El Manchester City, que ya había ganado 2-1 en la ida, volvió a imponerse esta vez 2-0 al París Saint-Germain (PSG) este martes y se clasificó para la final de la Champions League, que será la primera en la historia del club inglés. El argelino Riyad Mahrez fue el autor de los dos goles que dieron el triunfo al cuadro local que se medirá el 25 de mayo en Estambul a Chelsea o Real Madrid.
Pero en este encuentro se dio algo especial. Es que el equipo de Mauricio Pochettino, que fue superado en el campo de juego, ganó en la posesión del balón con el 55,8% de la tenencia y 535 pases dados correctamente, mientras que el cuadro de Pep Guardiola logró conectar 417 toques.
Lo curioso, es que el ritmo del partido lo manejó el elenco inglés que en gran parte del encuentro, sobre todo antes de la expulsión de Ángel Di María, que dejó al PSG con diez hombres, prescindió de la posesión del esférico y sin embargo no sufrió en defensa por que el equipo parisino no pudo en 90 minutos acertar si quiera un tiro al arco de Ederson. Es más, fueron en total cinco los remates del conjunto francés y ninguno tuvo destino de gol, por lo que el arquero brasileño fue un espectador de lujo.
Por su parte, el City fue mucho más efectivo y con menos pases pateó en ocho ocasiones, dos de ellas terminaron en gol y tres fueron afuera. Esta estadística denota la efectividad del cuadro que jugará la final de la Champions League el 29 de mayo en Estambul.
A su vez, la información permite ver que el lateral izquierdo Oleksandr Zinchenko fue el jugador que más pases dio en el Manchester, con 67 toques, 17 de ellos dirigidos hacia İlkay Gündoğan, es decir, que su receptor predilecto estaba por delante suyo en el terreno de juego o a un costado, no atrás, por lo que esa búsqueda siempre tuvo un objetivo más ofensivo que defensivo.
Por su parte en el PSG fue Marco Verrati el centro del juego, con 81 pases dados, 24 a Neymar, lo que podría suponer por sus posiciones naturales que el juego estuvo inclinado hacia el arco de Ederson, pero no. El mapa de calor permite ver que la enorme mayoría de estas conexiones estuvieron a la altura de la mitad del terreno de juego y pegados a la banda izquierda. Incluso, si se observa solamente el complemento, estas búsquedas ocurrieron aún más cerca del arco de Keylor Navas, lo que expone las falencias ofensivas del equipo de Pochettino que obligaron al brasileño y al italiano a retroceder demasiado para tener contacto con el balón, debido a la presión del City.
Además, los otros dos jugadores del PSG a los que más veces les llegó la pelota fueron Presnel Kimpembe y Marquinhos, ambos centrales, con más de 70 intervenciones cada uno. Otro dato que enciende la alarma.
Todos estos datos ayudan a comprender que los dirigidos por Guardiola no son solamente expertos en la posesión del balón, aspecto en el que suelen superar a su rival incluso hasta en las derrotas, sino que además dominan a la perfección el arte de defender y presionar, ya que pese a haber dado menos pases, tuvieron más tiros y lograron que jugadores como Neymar entren en contacto con la pelota lejos de su área, en zona en la que el ex Barcelona no es peligroso.
Además, este partido sirve como ejemplo para mostrar que quien tenga la pelota no necesariamente es dueño del ritmo del juego ni de las acciones, porque el PSG dio 535 pases y no pateó al arco en 90 minutos, por lo que, pese a haberse adueñado del esférico no supo cómo usarlo para generar peligro.
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