Ian Nepomniachtchi, de 30 años y 1,75 de estatura, posee una figura maciza, la mirada pícara, el rostro ovalado, cachetes prominentes y una barba tupida; su cabello largo y azabache luce peinado con coleta como si se tratara de un luchador de sumo pero la rutina de su gimnasia es sólo para fortalecer su mente: juega al ajedrez desde los 4 años.
Nepo -como lo bautizaron sus colegas- gran maestro a los 17 años y bicampeón ruso -en 2010 y 2020-, acaba de consagrarse en el nuevo desafiador al título mundial en poder del noruego Magnus Carlsen, el Rey del ajedrez desde 2013.
Después de 400 días de improvisaciones, dislates organizativos y una pandemia mediante, junto a presiones políticas y comerciales, el ajedrecista ruso consiguió adjudicarse el torneo más largo de la historia de este juego: el Ciclo Candidatos en Ekaterimburgo, que comenzó el 17 de marzo de 2020 -fue suspendido el 26, a causa del Covid19-, se reanudó el 19 de abril de 2021 y finalizó el 27 de ese mismo mes.
“Sin dudas este ha sido uno de mis mayores hitos en mi carrera en el ajedrez, y quizás también en mi vida. Finalicé extenuado; no creo que quiera volver a jugar un torneo que se extienda más de un año. Ahora mi único deseo es descansar y dormir durante varios días”, dijo el campeón ruso, que recibió un cheque por u$s 48.000 dólares por su actuación, durante la ceremonia de cierre del certamen.
Consultado sobre su próxima preparación, si eran suficientes los seis meses que le restan para el duelo con Carlsen, contó: “Cuando dices medio año, piensas que es bastante tiempo pero en verdad nunca hay suficiente tiempo para prepararte. Aquí en Ekaterimburgo, el torneo tuvo un año de suspensión, y me preparé para cada una de las siete partidas que debía jugar, sin embargo al final comprobamos con mi equipo de analistas (los grandes maestros Potkin, Vitiugov, Khairullin y Leko) cuántas cosas se nos habían pasado por alto. Por eso no creo que tenga ni mucho tiempo para descansar ni para celebrar; empezaremos lentamente pero será casi de inmediato”.
El match previsto a 14 partidas, en el que estará en juego el título mundial de la FIDE (Federación Internacional de Ajedrez, según sus siglas francesas), se llevará a cabo entre el 24 de noviembre y el 16 de diciembre próximos, en la Expo Universal Dubái 2021(Emiratos Árabes Unidos), con 1.650.000 de euros en premios, de los cuales el 40% serán para el perdedor. En esa ocasión, el desafiador no podrá jugar bajo bandera rusa ni escuchar el himno de su país dada la sanción impuesta por la Agencia Mundial de Antidopaje (WADA, según sus siglas inglesas) tras el escándalo por encubrimiento de dopaje en atletas rusos, a los que se les impide participar en competiciones olímpicas o campeonatos mundiales representando a su país, y de organizar eventos de clase mundial hasta fines de 2022. Aunque el ajedrez aún no es considerado un deporte olímpico tiene el reconocimiento del COI; por esa razón la sanción alcanzará la cita mundial.
“Es preocupante, una verdadera pena que no pueda utilizar la bandera y escuchar el himno de mi país en la inauguración y el cierre del Mundial; lo lamento mucho. Ojalá le encontremos una solución a ese tema”, señalo Nepomniachtchi, actual número 4 del ranking mundial con 2792 puntos y a 55 unidades del líder, Magnus Carlsen.
El ajedrez arrastra una frondosa tradición en la cultura rusa desde los tiempos del Imperio y los Zares, lo fue durante la era soviética y continuó desde la instauración de la república; el juego ha sido un complemento más del accionar diplomático asociando su liderazgo y dominio con una actividad ligada a la habilidad y destreza para resolver problemas.
“Hubo un tiempo en el que había clases de ajedrez en todas las escuelas de las distintas regiones de este país; sería genial y agradable revivir esa tradición. El ajedrez es el deporte más intelectual y durante décadas hemos tomado las posiciones de vanguardia en la competencias internacionales, por eso, reconquistar el título mundial debería ser una de las grandes prioridades del deporte ruso”, señaló el presidente Vladimir Putin durante el Campeonato Mundial en Sochi, en 2014. A casi siete años de ese llamamiento, el mandatario ruso parece dispuesto a no escatimar esfuerzos para cumplir su promesa, pero ahora con un agregado más: posar en la foto jugando una partida de ajedrez junto a un campeón mundial ruso; la mejor imagen para enlazar su figura y la de Rusia como símbolos de gran inteligencia.
