Vito De Palma se ha transformado en un ícono del fútbol italiano para América Latina. Tras años comentando la Serie A para ESPN, el periodista que reside en la Argentina es ya una referencia para todos los fans del Calcio, pero su vida y su profesión exceden al deporte más popular del mundo.
En una extensa charla con Infobae, el italiano de 62 años habló de todo: desde sus inicios en el mundo del periodismo hasta cómo es que se enamoró de la Argentina, país en el que aterrizó en 1983 y en el que crió a dos de sus hijos.
-Sos la voz del Calcio en Argentina y en América Latina. Cuando uno piensa en la Serie A inmediatamente la asocia con vos. ¿Sos consciente de eso? ¿Cómo lo llevas?
-Me cuesta, la verdad que me cuesta un poquito. Primero hay que aclarar que acá la palabra ‘calcio’ está identificada con la Serie A, pero ‘calcio’ en italiano significa fútbol, entonces cuando por ejemplo mi colega Jorge Barril me dice calciólogo es como casi un todólogo. Porque para nosotros (los italianos) el calcio no es significativo solo de nuestro campeonato, sino también del fútbol en general, pero bueno... últimamente soy más consciente de todo esto. Es como que me estoy dando cuenta por las redes, por el contacto más directo. Quizás en ese sentido la pandemia tuvo que ver, porque yo antes vivía corriendo y al vivir corriendo no te das cuenta del impacto que puede tener tu trabajo, en cambio con la pandemia, con mucho más tiempo a disposición, con las redes como casi la única ventana al mundo exterior, ahí empecé a tomar conciencia. Justamente el otro día el embajador Giuseppe Manzo, que tuvo la cortesía de invitarme porque me quiso conocer, él es hincha del Napoli, me dijo: ‘Usted también es un embajador’. Y la verdad que me impactó que lo diga la máxima autoridad italiana acá en el país. Fue un impacto agradable, obviamente, pero me hizo caer un poco más sobre este tema.
-Justamente la otra pregunta que le iba a hacer es sobre su relación con las redes sociales, que tienen doble filo porque por un lado permiten el feedback con la gente y por otro lado una persona como vos que trabaja en televisión en vivo comete un error y de repente sos viral y hay memes tuyos.
-En la vida hay que saber tomar lo bueno y lo malo de todo. A mí me encanta comer bien, pero si comés demasiado engordás y te enfermás. Como toda cosa hay que encontrar la justa medida, pero no te escondo que el comienzo fue difícil... Porque esto de repente de leer 50, 60, 100 mensajes de insultos, a veces muy crueles, por más que vos sepas que son unos estúpidos o como uno les dice ‘leones del teclado’, no deja de amargarte de alguna manera tanta carga negativa. Al comienzo me costaba manejar eso, pero con el tiempo uno aprende, ahora a los leones los tengo casi todos bloqueados. Fui haciendo selección a lo largo de los años. También es verdad lo contrario, también se recibe muchísimo afecto. Inclusive en mi caso específico, sin conocer Colombia, Perú, Chile, Uruguay, Ecuador, Venezuela, recibo un afecto, un cariño de la gente que honestamente no sé de dónde viene, yo simplemente hago mi trabajo y trato de hacerlo lo mejor posible. La verdad es que es muy grato eso. Entonces si uno aprende a separar la paja del trigo, a no tomarse a mal cuando un inadaptado o un loquito te insulta, que ese insulto lo define a él y no a vos, con eso dejé de ser tan cabrón. Porque al comienzo era cabrón, les contestaba mal. Ahora los bloqueo y a otra cosa. Y la verdad que estoy muy satisfecho con las redes porque en lo profesional también, cuando uno está relatando comete errores, pero como decía mi viejo: ‘El que no trabaja, no erra’. Y bueno... que me lo señalen es bueno, me da la oportunidad de corregirme. Yo no soy orgulloso y lo agradezco, incluso los nombro al aire. Entonces se vuelve un instrumento extraordinario porque hay comunicación con la gente, se recibe el cariño y la verdad es que estoy muy satisfecho de mi relación con las redes.
