Así como la industria del entretenimiento mexicano cambió con la aparición de Emilio Azcárraga Vidaurreta a comienzos del siglo XX, la industria del deporte en el país dio un giro radical cuando Azcárraga Milmo, “el Tigre”, comenzó a relevar a su padre en algunos escenarios.
Debido a que Vidaurreta nunca fue un devoto de los eventos deportivos para su empresa, el encargado de apuntalar el camino a las canchas fue su hijo Milmo, quien vio cómo la transmisión del Campeonato Panamericano de Fútbol concluyó como un rotundo éxito para Telesistema Mexicano en 1956.
Antes de que la empresa que fundó su padre se convirtiera en Televisa, “El Tigre” se puso entre ceja y ceja la Copa del Mundo, acorde a la ambición que le hizo ganarse un nombre de respeto internacionalmente, pero para conseguirlo, primero tenía que involucrarse en el mundo del fútbol.
La forma de adherirse al negoció del balón fue con la compra de un equipo capitalino, uno que le hiciera frente al equipo ganador del pueblo, que eran las Chivas de Guadalajara, y convertirlo en el antagonista perfecto para el mundo del entretenimiento deportivo. En junio de 1959 adquiere de manera oficial al Club América y comienza la inclusión de la familia Azcárraga en el fútbol mexicano.
El primer paso para conseguir la sede del mundial estaba dado, pero el camino por recorrer todavía era extenso, por lo que decidió solicitar una mano extra que supiera del negocio. En 1961 contrató a Guillermo Cañedo de la Bárcena como presidente del club, quien había triunfado en el Zacatepec previamente y que acababa de ser elegido como presidente de la Federación Mexicana de Fútbol.
Con este personaje como mano derecha comenzaron las conversaciones para la candidatura de México rumbo a la Copa del Mundo de 1970, por lo que uno de los primeros pasos fue la creación de la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Fútbol (Concacaf). Esto le abrió las puertas a Cañedo de la Bárcena para ser vicepresidente de la FIFA en 1962 y estar mucho más cerca del objetivo.
Otro de los pasos vitales que dio Azcárraga Milmo para conseguir el Mundial de México 1970 fue la creación, bajo la recomendación de Guillermo Cañedo, de un estadio de grandes magnitudes. Por ello, en 1962 comienza la construcción del Estadio Azteca a cargo del reconocido arquitecto mexicano, Pedro Ramírez Vázquez.
Debido a la obra de magnitudes insospechadas, la fórmula para construir el inmueble fue mediante la creación de la empresa Fútbol del Distrito Federal, que incluyó a los propietarios del Atlante, Fernando González y del Necaxa, Julio Orvañanos, quienes fueron los equipos locales de estadio durante varias décadas junto al América.
Con las bases bien cimentadas y apostando fuerte por la consecución de la Copa del Mundo, el momento cumbre se dio en 1964, cuando en un congreso de la FIFA celebrado en Tokio, Guillermo Cañedo presentó la maqueta del Estadio Azteca, insignia de la candidatura mexicana y que sirvió para inclinar la balanza sobre Argentina en las votaciones.
Mientras que el plan de Emilio Azcárraga Milmo por conseguir la sede del mundial iba bien encaminada bajo la supervisión de Guillermo Cañedo de la Bárcena, a la par continuó con el relevo de su padre al mando de Telesistema Mexicano, por lo que cuando se hizo oficial la sede de los Juegos Olímpicos de 1968 y del Mundial de Fútbol, el siguiente punto fue la infraestructura para transmitir esos eventos.
Ya dentro del terreno de la dinastía Azcárraga en las telecomunicaciones, el paso demoledor en la historia de los deportes se dio cuando Telesistema Mexicano distribuyó por primera vez vía satélite los dos eventos mundiales a color.
Con el objetivo cumplido respecto a la sede de la Copa del Mundo, “El Tigre” Azcárraga continuó su gestión sobre el fútbol mexicano y convirtió al América en un equipo protagonista, con estrellas en su plantilla para llamar a las masas y de esta forma extender el éxito del entretenimiento televisivo al mundo del fútbol.
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