Fue un gesto que pasó casi desapercibido en medio del fervor de los festejos por la obtención de la Copa América. Sin embargo, la actitud que tuvo el capitán Lionel Messi lo pinta de cuerpo entero como el gran líder futbolístico y espiritual de una selección argentina que logró quebrar el maleficio en el el mítico estadio Maracaná para alzarse con el primer título de mayores en 28 años.
Todo ocurrió una vez que el árbitro uruguayo Esteban Ostojich marcó el final del partido, decretó la victoria por 1-0 ante Brasil y los jugadores se acercaron hasta la tribuna donde estaban ubicados los 2 mil argentinos que pudieron acceder a las credenciales para presenciar el encuentro. Allí, de frente a su público, entonaron el clásico cántico de “Dale, campeón”.
Sin embargo, Rodrigo De Paul quiso cambiar el libreto y comenzó a cantar “Brasilero, brasilero...”. Solo esas dos palabras bastaron para que Messi marcara una línea de conducta. Enseguida lo miró al flamante refuerzo del Atlético Madrid y, antes de que Giovani Lo Celso se sumara a esas estrofas, le dijo “No, no”. Sergio Kun Agüero acompañó a su amigo con un gesto similar. Así, el capitán dejó en claro que en la celebración albiceleste no había lugar para las burlas hacia el rival, solo para el aliento y el disfrute propio.
La situación no pasó a mayores -de hecho, Messi fundamenta su accionar en la gran amistad que tiene con De Paul- y en el momento fue prácticamente imperceptible para el grueso de los hinchas, pero algunos lo notaron y lo compartieron en las redes sociales. El gesto de Messi se viralizó entre chistes y comentarios respecto de la personalidad que supo demostrar el rosarino en ese momento.
“Leo se baja solo del póster. Es el mejor de la historia pero cuando lo conocés, aunque parezca imposible, te das cuenta de que la persona es aún más grande que el jugador”, ha dicho en alguna ocasión De Paul sobre su amigo Messi. La frase deja en claro por qué el ex Racing le hizo caso sin dudarlo y de inmediato a su capitán.
Este no fue el único gesto de grandeza que tuvo el rosarino durante la celebración. Aún en medio del fervor por la consagración, se dio unos minutos para abrazar y dedicarle unas palabras a su amigo Neymar, que lloraba desconsolado por la derrota. Unos minutos después, ya en el pasillo que conduce hacia los vestuarios, se sentó nuevamente a charlar con el brasileño y las fotos de las risas entre ambos dieron la vuelta al mundo como un ejemplo de compañerismo.
SEGUIR LEYENDO: