo, señalaba a H&M como uno de los beneficiarios del programa de trabajo forzado a través de su relación con el fabricante de hilo teñido Huafu, que posee una fábrica en la provincia de Anhui (en el este de China).
Xinjiang está en el corazón de la industria algodonera, de hilados y textiles de China, la más grande del mundo. La región suministra el 84% del algodón del país. Allí se encuentran fábricas de hilados pertenecientes a algunos de los fabricantes de camisas más avanzados de China, que tienen contratos con marcas occidentales.
Hasta hace poco, cuando actuaban sobre sus preocupaciones por las condiciones laborales en Xinjiang, enviaban auditores para inspeccionar las fábricas. Eso se detuvo cuando comenzaron a ser monitoreados por las autoridades de Xinjiang, “como si estuvieran haciendo algo malo”. Sin auditorías, Xinjiang se ha convertido en un agujero negro en la cadena de suministro, lo que hace casi imposible que las empresas occidentales tengan proveedores allí.
Numerosos artículos se producen también en lo que Beijing llama “centros de educación”, que han sido identificados en realidad como campos de concentración. “No es un centro vocacional, es un campo de concentración donde minorías étnicas y religiosas son sometidas a abusos y forzadas a trabajar en condiciones horribles sin libertad alguna. Es esclavitud moderna”, expresó al respecto el subsecretario interino de Trabajo de Estados Unidos, Ken Kuccinelli.
Con información de EFE
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