Desde que comenzó la Copa América, los jugadores argentinos -y también los de las otras selecciones-, no contaron con el apoyo del público en ninguna de las cuatro sedes donde se jugó el torneo. Pero para la final, la Conmebol estableció que poco más de 7.000 personas pudieran ingresar al Maracaná para ver una definición de película entre Argentina y Brasil.
Así fue que, tras la entrada en calor, Messi y compañía volvieron a escuchar el himno argentino en un estadio mítico del fútbol mundial, el mismo escenario donde hace siete años el astro argentino quedó a las puertas de levantar la Copa del Mundo. Las caras de los futbolistas lo decían todo: mientras entonaban una de las insignias patrias por excelencia, sus ojos demostraban esa mezcla de nerviosismo y orgullo por representar al seleccionado en semejante definición.
En el final, según mostró la transmisión por TV, Dibu Martínez exclamó un grito para todos sus compañeros: “Con orgullo”, dijo el arquero que se convirtió en el titular de la Selección.
Lo mismo ocurrió con el banco argentino. Encabezados por Lionel Scaloni, Walter Samuel, Pablo Aimar, el Ratón Ayala y todos el staff del cuerpo técnico, sumado a los futbolistas suplentes, también sintieron las estrofas del himno nacional de una manera especial. Porque no estuvieron solos: más de 2 mil almas pudieron decir presente en las gradas del Maracaná para acompañar al plantel argentino. Y se hicieron sentir en la inmensidad de un recinto tan grande como lo dicta su historia pasada.
Después de la dramática definición ante Colombia en las semifinales, que tuvo como héroe a Dibu Martínez luego de atajar tres penales en la tanda decisiva, el entrenador del equipo argentino decidió impulsar varios cambios en la formación inicial. En la defensa, Scaloni realizó tres modificaciones con respecto al último duelo: ingresó Montiel por Molina, Acuña por Tagliafico y se dio el regreso de Cuti Romero, que hace tres partidos está fuera de los titulares por una lesión. En la mitad de la cancha, el DT confirmó a Leandro Paredes y también sumó a Ángel Di María, que por primera vez en la copa inició desde el arranque.
En la previa a la final, se hizo oficial que un 10 por ciento de las tribunas se cubrirá con espectadores: 2.200 argentinos que residen en Brasil, 2.200 brasileños y más de 3.000 protocolos para personas vinculadas a los sponsors oficiales. Durante la entrega de las credenciales en una de las puertas del famoso Maracanazinho -el estadio donde se juega al básquet o al vóley, por citar algunos deportes-, hubo buen clima entre ambas parcialidades.
Además, el Maracaná fue protagonista de una espectacular presentación con luces dentro del estadio y un mapping que mostró al trofeo de la Copa América por fuera del estadio junto con el nombre del certamen. Para finalizar la presentación de la final, los fuegos artificiales explotaron en el cielo de Río, como gran antesala de lo que será un partido histórico para ambos selecciones y el fútbol mundial.
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