Atlético Mineiro consiguió una importante victoria por 3 a 1 en condición de visitante ante América de Cali para liderar el Grupo H y sellar su boleto a los octavos de final de la Copa Libertadores. Sin embargo, lo futbolístico quedó en un segundo plano en esta ocasión.
El encuentro fue suspendido en reiteradas oportunidades producto de los gases lacrimógenos que ingresaron al estadio Romelio Martínez (mismo escenario en el que River vivió una situación similar en su duelo ante Junior de Barranquilla) a raíz de los incidentes que se produjeron en las inmediaciones entre la Policía y los manifestantes colombianos. Vale mencionar que el miércoles, las protestas demoraron una hora el inicio del duelo entre Atlético Nacional de Colombia y Nacional de Uruguay en la localidad de Pereira.
Debido a las fuertes molestias que generaron los gases en los futbolistas (no paraban de toser o de arderle los ojos), el encuentro debió ser suspendido unos minutos en diferentes momentos.
Ya el comienzo del juego se vio demorado por los gases que ingresaban desde el exterior del estadio. A los 11 minutos, la escena volvió a repetirse y los jugadores debieron hidratarse para poder sobrepasar los efectos de los gases.
Un cuarto de hora más tarde, distintos jugadores del combinado brasileño expusieron nuevamente la incomodidad de jugar el partido bajo esas situación, mientras los gases lacrimógenos otra vez invadían el césped: el duelo debió detenerse una vez más.
A los 38 de la primera parte, la situación llegó a un punto tal que ambos planteles se marcharon a los vestuarios porque los efectos de los gases eran cada vez más complejos para el físico de los jugadores. Hubo futbolistas de ambos lados con las remeras tapándose los ojos y también otros tantos arrojándose agua.
Retornaron más de seis minutos después y, luego de un diálogo con el árbitro uruguayo Andrés Cunha, se reanudó la acción con el reloj ya marcando 48 minutos. A raíz de estas detenciones, adicionó 11 minutos en esta etapa inicial, pero en medio de esa extensión del partido otra vez debieron frenarlo por los gases, contabilizando ya el quinto parate.
El pitazo de Cunha reanudó el juego, pero no la acción: los deportistas de América de Cali se quedaron tocando el balón entre ellos en la puerta del área sin la oposición de sus rivales. Un minuto más tarde, con el reloj de la primera etapa ya sobre los 61 minutos, el juez decretó el final de la parte inicial.
Mientras las dudas sobre el partido se posaban en el estadio, el entretiempo se demoró más de 25 minutos hasta que finalmente aparecieron todos los protagonistas sobre el césped.
Ya en la segunda etapa, la situación volvió a repetirse cerca de los 21 minutos: varios jugadores expusieron la incomodidad de jugar bajo ese contexto y pidieron detener el juego. Finalmente, agregó seis minutos para el cierre del encuentro, que tuvo en total una interrupción antes de empezar el partido, cinco más durante el juego y un extenso entretiempo.
“Jugar como lo hicimos es casi imposible y tenemos mucha desilusión por la situación que vive Colombia”, manifestó Jerson González, director técnico de América de Cali. Según los primeros informes revelados por la secretaría del Gobierno de Barranquilla, Jenifer Villarreal, los disturbios dejaron al menos cinco heridos.
En lo que respecta a lo estrictamente futbolístico, el conjunto brasileño se impuso gracias a los tantos de Hulk (asistencia del argentino Nacho Fernández), Guilherme Arana y el chileno Eduardo Vargas. Santiago Moreno había marcado la igualdad transitoria para los locales. Los brasileños, con 10 unidades, comandan las acciones en el Grupo H y a falta de dos jornadas sacaron su pasaje a los octavos de final. Los locales, con sólo una unidad, aparecen en el último lugar y dependen de un milagro para avanzar de ronda. Aunque vale aclarar que en caso de finalizar en el tercer puesto pasarán a los octavos de la Copa Sudamericana.
Ante este cuadro de situación que vive el país sudamericano, la Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales (Acolfutpro) emitió un comunicado solicitando que no ruede la pelota en el país hasta que mejore el panorama. “Solicitamos a la FCF (Federación Colombiana de Fútbol), a la Dimayor (División Mayor del Fútbol Colombiano) y a los clubes profesionales, que hasta tanto no se resuelva la actual situación de orden público que afecta a todo el país y pone en riesgo nuestra integridad, no se programen los partidos de las competencias en los torneos locales”, pidieron tras una reunión entre los capitanes de los distintos equipos.
“Como ciudadanos, antes que futbolistas, queremos manifestar nuestro total apoyo al clamor expresado por el pueblo colombiano en su protesta y nos unimos a esas voces que piden un país más justo, equitativo e incluso, en el que se nos garanticen a todos, sin distinción, las condiciones mínimas para vivir con dignidad”, manifestaron.
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