-Hablando un poco de periodismo. En los canales de televisión, en las redacciones y en los medios en general, sucede algo similar de lo que pasa en un vestuario: hay convivencia de varias generaciones. En tu caso, tenés más de 60 años...
-62
-62... ¿Qué diferencia notás entre los hombres de tu edad y los más jóvenes a la hora de hacer periodismo?
-En realidad, el periodismo así es una definición muy amplia. Adentro hay diferentes estilos y maneras, vos sos un colega y lo sabrás mejor que yo. Por lo pronto hay diferentes profesiones porque una cosa es ser reportero y otra cosa diferente es ser relator o comentarista. Son vertientes diferentes, pero en general lo que noto es que los jóvenes se muestran sumamente respetuosos con los periodistas de mayor trayectoria y me parece que no explotan hasta las últimas consecuencias las enormes ventajas que ellos tienen con respecto a nosotros, por lo menos en los inicios. A vos te escucho muy joven también, sos más joven que yo, nosotros había un tiempo en el que estabas cubriendo un evento en el exterior y para poderte comunicar era una tragedia. Antes de la era de los celulares era muy complicado, había que dictar la nota, para la fotografía era un desastre. Las cosas han cambiado de manera radical con esto de la era digital, de Internet y todo eso. Y a mí me parece que no lo saben aprovechar, no saben gozar de esa ventaja porque deberían estar pasándonos por arriba realmente. En cambio ellos es como que aprecian el hecho de que nosotros hemos vivido tanto... aprecian con respecto a los veteranos, digamos. De la misma manera de como yo respeto a Quique Wolff, por ejemplo, que tiene 15 años más que yo. Yo le reconozco haber visto mucho más a Pelé, por ejemplo, saber quién era (Alfredo) Di Stefano. En esto del periodismo deportivo la memoria histórica tiene un valor fundamental, entonces nosotros que somos los veteranos de alguna manera representamos esa memoria histórica. Te quiero decir también que en la televisión, como en los medios, en los diarios y en todo el mundo, hay buenas personas y malas personas y hay maneras diferentes de llevarse. Pero eso es común a cualquier actividad humana. Yo prácticamente soy un monomedio porque al principio estuve en Clarín y después siempre en ESPN y la verdad que ESPN, para usar el ejemplo de vestuario que diste vos, es como estar en el Barcelona y entonces estás sentado al lado de Messi, de Iniesta, de Xavi, de Puyol, de Piqué... es como que es difícil no sentir admiración para quienes te rodean. Y más ahora que estamos todos juntos. Y la verdad que uno, humildemente, eh, porque yo no me creo el mejor ni lejos, yo gracias a Dios, por ser italiano, me siento cómodo en mi compacto del fútbol italiano. Pero la verdad que estoy rodeado de superprofesionales. Lo único que te puede despertar eso es admiración.
-Y en esto que comentás de que el periodismo es muy amplio, vos también tenés más de un rol porque comentás partidos pero también estás en los programas de debate. ¿Te gustan los programas de debate que ahora están ganando más espacio o preferís el análisis de un partido?
