La Champions League sigue siendo el trofeo ausente en las vitrinas del Manchester City. Pese a haber invertido cientos de millones de dólares en los últimos 15 años, el club aún no pudo conquistar el torneo europeo y este sábado estuvo más cerca que nunca, al perder la gran final ante el Chelsea en Oporto, Portugal, y dejar pasar una chance única en su historia. Si bien es cierto que el entrenador Pep Guardiola es uno de los grandes responsables de que el equipo haya llegado hasta esta instancia, tras la caída 1 a 0 la prensa lo señaló como culpable de la derrota.
Diez años después de su último título en la Champions League, cuando dirigía al Barcelona, el entrenador era favorito para reconquistar el gran torneo europeo, pero la noche no siguió el guion previsto. De entrada, el catalán sorprendió modificando el esquema táctico con el que tanto había hecho sufrir al París Saint-Germain en semifinales y optó por prescindir de un volante central natural como Fernandinho o Rodri.
El resultado fue que su equipo se vio superado por el Chelsea de Thomas Tuchel, quien sí optó por una formación habitual y decidió no hacer innovaciones de última hora. Por eso, este domingo los principales medios británicos lo atizaron.
“Pep Guardiola cruzó la estrecha frontera entre ser un genio y la locura, y decidió que una final de la Champions League era el momento adecuado para hacer uno de sus experimentos de profesor loco”, estimó este domingo el tabloide The Sun. “El gran alquimista del Manchester City acabó creando solo una bomba fétida, con un City sin un centro del campo defensivo ni un delantero centro nato”, sentenció.
Para The Guardian, Guardiola “inventó una nueva manera de perder para sondear nuevas profundidades de su frustración”, y agregó en el artículo que el equipo “empezó sin pivote ni centrodelantero reconocido y le costó implementar su plan de juego”.
Por su parte, el diagnóstico de la BBC también fue duro: “No puede reducir su responsabilidad después de haber diseñado una táctica que se ha hundido. Sorprendentemente decidió no utilizar ni a Rodri ni a Fernandinho como volantes defensivos, dejando al City con un planteamiento de juego confuso”. Pero pocos fueron tan críticos como The Independent: “Muchos de los futbolistas no comprendieron qué hacer sobre el terreno de juego”.
“La decisión de Guardiola de empezar sin Fernandinho rozó la arrogancia, como si creyera que podría superar al bien organizado y decidido Chelsea de Tuchel sin un recuperador de balones. El City echó mucho de menos al brasileño organizando y patrullando esa zona. Kanté se limitó a tomar el control y cuando Guardiola introdujo a Fernandinho al cabo de una hora, el Chelsea ya iba por delante”, explicó The Times, también crítico del diseño original del técnico español.
También fue lapidario el Daily Mail en uno de sus artículo, en el que también apuntó por el armado de la formación: “Pareció excesivamente insensato incluso para un entrenador tan comprometido con la estética del juego. Cuando uno se enfrenta al Chelsa, construido por Tuchel para contraatacar a gran velocidad y explotar los espacios, el once de Guardiola rozó lo ridículamente imprudente”.
La prensa británica fue por lo tanto dura contra Guardiola, entre la incomprensión y la perplejidad por cómo el City dejó escapar una Champions que parecía reservada para ese club, que sigue sin ganar el título europeo. Además, en el gol del elenco londinense, su planteamiento quedó al descubierto, porque los espacios que quedaron libres permitieron que el balón llegara limpio a Kai Havertz, quien se fue mano a mano y no perdonó ante el brasileño Ederson.
“Podríamos haberlo hecho mejor en la primera parte. Pero era el Chelsea, es difícil hacerles ocasiones. Estoy triste, pero no tengo mucho de lo que culparme”, dijo Pep tras la final. Como entrenador, hizo campeón de Europa al Barça de Lionel Messi en 2009 y 2011, pero desde entonces la Orejona le es esquiva. No la ganó ni con el Bayern Múnich (2013-2016) ni con el Manchester City (desde 2016), pese a los enormes recursos económicos puestos a su disposición.
Esta campaña, el técnico comenzó con dudas, pero desde diciembre pareció encontrar la fórmula y así ganó esta temporada la Premier League y la Copa de la Liga inglesa. “La única diferencia (entre el inicio de temporada fallido y la continuación) es que corremos menos. Corríamos demasiado”, analizó en enero, aunque luego perdió en sus dos duelos contra el Chelsea de Tuchel. Tal vez fueron esas derrotas las que lo llevaron a improvisar con İlkay Gündogan en el mediocampo, para intentar sorprender a un cuadro londinense que se vio totalmente beneficiado por esa decisión suya.
Su contrato actual con el Manchester City dura hasta 2023, por lo que teóricamente tendría hasta entonces dos oportunidades más para tratar de hacer al club campeón de Europa, la gran obsesión de los propietarios emiratíes desde su llegada en 2008.
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