Recién había celebrado Lucas Paquetá un tanto que había ayudado a descomprimir un ambiente de tensión en el Estadio Olímpico Nilton Santos de Río de Janeiro. Brasil no había podido dominar a Chile durante todo el primer tiempo y el delantero Olympique de Lyon, en el primer minuto del complemento, anotó el gol del 1-0 tras haber saltado desde el banco de suplentes en el entretiempo. Sin embargo, la alegría duró poco porque inmediatamente Gabriel Jesus se marchó expulsado.
La referencia de ataque del combinado de Tite cometió una infracción inentendible, cargada de violencia. Iban 2 minutos de la segunda etapa cuando Claudio Bravo, algunos metros por fuera de su área, intentó buscar con un envío largo a Eugenio Mena en el sector izquierdo del campo de juego.
El delantero del Manchester City estaba ubicado a varios metros del defensor de Racing, pero cuando advirtió que le iban a arrojar la pelota corrió a toda velocidad. Su cabeza osciló entre mirar a Bravo y observar la ubicación de Mena. Cuando la bola estaba cayendo sobre al cabeza del defensor chileno, Gabriel Jesus saltó sin ninguna explicación con la pierna en alto y le dio un planchazo descalificador a su contrincante. Sus tapones rozaron el rostro del lateral izquierdo e impactaron de lleno sobre el hombro.
El árbitro argentino Patricio Loustau no dudó: corrió con velocidad a la zona del hecho y sacó su tarjeta roja. El delantero de 24 años ni protestó la decisión. Por suerte para el entrenador Martín Lasarte, Mena pudo continuar en cancha sin problemas a pesar de la descalificadora patada.
Un detalle no menor es que el juez no había mostrado tarjetas hasta ese momento ni había tenido escenas de polémica a lo largo de este segundo duelo de los cuartos de final de la Copa América. Minutos más tarde, Loustau, a instancia de sus asistentes en cancha y en el VAR, anuló un gol de Chile por fuera de juego.
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