-Un programa puede ser de debate y de análisis, yo en los que más participé fue en Hablemos de Fútbol, ha sido a lo largo de 10 años mi programa, Donde yo estaba casi diariamente y era de análisis. Ahí yo me sentía súper cómodo, fuimos los primeros que empezamos a hacer análisis tácticos, los videos, la pantalla táctil, he tenido la suerte de trabajar con Marcelo Espina, que es un crack en la manera de trabajar, es un ex entrenador y jugador pero ha sabido interpretar el rol de periodista de manera extraordinaria y con humildad. Yo por una cuestión generacional y al ser extranjero, lo dije el día que me recibí, me tocó ser abanderado porque tenía el mejor promedio, ese día dije: ‘Quiero reconocerle algo a ustedes los argentinos, por todo lo que está pasando en Europa con respecto a la inmigración. Yo con el tema de ser italiano no sólo no me he visto perjudicado, sino que por el contrario, siento que he sido ayudado por el hecho de ser extranjero’. Y ése es un mérito enorme en el hecho de ser argentino, esa falta de xenofobia, esos brazos abiertos, como está en el Preámbulo de la Constitución: toda la gente de buena voluntad que quiera habitar el suelo argentino. Eso el argentino lo hace de verdad y yo lo valoro de manera enorme. Al mismo tiempo, no me siento tanto a opinar de política argentina porque no me parece justo, me parece que es aprovechar en demasía de la hospitalidad que han tenido para conmigo. Yo no voto, porque soy italiano, así que no me meto con la política y de alguna manera tampoco con el fútbol nacional. Yo soy hincha de Boca, lo sabe todo el mundo, pero no me gusta opinar porque por un lado inevitablemente el hincha le gana al imparcial y por el segundo lado, como que viviendo acá no me quiero meter en ese tipo de polémica, prefiero hablar en general del fútbol europeo, que por otra parte es mi especialidad.
-¿Hace cuánto vivís en la Argentina?
-Yo vine a la Argentina por primera vez en 1983.
-¿Por qué “la primera vez”? ¿No te quedaste ahí?
-Sí, me quedé a vivir. Vine de vacaciones porque mi padre estaba trabajando acá, él dirigía la escuela italiana Cristoforo Colombo, pero yo vine y como él tenía el calendario austral y yo el boreal no nos encontrábamos mucho. Yo ya era casado, con dos hijos, vine de vacaciones, y nos gustó mucho con mi esposa. Mi madre hizo todo lo posible para que me quedara en Italia, pero la verdad que también económicamente había mucha ventaja en ese momento. Yo vine en junio del ’83, justo se terminaba el gobierno militar y se votaba en octubre. Ganó Alfonsín y eso fue muy lindo, porque llegar y encontrar ese entusiasmo que se vivía en las calles por la vuelta de la democracia, la campaña electoral, todo eso. Yo fui a los dos actos, vivía a cinco cuadras del Obelisco y tenía un carnet de prensa italiano y con eso logré subir al Obelisco. Es una escalera de gato, es muy complicado subir, pero hay una ventanita arriba de todo, justo en dirección de la 9 de julio y se veía todo, hasta la autopista Ezeiza era un mar de gente. La verdad que en Italia nunca había visto tanta gente junta, entonces fue como todo una emoción que contribuyó a esa decisión de quedarme. Además, repito, en ese momento viniendo con pequeños capitales que habíamos podido ahorrar con mi esposa en Italia, acá pudimos comprar un departamento. Era todo muy barato teniendo moneda extranjera. Entonces también fue una decisión desde el punto de vista económico. Pero sobre todo fue encontrar un país que nos hizo sentir como en la Italia de cuando éramos niños. Una Italia más amistosa, más sincera, más de contención, aún hoy yo lo siento así. Si bien la Argentina hizo su recorrido e Italia el suyo en estos 30 y pico de años. Pero cuando viajo de Italia hacia acá, sigo sintiendo eso, me resulta más fácil comunicarme, hacer amistades, conocer, inclusive abrirme yo con los demás, me resulta mucho más fácil acá.
-¿Hay algo que extrañes de Italia?, algo que digas “esto es irremplazable”.
