El fútbol mexicano está repleto de historias de todo tipo de calibre. Desde relatos inspiradores y alegres, hasta los más trágicos e insólitos, la liga mexicana puede contar cientos de anécdotas en distintas latitudes del país. Entre ellas, una de las más increíbles fue la que le ocurrió al delantero multicampeón con Cruz Azul, Octavio “El Centavo” Muciño.
Para entender la magnitud de la tragedia, es necesario comentar que Muciño fue el delantero estrella de la Máquina entre 1969 y 1973, época en la que Cruz Azul levantó tres títulos de liga, uno con goleada incluida al América en la final de 1972, donde “El Centavo” fue autor de dos de los cuatro goles.
Con una importante trayectoria detrás con apenas 24 años, Octavio fue fichado por las Chivas de Guadalajara como esperanza para relevar a otra leyenda como Jorge “El Cabo” Valdivia, pero lamentablemente para todos los involucrados, la vida de Muciño fue arrebatada a las afueras del famoso restaurante de la época “Carlos O’Willys”.
El suceso que marcó la zona y el restaurante ocurrió un 31 de mayo de 1974, cuando alrededor de las 11 de la noche llegaron Octavio y tres amigos, entre los que se encontraba Jesús Prado, ex compañero en Cruz Azul recién transferido a la Universidad de Guadalajara. Los cuatro fueron en compañía de sus parejas con la intención de pasar una noche tranquila.
Para mala fortuna de Muciño, en una mesa conjunta se encontraba el arquitecto Jaime Muldoon Barreto, hijo de una acaudalada familia en la ciudad y supuesto aficionado del Atlas. De acuerdo con la información publicada por el rotativo “Deporte Color” en esa semana, Muldoon soltó unas palabras que no sentaron bien en la mesa del seleccionado nacional y el conflicto comenzó.
Los protagonistas se hicieron de palabras, llegaron a los empujones y aunque fueron separados momentáneamente, la rabia del arquitecto llegó al punto de abandonar el restaurante rumbo a su auto en busca de una pistola calibre 25. Sin saberlo, “El Centavo” fue detrás para intentar hacer las paces, pero en cambio recibió dos disparos. Uno de ellos impactó su cabeza y ya tendido en el suelo recibió los otros dos en el pecho y hombro.
Tras llamar a la Cruz Verde y efectuar una traqueotomía, fue trasladado al hospital México-Norteamericano. El parte médico difundido por el medio citado y firmado por el neurocirujano Salvador González Cornejo mencionó:
“Comunicamos el estado del señor Octavio Muciño, que presenta un traumatismo craneoencefálico severo por proyectil de arma de fuego en la región parieto-occipital izquierda y laceración amplia del hemisferio cerebeloso izquierdo, con hematoma intra-cerebeloso y contusión tronco cerebral. Presentó además otra herida por proyectil de arma de fuego en la región toráxica superior derecha con contusión dorsal sin causar fractura. El paciente se encuentra en estado de coma y el pronóstico es bastante reservado”.
El delantero de las Chivas falleció el 3 de junio y el agresor no fue capturado. De acuerdo con el periodista Antonio Moreno, el joven asesino “niño bien” huyó a Europa donde no pudiera ser extraditado y no se le vio de nueva cuenta por estos lares, en una nota publicada por Mediotiempo.
El sismo fue total en la ciudad de Guadalajara y en la capital, pues se trataba del nuevo delantero estrella de las Chivas y referente de la selección mexicana junto a Enrique Borja, quien había sido brutalmente atacado. Reportes posteriores indicaron que el restaurante también recibió agresiones e intentos de incendio.
El funeral estuvo repleto por aficionados, principalmente de Cruz Azul en la Ciudad Cooperativa de Jasso Hidalgo, los medios se llenaron de información al respecto y las autoridades no pudieron continuar con las investigaciones por supuestas influencias familiares del arquitecto Muldoon Barreto.
Para hacer todavía más trágico el final de Octavio “El Centavo” Muciño, toda esta situación se pudo haber evitado si la selección mexicana hubiera obtenido su pase al mundial de Alemania 1974, pues la justa estaba a días de comenzar y Octavio era relevo y compañero predilecto de Enrique Borja en la punta azteca.
El pésimo torneo de clasificación de Concacaf, en el que por cierto Muciño marcó cuatro goles, vio cómo México empató contra Guatemala y Honduras en el hexagonal final, por lo que perdieron el único boleto de la zona a manos de Haití, quienes hicieron dos puntos más que los aztecas.
“El Centavo” falleció con 24 años y 54 goles anotados en su carrera profesional, se fue como ídolo de Cruz Azul y como la promesa encargada de retomar el protagonismo de las Chivas de Guadalajara en el torneo, pero el destino le puso un trágico final en su vida.
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