Lionel Messi es el gran símbolo de la consagración de la selección argentina en la Copa América. El capitán del conjunto nacional tuvo un nivel superlativo a lo largo de todo el certamen y condujo al equipo a un título que le era esquivo hace 28 años. Uno de los saludos más conmovedores que recibió el rosarino fue el de su esposa, Antonela Roccuzzo, que publicó un mensaje en sus redes sociales.
Una vez que terminó el duelo en el que Argentina venció a Brasil por 1-0 -y mientras las televisión aún mostraba los festejos en pleno campo de juego del Maracaná- Roccuzo publicó en su cuenta de Instagram: “SOMOS CAMPEONES!!!!!! VAMOOOOS ARGENTINA!!!”.
Luego, le dedicó unas palabras al padre de sus tres hijos: “Vamos mi amor!!!! Vamos!!! Lo que soñabas estoooo por diosss al fin se te dio! Como te lo merceces. No veo la hora de poder verte y celebrar juntoooos!!!!!!!”. En menos de 15 minutos, este posteo recibió casi 700 mil Me Gusta y decenas de miles de comentarios de parte de los seguidores de la joven rosarina.
La dedicatoria de Antonela no quedó ahí: minutos más tarde publicó un video de sus tres hijos (Thiago, Mateo y Ciro) vestidos con la camiseta de la Selección y cantando las típicas estrofas de “Vamos, vamos Argentina”. Los dos mayores cierran el cántico con un grito furioso de “¡Vamos!”, mientras que al más pequeño se lo nota algo más tímido.
Pero las demostraciones de cariño de Messi hacia sus familiares se trasladaron hasta adentro del campo de juego del Maracaná. Luego de levantar la copa y de celebrar junto a sus compañeros, el rosarino se alejó, buscó su teléfono celular y comenzó a hacer una serie de videollamadas. Primero habló con su esposa y sus tres hijos, más tarde se contactó con su padre, Jorge.
Tirado en el césped, haciendo gestos y saludos hacia la cámara del teléfono, sonriendo sin parar. Así Messi dejó una imagen del más puro amateurismo, aún siendo el mejor futbolista del planeta. En el momento más esperado de su carrera, la Pulga eligió compartirlo -aún a la distancia- con quienes lo respaldaron siempre, con sus sostén permanente.
Fue en ese momento cuando el capitán pudo bajar las revoluciones. Una vez que terminó con sus llamados, caminó tranquilo hacia los vestuarios. En las escaleras de acceso a los camarines se encontró con Neymar -con quien ya se había fundido en un conmovedor abrazo- y con Leandro Paredes, y se sentó a charlar. Relajado, se sacó la camiseta, la intercambió con su amigo brasileño y se quedó hablando.
A sus 34 años, Messi se consagró en la Copa América de Brasil 2021 y consiguió ese título que tanto anhelaba. Ahora es tiempo de pensar en ese reencuentro con su familia, en ese momento en el que por fin podrá abrazarlos y desahogarse luego de años de frustraciones y postergaciones.
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