-Lo que tiene Italia irremplazable es Italia misma. No lo digo por orgullo, lo digo porque creo que es algo evidente que es el país más lindo del mundo, desde el punto de vista artístico, arquitectónico, cultural pero también desde el punto de vista geográfico: el mar, las montañas... Y todo en muy poco espacio, así que es fácil recorrer e ir de un lado al otro. Pero no hay otro país en donde encuentres una Roma, una Florencia o una Venecia. Es decir, a 50 kilómetros de Roma tenés playas maravillosas, o te tomás un barquito y en dos horas estás en una de las playas más lindas del mundo que parecen del Caribe. O sino, te tomás un avión y a las dos horas estás esquiando en Los Alpes, es decir, tenés todo ahí. Pero eso lo guardo en la memoria, en la cultura, porque lo que realmente me cuesta es mi mamá. Yo tengo a mi mamá todavía viva que va a cumplir 95 años y yo lamentablemente por la pandemia no pude viajar en 2020 así que no la veo desde julio de 2019. Y a esa edad... vos podés fácilmente imaginar que cada vez que la saludés no sabés si es la última vez que la ves. En este momento de pandemia me está pesando muchísimo la idea de no poder viajar. Con el trabajo que me tiene atado y no saber si en julio van a estar las fronteras abiertas, si voy o no a poder ir... desde el punto de vista psicológico es la primera vez que me pasa y es muy fuerte. Una situación muy desagradable. Te decía que yo vine en el ’83, después en el 2000 me fui como corresponsal a Italia y ahí estuve 9 años, hasta 2009 cuando pedí regresar de manera definitiva para Buenos Aires.
-¿Tenés hijos acá?
-Yo tengo hijos por las cuatro esquinas de mundo, tengo cuatro hijos: dos que nacieron en Italia y dos que nacieron en Argentina. De los dos que nacieron en Italia, uno está allá y otro acá, y los dos que nacieron en Argentina uno está en Los Ángeles y el otro en Italia.
-Vos sos un poco el caso contrario de lo que pasa acá, porque en este momento muchos jóvenes argentinos se van a otros países a buscar trabajo, a buscar lo que acá no encuentran, pero vos viniste de Europa para acá. ¿Cómo vivís esta situación de estar en un país en donde los jóvenes se marchan?
-Es realmente muy triste. Yo siempre digo que el futuro es Sudamérica, desde cualquier punto de vista. Por los enormes espacios no contaminados, por la escasa densidad poblacional, la riqueza de cualquier elemento primario vital para la vida como la comida o los metales preciosos, ahora el litio, los hidrocarburos... el océano... Se podría vivir con todo lo que se podría pescar acá en las costas argentinas. Es muy triste ver un continente que tiene todo, verdaderamente bendecido por Dios, y que al contrario, debería pedir que venga más gente para poblar esos lugares y volverlos económicamente más sustentables, en cambio los chicos se escapan y yo lo sé porque los hijos míos se acaban de ir. Estaban acá en Argentina, mi hija mayor se fue en septiembre y mi hijo en diciembre con su esposa y dos criaturas que se habían criado acá que hablan español perfectamente, que son argentinos, pero que se fueron porque no veían futuro. Mi caso no lo podés tomar en continuación con esto porque yo prácticamente tengo un buen trabajo y estoy cerca del final de mi carrera y de mi vida en alguna manera. Yo tengo un buen trabajo, estoy en el Barcelona como te decía antes, y hasta que se me muevan las piernas voy a seguir jugando. Después veremos. Realmente se me hace cada vez más difícil entender lo que pasa en un país que tiene todo desde el punto de vista de la naturaleza y que tiene una gente hermosa, hay personas sensibles, inteligentes, creativas... La creatividad que hay en Argentina es increíble, yo estoy muy relacionado con el mundo de la publicidad y del periodismo obviamente, la verdad es que hay chicos que son prodigiosos. Tienen no una, sino tres marchas más con respecto a otros países y sin embargo no se logra enderezar el barco. Yo no opino de política, pero la verdad, sí te puedo decir que me resulta incomprensible lo que veo.
