La noticia de la muerte del ex futbolista Seid Visin conmociona a Italia no solo por la juventud de quien fuera jugador de las inferiores de clubes como el Milan y el Benevento, sino por el repudiable contexto social en el que se enmarca esta tragedia. A los 20 años, el nacido en Etiopía decidió quitarse la vida y en su funeral se leyó una nota en la que había denunciado el racismo que aqueja por estos tiempos a la sociedad italiana.
“Donde sea que esté, siento sobre mis hombros, como una piedra, el peso de las miradas escépticas, prejuiciosas, disgustadas y asustadas de la gente“, reza en un tramo la carta que fue escrita en 2019 y que dio a conocer este sábado el diario Corriere della Sera, un día después de que Visin fuese hallado sin vida en su habitación.
El protagonista de esta historia había sido adoptado en sus primeros años por una pareja italiana. Su infancia la pasó en Nocera Inferiore, una comuna de la Campania. Su sueño era convertirse en futbolista y por eso se mudó a la gran ciudad. Jugó en las divisiones juveniles del Milan y llegó a compartir equipo con el arquero Gianluigi Donnarumma, sin embargo antes de la temporada 2016/2017 su paso por la entidad Rossonera llegó a su fin.
Según reportes de la prensa italiana, Visin jugó algún tiempo más en las categorías formativas del Benevento, hasta que decidió desistir de su ilusión de ser futbolista profesional. De todos modos, nunca abandonó su pasión por el deporte: hasta hace muy poco tiempo se desempeñaba en el Atlético Vitalica, un equipo de fútbol sala.
Tras su prematura muerte, la carta en la que dejó al desnudo las terribles consecuencias de la ola de racismo que se vive en Italia y en otras partes de Europa conmueve a la opinión pública del Viejo Continente.
“Ante este particular escenario socio-político que se cierne en Italia, yo, como negro, inevitablemente me siento cuestionado. No soy un inmigrante. Fui adoptado cuando era pequeño. Ante este gran flujo migratorio, recuerdo con un poco de arrogancia que todos me querían. Dondequiera que estuviera, dondequiera que fuera, todos se volvían hacia mí con gran alegría, respeto y curiosidad. Ahora, sin embargo, esta atmósfera de paz idílica parece tan lejana; parece que todo místicamente se ha puesto patas arriba (...) Ahora, donde quiera que vaya, donde sea que esté, siento sobre mis hombros, como una piedra, el peso de las miradas escépticas, prejuiciosas, disgustadas y asustadas de la gente”, escribió el ex canterano del Milan a su terapeuta y a un grupo de amigos.
En otro pasaje de la nota, habló de la discriminación y el odio del que fue víctima: “Hace unos meses logré encontrar un trabajo que tuve que dejar porque demasiadas personas, principalmente ancianos, se negaban a ser atendidas por mí y, como si eso fuera poco, como si no me sintiera ya incómodo, también me señalaron como responsable por el hecho de que muchos jóvenes italianos (blancos) no podían encontrar trabajo”.
“Tras esta experiencia algo cambió dentro de mí: como si en mi cabeza se hubieran creado unos automatismos inconscientes y mediante los cuales apareciera en público, en una sociedad diferente a lo que realmente soy; como si tuviera vergüenza de ser negro, como si tuviera miedo de que me confundieran con un inmigrante, como si tuviera que demostrarle a la gente que no me conocían, que yo era como ellos, que era italiano, que yo era blanco. Lo cual, cuando estaba con mis amigos, me llevó a hacer bromas de mal gusto sobre negros e inmigrantes, incluso con aire estruendoso dije que era racista con los negros, como para afirmar, como para enfatizar que no soy yo”, reveló Visin.
En ese sentido, enfatizó: “Lo único que dominaba, sin embargo, lo único que era comprensible en mi forma de hacer las cosas era el miedo. El miedo al odio que veía en los ojos de la gente hacia los inmigrantes, el miedo al desprecio que sentía en la boca de la gente, incluso de mis familiares que constantemente melancólicos invocaban a Mussolini y llamaban ‘Capitán Salvini’”.
“Con estas crudas, amargas, tristes, a veces dramáticas palabras mías, no quiero suplicar compasión o dolor, sino solo recordarme que la incomodidad y el sufrimiento que estoy experimentando son una gota de agua en comparación con el océano de sufrimiento que están viviendo esas personas de marcada y vigorosa dignidad que prefieren morir antes que llevar una vida en la miseria y el infierno”, manifestó cerca del cierre.
Estas palabras fueron leídas este sábado en el funeral del joven de 20 años. El Benevento rindió homenaje a su figura con un sentido homenaje en su página web y lo propio hizo el Milan con un mensaje de condolencias en sus redes sociales.
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