El partido que cerró la cuarta fecha del Grupo A de la Copa América que se realiza en Brasil tuvo una gran victoria de Paraguay sobre Chile por 2-0. El equipo dirigido por Eduardo Berizzo hizo méritos para quedarse con los tres puntos, pero el encuentro tuvo su marco polémico por los marcados fallos del árbitro Wilmar Roldán y del VAR en dos jugadas claves con sendos penales que debieron ser cobrados, uno para los guaraníes y otro para los trasandinos.
Durante el primer tiempo si bien ambos conjuntos tienen jugadores con personalidad y que suelen entrar en el juego brusco, no pasó a mayores. Incluso una gresca que se generó cuando ambos equipos se fueron a los vestuarios. Alguna palabra de más, unos leves forcejeos y nada más. De hecho cuando los protagonistas volvieron al campo de juego se saludaron.
Pero la primera controversia fuerte llegó en el complemento, con el encuentro ya 2-0 a favor de la Albirroja. El primer penal no cobrado por el juez se dio al minuto 21 cuando el volante paraguayo Miguel Almirón se metió en el área y cuando se dispuso a rematar, el chileno Charles Aránguiz lo tomó y ambos terminaron en el piso.
Lo llamativo fue que Roldán no recurrió al VAR, pese a las protestas. Sin embargo, se lo conoce como un árbitro que no es proclive a esa herramienta y tiene tanta seguridad que considera que lo que él ve es muy difícil que lo haga cambiar. Sin perjuicio de que el VAR acompañó de forma errónea el criterio y la decisión del juez. Fue una clara falta de Aránguiz sobre Almirón e igual el VAR debió revisar la jugada. Por lo que el error grosero fue doble.
Aunque el encuentro entregó otra polémica. Fue a los 27 minutos luego de un tiro de esquina a favor de Chile, desde la derecha ejecutado por Pablo Galdames. Carlos González saltó, cabeceó, pero luego tocó la pelota con el puño derecho. Fue elocuente la reiteración desde la cámara que estaba en el campo de juego.
La jugada siguió y la pelota la mantuvieron los jugadores chilenos. Convencido de que fue mano, Arturo Vidal le dijo a su compañero Jean Meneses que lanzara la pelota afuera para obligarlo al VAR a que verifique si hubo infracción de mano. La revisaron, pero no la consideraron porque al saltar entendieron que la mano tomó una posición natural que al devenir el balón, luego de desviarse en la cabeza, fue la pelota la que buscó ese roce mano/brazo y no al revés. Grueso error.
Esta acción debió considerarse como una falta porque el brazo derecho fue directamente inclinado de manera antinatural y en dirección de la pelota, que cuando cayó golpeó y cambió su dirección. Se debió sancionar con penal.
En resumen, ambas jugadas contaron un doble error: del árbitro y del VAR. De Roldán porque no consideró penales las faltas claras y de la asistencia tecnológica porque acompañó la decisión errónea del juez, como en el primer caso que no lo llamó para que revise la infracción sobre Almirón. No sorprende que esto ocurra con Wilmar Roldan que, como dije más arriba, es un juez “anti-VAR”, que difícilmente haya algo que lo haga cambiar de idea.
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