En una polémica pelea en el Estadio Jalisco para despedir al gran campeón del boxeo mexicano, Julio César Chávez Jr. perdió frente a Anderson Silva, peleador brasileño de artes marciales mixtas, por decisión dividida tomada por los tres jueces.
La afición no sabía qué esperar durante esta batalla pactada a ocho rounds, pues la formación luchística de ambos es muy diferente: mientras uno está acostumbrado a sólo golpear con los puños, el otro debía eliminar su instinto de utilizar todas las extensiones de su cuerpo para atacar.
Durante los primeros dos episodios, “Spider” Silva comenzó a reconocer el ring y modo de pelea de su contrincante. Con movimientos rápidos, nervioso y sin conectar los mejores golpes, el brasileño se dedicó a soportar los embates de Chávez Jr. para estudiarlo.
Silva fue advertido por el réferi, ya que intentó conectar algunos codazos y rodillazos, golpes prohibidos en el box, pero poco a poco se detuvo y entendió la manera en la que tendría que enfrentar al hijo de la leyenda del boxeo mexicano.
Ya en el tercer round, la confianza creció, pues cuando el Junior lo arrinconó en la esquina, Silva se detuvo unos instantes, bajó su guardia y le pidió que lo golpeara entre gestos de burla, cosa que no sucedió por los movimientos rápidos utilizados para evitar los guantazos.
Agresivo, veloz y con fortaleza, el brasileño tomó la iniciativa. Soltó los brazos y hasta logró conectar un grandioso upper que llegó al cuerpo de Chávez, pero no pudo continuar con su combinación.
Los largos brazos del “Spider” le ayudaron a conectar en reiteradas ocasiones al originario de Sinaloa, quien soportó los puños para aproximarse al cuerpo de su enemigo en el ring, con el objetivo de realizar cortos y rápidos golpes.
Durante el séptimo round, el rostro del hijo de la leyenda se enrojeció por un pequeño corte, pero comenzó su pelea. El cierre fue completamente suyo: el factor cercanía le ayudó a equilibrar la pelea.
No obstante, el Junior, que no logró la frecuencia de golpes necesaria, siguió soportando las embestidas de Silva, quien con más ganas que técnica, medía al mexicano, recorría el cuadrilátero y movía las manos para meterlo en problemas.
Todo quedaba en los jueces. Mientras Anderson Silva festejaba en su esquina, Julio César Chávez Jr. se refugió con su equipo. Las tarjetas de los jueces decidían el resultado, y con un apretado resultado por decisión dividida, el brasileño obtuvo una sorprendente victoria frente a la herencia del César del boxeo.
Al finalizar, Chávez Jr. declaró que, en su opinión, no debió perder esta pelea, pues a pesar de los golpes hechos por el brasileño, él esperaba un empate, ya que su error fue dejarlo hacer su pelea y no lograr buenas combinaciones de golpes.
“Me quedé corto en tirar golpes, lo dejé hacer su peles, me arrimó a las cuerdas, hizo su trabajo. Siento que la pelea no la ganó, a lo mucho fue un empate. Me sentí bien en condición, vine a hacer mi pelea, me sacó un poquito de balance, pero en ningún momento sentí que dominara la pelea para ganarla”, sentenció aún sobre el ring.
Por su parte, Anderson Silva fue reconocido por el mejor libra por libra de la actualidad, Saúl “Canelo” Álvarez, quien subió al cuadrilátero, le tomó la cabeza y le dirigió un mensaje de felicitación por el espectáculo otorgado.
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