El mercado de transferencias en el fútbol mexicano continúa su paso y como es una costumbre, los movimientos del Club América siempre levantan expectativa. Por esa razón, tras las incorporaciones de jugadores como Miguel Layún, Fernando Madrigal y Salvador Reyes, un sector de la afición vuelve a reclamar a la directiva alguno de los catalogados “fichajes bomba”.
Las palabras de Arturo Vidal en plena Copa América tampoco ayudaron a calmar esta efervescencia por la llegada de un jugador de clase mundial, pues si el balance es estricto, desde el 2004 con la incorporación de Claudio el “Piojo” López, no ha vuelto a llegar un fichaje bomba a la institución.
La discusión puede abarcar desde “Chucho” Benítez hasta Guillermo Ochoa como posibilidades para llenar esa etiqueta, con el fracaso de Jérémy Ménez entre paréntesis y considerando las fuertes apuestas monetarias por elementos como Darwin Quintero, Oribe Peralta, Roger Martínez y Nicolás Castillo, la realidad es que en Coapa no han habido transferencias que rompan los medios y tengan un total impacto futbolístico.
Se puede decir que los fichajes que le dieron la característica al América de contratar en grande surgieron en los noventa, con la llegada del campeón del mundo Óscar Ruggeri; la repatriación de Hugo Sánchez, leyenda del Real Madrid; Kalusha y Biyik para las “Águilas Africanas” y por supuesto Iván Zamorano, procedente del Inter de Milán.
Con el “Piojo” como el último verdadero bombazo hace 17 años, es posible afirmar que algo pasó al interior del América y eso se puede explicar en distintas partes.
La primera radica en el aspecto económico, pues desde hace casi un lustro, la exitosa empresa dueña del equipo, Televisa, se independizó del América y la dejó operar como una empresa ajena, por lo que las inyecciones económicas se convirtieron en meras excepciones y las Águilas empezaron a operar por su cuenta. Lo afirmó José Ramón Fernández en 2017 y diversas fuentes en ESPN lo confirmaron.
El Club América representaba pérdidas para la empresa de Emilio Azcárraga, por lo que comenzó una nueva estrategia financiera dentro del club para vender mejor a su materia prima, contratar a bajo costo y subsistir de sus patrocinios.
Esto no quiere decir que el América se encuentre en números rojos o que no pueda afrontar salarios altos. De acuerdo con Goal, Guillermo Ochoa, Nicolás Castillo y Giovani dos Santos tenían tres de los cinco salarios más altos de la liga durante la temporada 2020-2021.
Donde sí afectó fue en los grandes desembolsos por transferencias. Las últimas cifras altas que pagó el América ocurrieron en la temporada 2018-2019, cuando entre Roger Martínez y Nicolás Castillo gastaron alrededor de USD 16 millones, únicamente para desvincularlos de sus clubes, Villarreal y Benfica, respectivamente.
Al ser un equipo con alta popularidad, convocatoria y líder en ventas de mercancía, las Águilas son capaces de negociar contratos muy lucrativos con sus marcas patrocinadoras, por lo que pueden operar con solvencia; sin embargo, hay un ingreso que es imposible de llenar, el de los derechos de televisión.
El Club América no puede negociar sus derechos de transmisión al mejor postor, sencillamente porque están vinculados de facto con Televisa, quienes jamás han revelado de qué manera compensan al cuadro azulcrema, pues para la gran mayoría de equipos alrededor del mundo, éste punto equivale a la mayor fuente de ingresos.
Distintos reportes de periódicos mexicanos indican que los clubes de la Liga MX que mejor venden sus derechos de transmisión pueden recibir entre USD 12 y 23 millones por año, una cifra con la que el América podría subsidiar cualquier fichaje estelar en el fútbol mexicano hoy en día.
El América pierde un gran incentivo al no poder vender sus derechos de transmisión, además de que el apoyo de Televisa ya no se puede equiparar al que hoy en día tienen Tigres y Monterrey con otras empresas multinacionales como Cemex y Femsa.
Esto se puede sumar a la ideología americanista en fichajes, que ahora tiene como prioridad efectuar jugosas ventas al extranjero con base en la explotación de la cantera, contrataciones a bajo costo y de gente joven, para poder venderlas a futuro.
SEGUIR LEYENDO: