El 25 de enero de este año el Chelsea anunció que Frank Lampard dejaba de ser el entrenador del primer equipo, luego de haber estado una temporada y media al frente del club. Días después, la dirigencia comunicó la llegada de Thomas Tuchel, que había sido despedido del París Saint-Germain (PSG). Cuatro meses más tarde, el elenco londinense se coronó rey de Europa. ¿Qué fue lo que sucedió?
Herencia millonaria
Lampard fue contratado como técnico del Chelsea para la temporada 2019/20, tras la salida de Maurizio Sarri, quien venía de conquistar la Europa League 2018/19. La tarea del ídolo era compleja, ya que si bien heredaba a un plantel campeón, la institución se había visto imposibilitada de fichar jugadores debido a un castigo de la UEFA, y por lo tanto debía arreglarse con lo que tenía. Pero no sólo eso, además debía emparchar las salidas del brasileño Willian, su compatriota David Luiz, el argentino Gonzalo Higuaín, quien debía regresar al Milan, y la gran estrella Eden Hazard, quien fue vendido por más de USD 100 millones al Real Madrid.
Pese a solo contar con una breve pero positiva experiencia al frente del Derby County de la segunda división inglesa, el ex centrocampista de los Blues logró una labor más que satisfactoria con este panorama y gracias a la inclusión en el primer equipo de jóvenes talentos como Christian Pulisic, Tammy Abraham, Mason Mount, Callum Hudson-Odoi y Reece James, el equipo acabó cuarto en la Premier League y se clasificó a la Champions.
Ahora sí, con la sanción en el pasado y la billetera caliente, producto del ahorro por no haber podido comprar refuerzos, en el mercado de pases previo al inicio de la campaña 2020/21 el ruso Roman Abramovich, dueño del elenco londinense, pisó fuerte en el mercado. Así, en un abrir y cerrar de ojos el Chelsea contrató a Kai Havertz (97,5 millones), de 21 años proveniente del Bayer Leverkusen, Timo Werner (USD 64,6 millones), de 24 años del RB Leipzig, Ben Chiwell (USD 61,2 millones), de 23 años del Leicester City, Hakim Ziyech (USD 48,7 millones), 27 años del Ajax, al arquero Edouard Mendy (USD 29,2 millones), del Rennes, y el experimentado Thiago Silva (libre), del PSG.
Con este panorama, Lampard solamente debía ensamblar las nuevas piezas para conformar un megaequipo que volviera a convertir al club en una potencia europea. Pero esta responsabilidad fue demasiado grande para el inglés, quien en enero de 2021, cuando el conjunto marchaba noveno en la Premier League y pese a que se había clasificado a los octavos de final de la Champions primero en su grupo, fue despojado de su cargo.
“Esta ha sido una difícil decisión, una que el dueño de la institución y la Junta no han tomado a la ligera”, anunció el escrito publicado en la página web del Chelsea al informar que Lampard dejaba de ser el técnico. Apenas un par de días después, se confirmó que su reemplazante sería nada menos que Thomas Tuchel.
Cambio táctico
El alemán que se había destacado al frente del Borussia Dortmund y del PSG, con el que había llegado incluso a la final de las Champions League pasada, se encontró con la carta de despido en sus manos en diciembre de 2020 por parte del cuadro francés y un puñado de semanas después aterrizó en Stamford Bridge para pararse al frente de un equipo repleto de jóvenes con mucho talento y hambre de gloria, en un club sediento de títulos.
Su primera presentación fue un pálido 0-0 ante el Wolverhampton, en donde apostó por el 4-3-3 que sus jugadores venían utilizando con Lampard. Pero a pesar de no haber convertido y de haber generado pocas situaciones de gol, hubo un dato que marcó cuál iba a ser el camino: en el primer tiempo el equipo dio 433 pases, récord absoluto para la liga inglesa desde que la compañía Opta registra esta estadística.
En su siguiente encuentro, el 31 de enero, se animó a plantar por primera vez el esquema que finalmente adoptaría: 3-4-2-1, con el que le ganó 2-0 al Burnley. Rüdiger, Thiago Silva y Azpilicueta se asentaron como centrales, hubo esa noche un doble timón conformado por Jorginho y Kovacic en el medio (N’Golo Kanté estaba lesionado) y así le dio mayor libertad para la explosión a Werner y Havertz
Si bien con el correr de las fechas los nombres fueron variando, el estilo no se modificó. El Chelsea adoptó la posesión del balón rápida como principal arma de seducción y a la rebeldía de sus puntas como mayor arma de fuego. Eso, sumado a una presión alta y a la ausencia de posiciones fijas de varios jugadores, hizo de su equipo un elenco dinámico, voraz e impredecible para sus oponentes.
Ensamblaje definitivo
Con el correr de las semanas, cada pieza encontró su lugar y eso le permitió al técnico prescindir de un equipo de memoria. Así, fue Werner el que se ubicó como un centrodelantero moderno -no fijo-, pero a veces ese rol lo asumieron Havertz, Pulisic o Abraham, e incluso hasta Olivier Giroud, más relegado por sus características, pero clave cuando el equipo necesitaba sumar peso en el área rival para desgastar a los centrales contrarios.
En el medio, fue Kanté al volver de su lesión quien se convirtió en una pieza fundamental. Su capacidad para quitar el balón en zonas vitales y para comandar contragolpes les permitió a sus compañeros moverse con más espacios y tener tiempo para desmarcarse o arrastrar marcas. Casi siempre acompañado por Jorginho, silencioso administrador del juego, tiempista para cubrir espaldas y clave en los momentos más calientes, el francés volvió a recuperar el gran nivel que había mostrado en 2018 y parte del 2019.
En el ataque, Christian Pulisic, Kai Havertz y Mason Mount entendieron que debían tomar el papel de rebeldes y rápidamente lograron crear un triángulo de juego vertical y siempre letal. Con el orden justo para generar desorden, esta trinidad sin posiciones fijas, que se mueve a gusto y piacere por el frente de ataque, es la responsable de la dinámica del equipo y de generar un dolor de cabeza a los mediocampistas contrarios, quienes muchas veces terminan trastabillando en su desconcierto por no saber en dónde colocarse para evitar que algunos de ellos rompa las líneas por sorpresa y en velocidad.
De esta manera, el alemán logró algo que había anticipado en 2016, cuando se desempeñaba al frente del Borussia Dortmund: “El futuro es jugar con seis atacantes”. En ese entonces, detalló lo que hoy se ve a diario en Stamford Bridge: “Si los volantes saben cuándo mantener la posición frente al área rival y cuándo abandonarla para sumarse al ataque, entonces atacar con seis es posible. Yo aspiro a eso porque la gente paga para entretenerse, para ver ocasiones, desbordes, desequilibrios”.
Solidez defensiva
19 vallas invictas en 30 partidos. Más allá de que el juego ofensivo se lleve todos los flashes del Chelsea, otro de los grandes méritos de Tuchel es el trabajo en el arco propio. Es aquí en donde el nombre propio de Mendy destaca por sí solo. El ex arquero del Rennes llegó para pelearle el puesto a Kepa, quien con sus errores en el puesto había puesto en duda su capacidad, y el francés nacionalizado senegalés le arrebató la titularidad de inmediato.
Pero también hay que destacar cómo la presencia de Thiago Silva, de 36 años, le dio seguridad y experiencia a la línea de tres zagueros en la que suelen acompañarlo Rüdiger, César Azpilicueta o Andreas Christensen.
Racha
Las victorias llaman victorias y en un fútbol en donde los resultados mandan, más allá del juego y las ideas, los proyectos deben ser acompañados por triunfos. Desde su asunción, Tuchel estuvo 14 partidos invicto con el Chelsea y de esos encuentros ganó 10. Además, hasta el día de hoy suma apenas cinco derrotas en 30 presentaciones; la más dolorosa 1-0 ante el Leicester City en la final de la FA Cup. Pero lo más destacable es que entre sus víctimas favoritas está justamente el Manchester City: lo eliminó en semifinales de la FA Cup, lo superó 2-1 en el cierre de la Premier y le ganó la final de la Champions League.