-Desde que estás acá en la Argentina viviste de todo. Llegaste en el 83 con la vuelta de la democracia, viviste el Mundial del 86 y el año pasado sucedió lo que pocos argentinos creían que podía suceder que fue la muerte de Maradona. ¿Cómo lo viviste vos?
-Fue un dolor enorme, aparte en ese momento yo estaba trabajando en F90 y obviamente ESPN hizo una nonstop y me tocó estar sentado en esa mesa mucho tiempo y la verdad me costaba tremendamente. Te voy a decir algo, cuando yo era jovencito, un amigo mayor me dijo: ‘¿Sabes cómo te das cuenta que te estás poniendo viejo?. Empezás a ir a muchos funerales’. Maradona era más joven que yo, del 60, yo soy de diciembre del 58, y la verdad que ver que semejante personaje tenga un final tan triste, abandonado, como descuidado totalmente... Bueno yo antes te dije la palabra ‘incomprensible’, bueno en este caso ‘incomprensible’ también tiene un buen pedazo de lo que pasó con Maradona. El final de Maradona es incomprensible. Si alguno piensa en lo que ha sido el desarrollo de su vida como futbolista, pero también después como loco suelto y como entrenador, uno piensa en toda esa vida y después mira este final, ese baño químico... Hay algo que no cierra por donde lo mires. Como la misma situación de Argentina, vas viajando, ves la Cordillera de Los Andes, el mar, la gente inteligente, creativa y después ves lo que pasa y decís: ‘¿Cómo puede ser? ¿Cómo se explica esto?’. Y la verdad, para mí no se explica, es incomprensible.
-¿Te consideras maradoniano?
-Sí, hombre. Maradona es el más grande de todos los tiempos. Lo que siempre digo de Maradona es que a un jugador nadie lo puede juzgar mejor que otro jugador. Yo en toda mi carrera hablé con Pelé la noche del año 2000 cuando la FIFA organizó el premio al Jugador del Siglo. Hubo una pelea con Maradona porque a Maradona lo votó la gente entonces le dieron el premio en poder de la gente y a Pelé le dieron el de la FIFA. Yo ahí le hice una nota a Pelé y él me dijo: ‘Maradona es el mejor jugador de la historia’. Él lo dijo. Yo hablé con (Franco) Baresi, (Paolo) Maldini, Salvatore Bagni... ¿sabés lo que me dijo Bagni una vez? ‘Ustedes los periodistas y el público en general no tienen la menor idea. Los únicos que realmente podemos apreciar la verdadera grandeza de Maradona, somos los que tuvimos el privilegio de entrenarnos con él. Porque lo que hacía en el entrenamiento no tenía comparación. Yo de hecho conseguí en 2007, en un aniversario del primer título de Napoli, conseguí unas imágenes originales de entrenamiento que son realmente extraordinarias. Hacía cosas de otro mundo, ya con los botines desatados, como le gustaba a él. Así que si los propios compañeros te dicen eso... Pero ojo, yo soy maradoniano hasta las últimas consecuencias cuando hablamos del jugador, después, y yo lo dije públicamente cuando ocurrió lo que ocurrió, como periodista me siento responsable porque a este hombre no lo supimos dejar en paz. Y para mí, antes de interesarme lo que podía opinar Maradona del Papa o de Trump o de Fidel Castro o de cualquier otra cosa que no tuviese que ver con el fútbol, yo la pregunta que me hago es: ¿Por qué algún colega fue a meter el micrófono a preguntarle por eso?. En ese sentido yo creo que a Maradona no sólo no se lo defendió, no se le devolvió nada de todo lo que había entregado, sino que por encima se lo exprimió como un limón hasta la última gota. Y si vos hacés memoria de ese paseo que le hicieron dar en la cancha de Gimnasia, pocos días antes de internarse, que no se podía ni mover, ahí vas a entender cuando te digo que lo exprimieron hasta la última gota.