Ya se sabe que al primer mandatario le gusta exhibirse practicando deportes con gran desgaste físico, pero es consciente que desde la desintegración de la URSS, su país perdió el dominio y protagonismo en una actividad que es tan popular como el fútbol. Entre 1948 y 1998 todos los campeones mundiales fueron de origen soviético o ruso, salvo el período de tres años (1972-1975) en los que reinó el norteamericano Bobby Fischer. Y entre 1952 y 2002 los equipos de la URSS y Rusia ganaron todas las olimpíadas de ajedrez, a excepción de 1978 (disputada en Buenos Aires) que triunfó Hungría. Hace 20 años que Rusia no gana una Olimpíada y su último campeón mundial fue Vladimir Kramnik, hace 15 años, en 2006. Ya es hora de poner la casa en orden.
Por eso, al igual que sucediera en 2016 cuando Sergey Karjakin desafió al noruego Carlsen por el título mundial en Nueva York, toda una ingeniería logística acompaño la preparación del maestro ruso, bautizado por entonces “El Ministro de Defensa”. Su preparación incluyó alojamiento en hoteles de cinco estrellas en el Golfo Pérsico para él y su equipo de analistas, y la compra del más moderno y potente herramental informático para su entrenamiento. También, el auspicio de match estuvo a cargo de Phosagro (una empresa rusa de fertilizantes, cuyo dueño Andrei Guriev es amigo personal de Putin). Karjakin estuvo a un paso de la hazaña, igualó el match 6 a 6, pero cayó en el desempate en partidas con ritmo rápido. Ahora será el tiempo de Ian Nepomniachtchi; un nuevo soldado, mimado por el poder ruso, el encargado de recuperar la vieja gloria. Su mejor carta de presentación es el As que guarda bajo la manga: él es el único ajedrecista del mundo con score favorable ante Carlsen: tras 11 partidas clásicas, le ganó 4, empató 6 y perdió sólo una. Esa virtud también lo acompaña frente a otros campeones: tiene balance favorable ante Kramnik (lo aventaja en un juego, +1), Anand (+1), Karpov (+2) y Kasparov (+1).
“No creo que todo lo que se está hablando sobre la necesidad de recuperar la corona mundial para Rusia sea para mí una presión, creo más bien que se trata de una gran responsabilidad y un enorme desafío”, dijo el aspirante al título mundial de ajedrez.
Ian, nacido el 14 de julio de 1990, en Briansk (a 380Km de Moscú) descubrió el ajedrez a los 4 años; su abuelo Boris Iosifovich Nepomniachtchi y su tío, Igor, le enseñaron los rudimentos del juego. Más tarde tuvo por entrenadores a Valentín Evdokimenko, Valery Zilbershtein y Sergei Yanovsky. Antes de los 10 años, el pequeño Nepo era considerado uno de los tres mejores jugadores infantiles de Rusia. A los 7 años tenía la fuerza de un jugador de 1ª categoría; en 2000 ganó el campeonato europeo Sub10; y, en 2002, el europeo y Mundial Sub12 (relegando a Carlsen al 3° puesto). Si bien, Nepo y Carlsen son contemporáneos (nacieron en 1990), y recorrieron juntos las competencias de menores, el ruso fue claramente superior al noruego.
Aunque en el paso de la adolescencia a la juventud, el nombre de Ian Nepomniachtchi figuró en varios podios de las grandes competencias: La Premier League en Tomsk (en 2006), Wijk Aan Zee (2007), Open Aeroflot y Dortmund (2008), los campeonatos europeo y ruso (de Rijeka y Moscú, en 2010), los logros no opacaron las críticas; se lo tildó de ser un jugador volátil sin espíritu de lucha para desafiar los contratiempos; se lo acusaba de no tomarse el ajedrez en serio y dedicar muchas horas a los vídeos juegos; su gran adicción.
“Es verdad, antes solía decir que era un jugador profesional pero no trabaja como tal; comencé a tomar al ajedrez en serio hace aproximadamente dos años, pero eso no quita que siga disfrutando de los vídeos: Defense of the Ancientes (DotA) y Hearthstone, son mis favoritos”, contó el flamante ganador del ciclo de Candidatos, amante de las cábalas y ex estudiante universitario que abandonó la carrera de periodismo.
Hace dos años, en 2019, que el ruso Nepo, de religión judía, exhibió sus credenciales de serio aspirante cuando en Jerusalén se adjudicó el Grand Prix de la FIDE; allí consiguió la plaza para participar en el Candidatura y desde entonces ocupó un lugar en el Top Ten del ranking de este juego.
Aunque en el ajedrez, como en otros deportes sucede que cada jugador arrastra su “bestia negra” o “paternidad”, existen varios ejemplos que a la hora de las grandes definiciones los antecedentes no cuentan; le pasó a Alexander Alekhine, que nunca antes había vencido a Capablanca y logró quitarle el título en Buenos Aires, con 6 victorias, y también a Bobby Fischer que le ganó 7 partidas a Spassky en el Mundial de 1972, aunque en sus cinco enfrentamientos anteriores jamás lo había derrotado. Ahora, en noviembre próximo, Nepo y Carlsen se verán las caras nuevamente; el score favorece al ruso por 4 a 1. Lo derrotó en el Campeonato Europeo Sub12, en España, en 2002, y el mismo año en Mundial Sub 12, en Grecia. La 3ª victoria fue en el torneo Tata Steel, en Holanda, en 2011, y la última en el Clásico de Londres, en 2017. Carlsen ganó el último enfrentamiento en el Torneo de Zagreb, en 2019.