Además, en la Premier terminó cuarto, cuando había aceptado el cargo con el equipo noveno, y logró así el boleto a la próxima Champions, donde defenderá el título el próximo curso. En el camino dejó nada menos que al Atlético de Madrid del Cholo Simeone, al Porto, al Real Madrid y al City, permitiéndoles a los Blues volver a ganar la Orejona a nueve años de la que ganó por primera vez en 2012.
Liderazgo
En el deporte ningún entrenador puede lograr que se lleve a cabo su plan si sus jugadores no están convencidos y es allí en donde los libros, las tácticas, los esquemas y el conocimiento se deja de lado para darle lugar al liderazgo.
“Entró y desde el primer minuto los jugadores sintieron una gran conexión con él”, comentó Mateo Kovacic esta semana en el sitio oficial del Chelsea al referirse a Tuchel, y agregó: “Desde el primer encuentro fue como si llevara dos años aquí, así que todo salió con bastante naturalidad y nos amoldamos bien a su forma de jugar, nos entendimos desde el primer día en el que llegó”.
Algo similar comentó en abril el joven Mount, una de las grandes promesas de Inglaterra: “Es difícil llegar en mitad de la temporada, pero ha tenido un gran impacto en los jugadores. Hemos sabido desde el primer día lo que quería y lo hemos aplicado en los partidos (...) Estamos trabajando duro en los entrenamientos y ya lo estamos demostrando. Somos un equipo sólido. Hemos rendido a gran nivel y tenemos que seguir así”.
Otro de los que reveló algunos detalles del método que utiliza el técnico es Ben Chilwell, quien estuvo ausente en el campo con el arribo del germano, pero luego empezó a sumar minutos. “Es un entrenador muy, muy exigente. Nos empuja todos los días. Si no estás en lo correcto, te lo dirá y si lo estás haciendo bien, te dará la confianza. Cuando tienes un DT que sabes que te dirá la verdad, es lo que quieres, porque sabes dónde necesitas mejorar, sabes lo que estás haciendo bien. El entrenamiento es realmente bueno y cuando entramos en los partidos nos sentimos frescos, nos sentimos en forma, porque el entrenamiento es tan intenso que cuando llegamos a las jornadas sabemos que estamos listos”, comentó en una conferencia de prensa a principio de mes.
Antes del choque contra el Atlético de Madrid por la Champions en cuartos de final, César Azpilicueta, otro de los pilares de Tuchel, había hablado con Mundo Deportivo y también destacó algunos puntos claves del técnico: “Presta mucho cuidado en mejorar el movimiento del futbolista y cómo atacar para castigar al rival”. Además, agregó: “Tiene la capacidad de analizar al detalle al equipo que tiene enfrente y por supuesto, nuestras necesidades. Al jugador de ataque tiende a darle libertad para que se exprese, para que genere oportunidades o espacios que le permitan afrontar cada jugada en las mejores condiciones”.
Pero no son solo los jugadores del Chelsea quienes halagan a Tuchel, sino que además hay varios futbolistas que trabajaron bajo sus órdenes y que lo desatacan, además de varios de sus colegas:
Pep Guardiola: “Thomas vive el fútbol. Tiene pasión y ganas de querer saberlo todo y mejorar. Está las 24 horas del día pensando en su equipo, los rivales y el fútbol en general. Me gusta eso de él. Tenemos la misma pasión por el juego”.
Pierre-Emerick Aubameyang: “Es uno de los mejores entrenadores que he tenido. No puedo negar su talento. Se podría decir que su estilo se parece un poco al de Guardiola, juegan con el mismo espíritu. Le gusta mantener el balón y avanzar’'.
Neymar: “Daría mi vida en el campo por Tuchel”.
Osumane Dembélé: “Es mi entrenador favorito”
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