-Hablando un poco más de fútbol, de actualidad. El fútbol italiano ha empezado a retrasarse con respecto a otras ligas como la de España o la de Inglaterra. Tal vez hace 15 o 20 años uno se levantaba temprano para ver la Serie A y hoy eso ya no sucede. ¿Crees que esto es así? ¿Hay un retroceso del fútbol italiano?.
-Sin lugar a dudas. Es más, en este momento creo que estamos viendo el rebote. Hemos tocado el fondo y empieza a verse el rebote porque hoy la Serie A ha vuelto a superar a la liga española porque si juega el Real Madrid o el Barcelona lo ve todo el mundo, pero Elche-Getafe no se cuánto lo ven. En cambio yo el otro día hice un partido menor, Sassuolo-Fiorentina, y tuvimos muy buen rating. El último Napoli-Inter midió mejor que el clásico de La Plata, de acá de Argentina. Ahora ha habido un rebrote pero lo que vos decís es muy cierto, Italia era el país más importante futbolísticamente a final de los 90 y mismo a principios del nuevo milenio, pero a partir de ahí ha perdido varios trenes, no ha sabido mantener el ritmo y entonces de la mano de los mayores ingresos ha sido superado en un momento hasta por Alemania. Hubo el problema del 2006 también, porque vos no podés pensar que haya un escándalo de corrupción con el equipo más importante del país, la Juventus, que se va a la B porque se muestran todos los arreglos, el manejo, que no sólo los árbitros hacían ganar a un equipos sino además hacían perder voluntariamente a otros para que puedan comprar jugadores más baratos. Cosas realmente espeluznantes. Eso no podía no tener un precio y después del Mundial 2006 hicimos dos primeras rondas y al otro Mundial directamente no fuimos, ese fue el punto más oscuro. Ahora está surgiendo una camada interesante, nosotros siempre nos hemos mantenido a flote con los entrenadores, pero si vos te fijas sus máximos éxitos son fuera de Italia con Ancelotti que dio la décima Champions al Real Madrid, (Roberto) Mancini le dio el primer título al Manchester City, Ranieri al Leicester, es decir, te tenés que ir al exterior. Conte, Sarri... triunfan en otros países. Pero el patrimonio del fútbol italiano es la capacidad de ingeniar novedades tácticas, por eso tiene a los mejores entrenadores y eso está provocando que ahora estén surgiendo nuevas generaciones de jugadores y yo creo que a nivel de selección ya vamos a volver a la normalidad. La normalidad es tratar de llegar a la última semana de los torneos importantes. A nivel de liga va a demorar un poco más, tal vez 10 años. En Italia todavía no hay una ley seria de merchandising por lo cual ves cosas raras como que salís de la cancha y afuera venden camisetas truchas, cuando en otros países por la venta de camisetas pagan pases de jugadores. Cuando el Real Madrid compró a James Rodríguez, con la venta de camisetas en Colombia se pagó el pase. En cambio con lo trucho se pierde dinero como una hemorragia. No tenés ley de merchandising, los derechos televisivos son lo que son y el público ahora encima no puede ir... se va a tardar muchísimo. Pero dentro de todo, en la última fecha hubo 40 goles en 10 partidos, se están viendo partidos espectaculares, así que despacito se está volviendo, pero en 2018 se tocó fondo.
-¿Y además de fútbol te interesa otro deporte, o sos un verdadero calciólogo?
