Esta semana el fútbol de China fue noticia debido a un hecho insólito y que tiene pocos antecedentes en el mundo. Es que el Zibo Cuju, equipo que milita en la segunda división, incluyó entre sus jugadores al hijo del dueño del equipo, quien sumó algunos minutos en el segundo tiempo. La imagen del joven con sobrepeso a punto de lanzar un tiro de esquina se volvió viral y dejó expuesta la impunidad con la que se manejan algunos inversores en el mudo del deporte.
Es que la institución recibió hace poco el fuerte respaldo económico de He Shihua, un multimillonario asiático de 35 años, quien se convirtió en socio mayoritario del club que ahora utiliza para satisfacer todos sus caprichos deportivos. Sin ir más lejos, este fin de semana obligó al entrenador Hongyi Huang a poner a su hijo. Pese a no tener el estado físico de un deportista profesional, con un peso de 126 kilos, el heredero de He Shihua se dio el lujo de saltar al campo de juego.
Ahora, se conoció el video que muestra cómo fue su desempeño. Como era de esperarse, su actuación fue lamentable. El número 7 saltó al campo de juego a los 74 minutos cuando el marcador estaba 1 a 1, punto vital para el conjunto que en cinco fechas apenas suma una unidad y está último en la tabla de posiciones.
La cuenta de Twitter TheRealALM realizó un compilado con todas sus intervenciones, en donde se denota su falta de concepto, estado físico, calidad y hasta compromiso. Parado en el centro del campo como si fuese un enganche, el joven Shihua buscó agilizar el juego del equipo con toques de primera, buscando que sus compañeros piquen al espacio, pero la mayoría de sus toques fueron imprecisos y terminaron en los pies de los rivales.
Además, nunca se molestó en intentar recuperar el esférico y se lo vio muy activo para dar indicaciones, para explicarle a sus compañeros cómo debían pararse o por donde debían correr, aunque su posición en el campo no variaba demasiado y sus trotes no servían demasiado.
Como si esto fuera poco, se hizo cargo de cada balón parado, y es válido señalar que los tiros de esquina sí estuvieron bien ejecutados, aunque en los tiros libres se le complicó y sus centros llovidos terminaron fura del campo. Lo que sorprende en las imágenes es cómo los futbolistas lo buscan constantemente, para que él sea el conductor de cada ataque, aunque sus errores permiten que los oponentes recuperen la pelota y elaboren los contragolpes.
Justamente, por una de sus malas entregas, el equipo visitante pudo armar una contra peligrosa y definió el 2 a 1 final. Las cosas no salieron bien y el Zibo Cuju, que marcha último en el torneo, volvió a perder. Después de cinco fechas disputadas, el conjunto acumula apenas un punto y solo ha marcado dos goles, por los 10 que ha recibido. Pero esto no es todo.
Lo más curioso es que una de las condiciones que puso He Shihua al comprar al club fue que él también fuese incluido en la plantilla. Así, su nombre aparece como integrante del plantel y es el poseedor de la casaca número 10, aunque rara vez salta al campo de juego. El 4 de mayo, debutó con el equipo al ingresar cuando restaban siete minutos para el final en el partido que estaba 0-0 ante el Sichuan Jiuniu, equipo propiedad del grupo City Football Group (poseedores también del Manchester City). Si bien no tocó la pelota, fue parte así del único empate que su cuadro pudo cosechar en el certamen hasta el momento.
Algunos medios locales informan que Shihua, propietario de la escuadra, suele participar de los entrenamientos y tiene una buena relación con el resto de los futbolistas, con quienes come y bromea. Además, entiende que sus minutos en el campo de juego serán escasos en la temporada y como sus conocimientos de fútbol son amplios (fue también dueño del Sichuan Huakun, campeón nacional) auguran un futuro glorioso para la institución que ahora marcha última en la segunda división de su país.
Su caso no es el único en el fútbol chino. El dueño del Shenhua, Zhu Jun, de la Superliga (primera división), jugó cinco minutos en un encuentro amistoso entre entre Shanghai Shenhua y el Liverpool en 2007, cuando lució la casaca 16. Sin embargo, nunca se había visto que un propietario sea también jugador del plantel profesional durante toda la temporada y además obligue al entrenador a poner a su hijo en el equipo.
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