Cada noche que pisa una cancha de básquet con la camiseta de los Denver Nuggets deja lo mejor de sí en busca de la victoria. Está en la carrera por el jugador más valioso de la temporada con Joel Embiid de los Philadelfia 76ers y Stephen Curry de los Golden State Warriors. La figura de Nikola Jokic es enorme para Serbia y poco a poco va generando su legado a nivel mundial gracias a su estereotipo pasador a la hora de jugar como pivot.
Pero durante su infancia en Sombor, ciudad en el norte de su país natal, los ojos de Nikola no estaban apuntando a la pelota naranja. “Era todo sobre los caballos”, reveló en la primera oración de su carta en The Players Tribune. Las carreras de caballos siempre fueron la verdadera pasión de Jokic quien compitió en varias ocasiones y hasta resaltó que logró un tercer puesto del cual todavía está orgulloso.
“La NBA se transmitía a las 4 de la mañana en Serbia y Youtube apareció recién cuando tenía 15 años”, explicó el serbio sobre por qué nunca estuvo en sus planes el aterrizar en Estados Unidos para jugar profesionalmente. Sus primeros acercamientos al básquet fueron con los pases de Magic Johnson, el juego de poste de Hakeem Olajuwon y obviamente Michael Jordan por todo el talento que desplegaba con la camiseta de los Chicago Bulls.
Además, la influencia de sus dos hermanos también tuvo un rol importante para alejarlo lentamente de las carreras de caballos y acercarlo al baloncesto. “Tenía un pequeño aro en el apartamento de dos ambientes donde vivía toda mi familia. El vecino nos odiaba por nuestros gritos y el ruido del bote de la pelota”, contó Jokic recordando su infancia. Hasta que todo cambió cuando comenzó a practicar seriamente en un club de la ciudad, el Novi Sad.
“A diferencia de Estados Unidos, el deporte está separado del colegio. Entonces uno tiene que recurrir a clubes. Pero una vez por año había un torneo colegial y la única vez que me tocó jugarlo, lo gané”, rememoró Nikola. Aunque admitió que todavía estaba pasado de peso en esa época, dos partidos fueron suficientes para el KK Mega Basket se interesara en él para comenzar a jugar profesionalmente.
Al recordar su paso por la famosa Euroliga, el serbio se detuvo un momento a compararla con la NBA: “Europa y Estados Unidos juegan básquet muy distinto. En Europa los partidos terminaban 50-58 y era un buen encuentro. Acá ves algunos que pasan los 100 o 120 puntos. Si un equipo te anotaba 80 puntos la Euroliga, es una mala defensa. El arma principal es una buena defensa, después en ataque si estabas libre había que tirar aunque queden 20 segundos en el reloj”.
Pero no sólo diferenció el estilo de juego, sino que también se detuvo con los fans. “Jugué en Oakland, San Antonio, Oklahoma, Utah. Los Jazz tienen una muy buena afición. Pero en Europa es mucho más pasional. Es su vida, los hinchas viven para el equipo que los representa”, explicó el pivot, quien recordó cuando falló el tiro final para derrotar al Zvezda de visitante con todo el gimnasio abucheando en su contra para intentar desconcentrarlo.
Su gran nivel dentro de la cancha lo llevaron a que el Barcelona casi lo fichara, pero en realidad su futuro estaba en la liga más importante del mundo. “¿Estás durmiendo? ¡Te eligieron en el draft! ¿Cómo puede ser que estés durmiendo?”, gritó el hermano de Nikola por teléfono luego de que los Denver Nuggets lo seleccionaran en 2014 para reforzar a su plantel. Nuevamente, era la madrugada del país europeo y Jokic estaba durmiendo: “Recién festejé a la mañana siguiente”.
Aterrizó en Estados Unidos y él mismo admitió que de la nada todo era distinto. “Los vestuarios, las prácticas, los gimnasios. Tenemos como 10 entrenadores distintos, el estilo de juego es muy dinámico. Si sos grande y podés correr rápido, te va a ir bien en la liga. Igual lo mejor del viaje son los transportes: con Mega viajaba 10 horas en bus para un partido, acá es todo por avión y para mi físico es ideal”, relató el serbio en primera persona.
La pasión es algo que caracteriza a Nikola. Desde sus primeros tiros en su pequeño apartamento en Sombor a llegar a finales de conferencia frente a Los Ángeles Lakers en la temporada pasada. “Lo que nunca cambiará en mí es el amor por el deporte. Cuando un rival me agarra del brazo o me empuja, lo disfruto. Quiere decir que busca la victoria tanto como yo y me recuerda a Serbia. No quiero que el básquet se convierta en un simple trabajo. Es mejor que las carreras de caballos”, concluyó el pivot de los Denver Nuggets.
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