-Yo soy periodista deportivo. Amo el deporte, juego al tenis, ya no puedo jugar más al fútbol porque las rodillas no me aguantan más. La última vez me di el gusto de poder jugar con mis tres hijos. Pero la última vez que jugué me rompí todo, estuve 2 o 3 meses sin poder hacer nada y dije basta. Pero juego al tenis, a bajo nivel, pero también voy a correr, hago gimnasio. Todo al aire abierto, nada en lugares cerrados. Como espectador me gusta el básquet, el vóley, me gustan los Juegos Olímpicos, estoy las 24 horas parado adelante de la televisión. Soy fanático de Valentino Rossi en el Moto GP, obviamente en automovilismo de Ferrari toda la vida. Yo empecé en polideportivo, después en ESPN cuando compró los derechos del básquet y la Argentina arma la Generación Dorada tuvimos esa suerte de pegar esa ola. Alejandro Pérez armó un equipo para cubrir a esa generación y en ese equipo entré yo también por la parte de estadística y fue la cosa más linda. Después vino la corresponsalía y cuando volví a la Argentina (2009) justo empezaba Hablemos de Fútbol internacional así que yo les venía perfecto. Pero yo me considero deportista y como periodista deportivo. De hecho cuando sos corresponsal vas muchas veces a los eventos internacionales, recuerdo la final entre Coria y Nadal (Roma 2005), esa final de cinco sets que termina ganando Nadal. Así que me ha tocado cubrir jugadores argentinos también de vóley, he estado con Ginóbili cuando jugaba en el Bolonia, rugby ni hablar, me tocaba ir a cada gira de Los Pumas. Cuando sos corresponsal tenés que saber un poquito se todos los deportes.
-Según lo que me comentaste antes, vos te enamoraste de la Argentina por la propia gente, pero acá hay una frase que se usa mucho que es que “el problema de Argentina son los argentinos”. ¿Qué le decís a quienes utilizan esa frase?
-La verdad que como toda frase cada uno la puede interpretar como quiera. Muchas veces a vos te ponen una frase y te la dan vuelta y cuando la volvés a leer cabe esa interpretación así que te tenés que callar la boca, entonces que el problema de la Argentina son los argentinos... es como que yo dijera que el único que puede perder el Scudetto es el Inter. Es verdad, porque lo tiene ganado (lleva 10 puntos de ventaja a falta de 10 jornadas para el final) y si lo pierde va a ser responsabilidad del Inter de haberse asustado en el tramo final. Yo te podría decir que desde ese punto de vista la frase tiene un sentido, porque en definitiva los que votan son los argentinos. Los genios del voto son ellos en última instancia. Vos te podés quejar de los políticos que hay en tu país pero el que vota sos vos. Dicho esto, yo si tuviese que tomar la frase como la entiendo, para mí la frase no es correcta. El problema de Argentina no son de ninguna manera los argentinos. El problema es quizás un problema que viene desde muy lejos, que tiene que ver por el tipo de colonia que ha sido, el tipo de inmigración que ha tenido y lo que ha pasado en estos siglos de historia, pero hoy por hoy, los argentinos como tipos de personas son extraordinarios. Obviamente estamos generalizando, puede haber malas personas, pero yo encuentro en el normotipo de argentino creatividad, segundo una grandísima empatía, unas ganas de comunicar de abrirse. Es difícil explicarle a un europeo esto porque allá el bienestar económico ha traído que la gente se encerrara, se escondieran detrás de máscaras, lo que ustedes llaman muy bien ‘caretas’. La gente se construyó una careta y lo que uno siente en Italia es que te cuesta entender realmente a quién tenía enfrente. Me costaba pasar detrás de esa careta y sobre todo porque el otro no tenía ninguna intención de que yo pudiese llegar. Por eso yo cuando vuelvo acá me puedo relajar, porque allá siempre hay una tensión, hay que medir cada palabra... acá en general vos podés encontrar a una persona en la calle paseando el perro y a mí me ha ocurrido que a la media hora te está contando la historia de su vida o vos a él. Repito, este para mí es el valor más grande, es algo que no tiene precio. Después, insisto, cómo un país tan lindo, con tantos recursos naturales, tanto espacio, tanta pureza, belleza y gente tan piola pueda estar como está, es incomprensible. No encuentro otra palabra. Pero el hecho de que yo no lo pueda comprender no me hace cambiar de opinión, ni sobre el país en sí ni sobre la gente que lo habita.
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