Argentina arrebató a Colombia en el inicio del partido por las Eliminatorias Sudamericanas disputado en el estadio Metropolitano de Barranquilla. A los dos minutos, Cuti Romero, de cabeza tras un salto impactante, convirtió el 1-0 para la visita. Y a los 7, el seleccionado orientado por Lionel Scaloni aplicó el segundo golpe. Y lo hizo a través de una verdadera obra de arte, firmada por Leandro Paredes.
Tras un córner desde la derecha del ataque albiceleste y un rebote, Messi intentó el remate, pero le salió una pifia. El balón siguió sin destino hasta que derivó en el mediocampista del PSG en la medialuna del área. El ex Boca lo bajó con elegancia, lo movió con oportunismo dos veces ante la marca de dos adversarios y en su camino casi en cámara lenta quedó cara a cara con el arquero David Ospina. Allí, no perdió la clase: con un toque sutil y rasante, de zurda, firmó el 2-0.
El volante, de 26 años, celebró con los brazos abiertos y sacando la lengua, burlándose de las dificultades y rubricando el axioma que indica que en el área siempre hay tiempo. Reconvertido en mediocampista central (vale recordar que en el Xeneize se inició como enlace), Paredes se transformó en la primera puntada de esta Selección que busca su mejor versión de cara a la Copa América.
En el empate 1-1 frente a Chile, Paredes no había tenido su mejor partido. En una estructura de más vértigo y menos posesión, por momentos se superpuso con De Paul y no estuvo fino en los pases. Dicha situación volvió a encender el debate respecto de si el combinado argentino debe jugar con un 5 más posicional para brindarle otro equilibrio.
Tal vez con la intención de enterrar las dudas, edificó la obra de arte en el inicio nomás del cruce ante Colombia. Y certificó su jerarquía, que también demuestra en el PSG. Fue su cuarto gol con la camiseta de Argentina, que defendió en los seleccionados Sub 15 y Sub 17 antes de integrarse a la Mayor.
Con pasos por el Chievo Verona, Roma, Empoli (todos de Italia) y Zenit de San Petersburgo, Paredes atraviesa uno los mejores momentos de su carrera. Y lo disfrutan Lionel Scaloni y sus compañeros, que desean que su talento no tenga techo y siga ofreciendo perlas como la que regaló en Barranquilla.
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