Hace un años había sido un enorme escándalo de corrupción por amañanar partidos en el fútbol turco. Tanto, que le costó una condena de prisión al entonces presidente del Fenerbahce, uno de los principales clubes de ese país, que además fue suspendido durante dos años de las compticiones europeas. Ahora, se ha vuelto como un búmeran contra quienes destaparon el caso y lo denunciaron, a los que el régimen del presidente turco Recep Erdogan asocia a su principal rival político, Fetüllah Gülen.
Bajo las ordenas de Erdogan, la justicia realizó una nueva investigación que liberó de culpa al ex presidente del Fenerbahce y en cambio condenó con penas durísimas al dueño de un cadena de TV y a los policías que habían impulsado la investigación inicial.
El presidente de Samanyolu Broadcasting Group, Hidayet Karaca, fue condenado a 1406 años de prisión por amaño de partidos en el fútbol.
Karaca fue encontrado culpable de “violación de la confidencialidad”, “falsificación de documentos” y “calumnia”.
Otro condenado fue el policía que inició la investigación, Ahmet Kalender, que recibió una pena de 588 años de prisión. También al exoficial de policía de Lokman Yanik, a quien el régimen señala como uno de los fundadores de la organización de Gullen a la que caracteriza como “terrorista”, lo condenaron a 161 años y 8 meses de prisión.
Incluso el exdirector de la Sección de Crimen Organizado de Estambul, Nazmi Ardic, fue sentenciado a 1972 años y 10 meses de prisión.
Ardic y Kalender fueron encontrados culpables de “ser miembros de una organización terrorista armada”, “violar la confidencialidad de las comunicaciones”, “escuchar o grabar conversaciones entre personas”, “falsificación de documentos oficiales” y “calumnias”. Todos estos delitos sumaban penas que van desde los por diversos delitos 7 años y 6 meses de cárcel a 3.418 años de prisión.
FETO y Fenerbahce
El supuesto complot se remonta a 2011, cuando habría iniciado la operación de amañar los partidos. En ella habrían participado varios de los clubes más importantes de Turquía, en especial el Fenerbahce, cuyo presidente del momento, Aziz Yildirim, terminó condenado a seis años de prisión en 2012 como responsable de “arreglar partidos” y “hacer parte de una organización criminal”.
La condena de Yildirim fue impuesta por el Tribunal de la Autoridad Especial de Turquía y ratificada por Tribunal Supremo de Apelaciones de Turquía, ambos tribunales fueron abolidos a principios de 2014 durante profundas reformas al poder judicial turco en medio de escándalos de corrupción del gobierno de la época y la rama judicial.
Ese mismo año subió al poder el islamista Recep Tayyip Erdogan, actual presidente de Turquía, que ha impuesto un férreo control sobre todos los poderes del país y ha sido señalado por violaciones a los derechos humanos, persecuciones políticas a la oposición y corrupción en las más altas esferas del Estado.
El 25 de abril de 2015, se inició un nuevo juicio contra Yildirim y todas las personas acusadas al comienzo de la investigación por los partidos amañados. El 9 de octubre de ese año, todos los implicados quedaron absueltos.
Entonces se inició un nuevo proceso, pero esta vez contra de quienes habían conducido la primera investigación que había llevado al presidente del Fenerbahce a la cárcel, el cual produjo en días recientes sus primeras condenas, con penas extremas de más de mil años de prisión para los involucrados.
Detrás de este giro, el régimen de Erdogan apunta contra Gülen, un teólogo, erudito del islam y predicador turco que tras décadas de ser aliado del actual presidente, rompió con él en 2013 cuando este era primer ministro.
Según Erdogan, Gülen fue el responsable de promover las investigaciones por corrupción que afectaron al Ejecutivo y de impulsar protestas contra el gobierno. Desde entonces, el antiguo aliado se ha convertido en su principales enemigo, señalado de querer desestabilizar el país y de tener fuertes aliados dentro del propio Estado, sobre todo en la policía, el Ejército y la Justicia.
Incluso, el movimiento de Gülen ha sido señalado de promover el fallido golpe de Estado que sufrió Turquía en 2016 y desde entonces están catalogados como una organización terrorista bajo el nombre de “Organización Terrorista Fetullah” o FETO.
Los condenados Hidayet Karaca - presidente de Samanyolu Broadcasting Group un grupo de medios no afines a Erdogan - Ahmet Kalender y Lokman Yanik, están acusados de pertenecer a FETO por su cercanía con Gülen.
Todos ellos son señalados de haber fabricado un montaje contra el entonces presidente del Fenerbahce, Aziz Yildirim, a quien ahora la justicia turca considera una víctima del caso, junto con el club.
Cabe recordar que por este escándalo el club, el más poderoso de Turquía, se le prohibió participar durante dos años de los campeonatos europeos.
Tras conocerse los nuevos hechos y las nuevas sentencias, el actual presidente de Fenerbahce, Ali Koc, dijo que la decisión demuestra que efectivamente el club fue víctima de un complot y prometió que lucharía para obtener una compensación “financiera y moral” por los daños ocasionados.
“El hecho de que estas personas tengan tanto poder, que estén en condiciones de hacer lo que quieran infiltrándose en los capilares del Estado; desde el Ejército hasta la Policía, desde el poder judicial hasta muchos ministerios, tal como se les permite, debería hacernos aprender suficientes lecciones”, sentenció Koc.
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