Tener score favorable frente al número uno del mundo fue uno de los temas de consulta permanente durante la conferencia de prensa tras el cierre del certamen en Ekaterimburgo. Con su sonrisa permanente, acompañada con ojos de asombro y lengua irónica, Nepo respondió: “El por qué es muy sencillo; evidentemente le gané más partidas que las que perdí (risas)”.
“La primera vez que nos enfrentamos con Magnus fue en España en 2002; para mí era sólo un juego más, con un chico de Noruega que venía de un país sin tanta tradición con el ajedrez. Jugamos una partida pareja hasta que se desplomó y le gané”, recordó Nepomniachtchi sobre sus duelos infantiles con Carlsen. Y completó, “Luego nos vimos en el Mundial de ese año y compartimos el 1er lugar pero yo me impuse por mejor sistema de desempate. Luego él se fue alejando de los torneos juveniles; probablemente fue su mejor decisión (risas)”.
Y sobre la amistad entre los ajedrecistas, el ruso Nepo se atrevió a marcar la cancha. “Nos conocemos desde hace 20 años, incluso fui alguna vez su asistente en un torneo en Londres (2012) y en el Mundial contra Anand (en 2014). Es cierto que es una persona agradable, tenemos una relación muy buena pero no somos amigos. Ya sabes que aquí no puedes tener amigo sobre el tablero, y mucho menos ahora donde habrá una guerra no declarada (risas)”
Por su parte el campeón, el noruego Carlsen es el gran rival a vencer por todos; desde hace una década es el mejor del mundo, y tras ganar el Mundial en 2013 frente al indio Anand, defendió exitosamente la corona ante Anand, en 2014, el ruso Karjakin, en 2016 y el norteamericano Fabiano Caruana, en 2018. No sólo es temible por la fuerza de su juego (entre julio de 2018 y octubre de 2020 estableció el record de 125 partidas sin conocer la derrota), sino que además ha ganado experiencia en duelos de uno contra uno.
Conocido el resultado final en Ekaterimburgo, en su cuenta de Twitter @MagnusCarlsen, con más de 500 mil seguidores, escribió: “¡Es tiempo de Dubai!”. Luego cuando fue consultado por el desenlace, el nombre del ganador y nuevo desafiador a su corona, el Rey Carlsen contó: “Al principio creí que entre el holandés Giri y el norteamericano Caruana estaría mi próximo rival por el título; me sorprendió un poco lo de Nepo. Pero él no dejará de ser un rival peligroso; su estilo de juego es agresivo y eso lo hace a veces vulnerable, por lo que creo que será un duelo emocionante”.
Garry Kasparov que tuvo por discípulo a Magnus en 2009, opinó sobre el match en Dubai.
“Magnus es el mejor jugador del mundo y dudo que corra riesgo ante Nepomniachtchi. Carlsen es aún un apasionado del juego; tiene la motivación de Bobby Fischer, para luchar y ganar, y la capacidad de usar todos los recursos como Karpov. Eso lo vuelve en una combinación mortal”, fue el pronosticó de Kasparov, mientras trabaja en el lanzamiento de un nuevo emprendimiento, el sitio Kasparovchess.com donde ofrecerá lecciones de ajedrez para todos los aficionados con los mejores ajedrecistas del mundo.
La visión de Kasparov es compartida, con matices, por los mejores ajedrecistas del ranking, y marca tendencia en la plataforma de apuestas deportivas “Unibet” (perteneciente al grupo Kindred auspiciante de la carrera del ajedrecista noruego). Allí Carlsen es favorito 72-28.
El norteamericano Fabiano Caruana, que finalizó 3° en el Candidatura y que cayó en 2018 ante Carlsen por el título mundial, dijo: “Me imagino un match disputado; Nepo demostró ser un jugador fuerte, no sólo en este torneo sino a lo largo de los últimos años. Será peligroso para Magnus”
El ruso Grischuk acotó: “las chances siempre son ilusorias, pero Nepo tiene las suyas; tal vez menor al 50% pero mucho más que el 0%”
El inglés Nigel Short comentó: “Sería un hombre valiente si me atreviera apostar en contra de Carlsen, sin embargo no creo que Nepo sea un oponente fácil como muchos aseguran”.
Por último Ian Nepomniachtchi, con su inseparable sonrisa, pragmatismo y sentido común, prefirió eludir las especulaciones, “aunque respeto todas las opiniones prefiero tener una perspectiva realista; yo no tengo la tendencia de degradarme a mí mismo. Mis posibilidades pueden ser más o menos del 50%. Por eso me aferraré a ese dicho: desea lo mejor y prepárate para lo peor”.
El ruso Ian Nepomniachtchi, el nuevo soldado de Putin; una jugada para recuperar la gloria y la memoria.
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