Los días de Gabriel Eloy Carrizo son muy distintos a los que vivió durante su infancia en Uruguay. Las calles de tierra, las ventanas rotas de su humilde casa en El Pinar (un barrio de la costa del departamento de Canelones) y los picados improvisados con sus siete hermanos forman parte de un pasado nostálgico que extraña desde su hogar en Miami.
Francescoli toca para Rubén Sosa, éste juega para Alzamendi, ataca el equipo local por el sector izquierdo… Corta Ruggeri y busca un pelotazo para Caniggia. Domina el Pájaro, se escapa por la banda, tira un centro y goooool ¡Gol de Maradona! El mejor del mundo marca para el triunfo que le da el título mundial...
En aquellos relatos improvisados, Eloy Carrizo siempre encarnaba la piel del Diez, porque Diego marcó su infancia. “Siempre tengo el recuerdo del sol que invadió al estadio Azteca en la final de México ’86, mientras yo jugaba en mi pueblo”, reflexiona el ex futbolista uruguayo en diálogo con Infobae.
La magia de Pelusa lo alentó a seguir el sueño del pibe. Los 10.6 segundos que paralizaron al planeta, cuando el Barrilete Cósmico desparramó a medio seleccionado inglés, generaron una pasión inmensurable en aquel chico de 9 años que seguía los partidos a 7.559 kilómetros de distancia. “Cuando arrancó el torneo yo quería que ganara Uruguay, pero cuando nos quedamos afuera me hice bien argentino. Lo mismo me pasa ahora en la Copa Libertadores: por más que quieran tapar el sol con el dedo, Uruguay y Argentina son el mismo perro, pero con distinto collar. Somos muy parecidos, aunque no idénticos. Uno tiene a Punta del Este y el otro a Mar del Plata, nos peleamos por Gardel y el dulce de leche… pero independientemente de eso, Argentina cobijó a cientos de artistas y futbolistas uruguayos a lo largo de la historia”, reflexiona el ex jugador que en su nueva faceta de artista le dedicó un homenaje a su ídolo.
Su pasión por la pelota se extendió hacia los campeonatos domésticos, porque “en esa época se vivían los clásicos como los de Peñarol-Nacional y River-Boca como si se trataran de dos pueblos distintos”. “Ahora siento que es todo mucho más sintético por culpa del marketing. Hoy la gente tiene la banderita de un equipo, pero antes el hincha era otra cosa... Capaz me quedé en el tiempo y pueda ser considerado un retrógrada, pero cada vez que iba a visitar a mi abuelo a Buenos Aires se me impregnaba el sentimiento del Río de la Plata por el fútbol”, remarca.
Su admiración por Maradona lo llevó a jugar de delantero, pero con el paso del tiempo su ubicación en la cancha fue mutando. Todavía se lamenta haber cambiado su posición natural cuando incursionaba en las divisiones juveniles de Nacional de Montevideo, donde se destacaba con la 9 en la espalda. “Después me empezaron a poner de puntero derecho, pero en un partido contra Defensor Sporting el técnico me puso a marcar al mejor jugador de ellos. Terminé como lateral izquierdo sin saber que me estaban viendo los entrenadores de la selección juvenil uruguaya. Al partido siguiente contra Central Español jugué de volante y tuve la suerte de hacer dos goles, donde también me vieron de la selección. Y a la semana siguiente me convocaron al Sub 17”, cuenta con orgullo; pero reconoce que hubiera preferido continuar en el sector ofensivo: “No sé si fue bueno o malo, porque si bien tuve la oportunidad de jugar en la selección, cuando te tildan de polifuncional no sabés si jugas para marcar o para hacer goles”.
En el Sudamericano que organizó Colombia en 1993, Eloy Carrizo tuvo la posibilidad de compartir el plantel con el Gallego Rivas (surgido de Danubio y de gran paso por el Inter de Milán y Málaga), Omar Pérez (ex Banfield, Nacional y Defensor Sporting), Federico Magallares (con paso por Peñarol, Real Madrid, Sevilla, Atalanta y Racing de Santander, entre otros) y Sebastián Washington Abreu, a quien considera “un animal que hizo una campaña impresionante a nivel mundial”.
Un tropiezo con Paraguay en el debut (0-1), una goleada ante Chile (3-0), otra derrota con Brasil (1-2) y una abultada victoria frente a Bolivia (6-0) marcaron el camino de la Celeste en el certamen juvenil. “Nos queríamos matar, porque no clasificamos al Mundial por un gol. Si le hubiéramos hecho uno más a Bolivia, hubiésemos ido nosotros, pero terminó yendo Chile”, recuerda el uruguayo que tuvo entre sus funciones marcar a la estrella naciente llamada Ronaldo. “Él recién empezaba, pero ya te dabas cuenta de que era una bestia. Igualmente, nos ganaron por dos pelotas paradas. Ese Brasil también tenía a Leonardo, que era otro crack”, subraya.
Desactivar el peligro que ocasionaba el fenómeno brasileño no le representó ningún sacrificio en comparación a lo que hubiese significado enfrentar a Maradona. “No sé lo que hubiera pasado si en algún momento hubiese tenido la posibilidad de marcarlo. Creo que fue el sueño que no pude cumplir. Tengo gente amiga como el Manteca Martínez (ex Boca)y el Pato Aguilera (ex Racing) que siempre me hablaron maravillas de Diego. Siempre me contaban anécdotas de él y yo me volvía loco”, reflexiona el ex defensor. Y agrega: “Lo más cerca que estuve de Pelusa fue en un partido en el Centenario que se hizo en solidaridad por la hermana de Forlán en diciembre de 1996”.
A pesar de no haber tenido ningún contacto estrecho con la leyenda internacional, el nombre de Maradona se tatuó en su corazón por todo lo que el Diez le dio al fútbol. Por ello, en su nuevo rol de artista, le compuso una canción que todos los 25 de cada mes versiona en distintos géneros musicales. “En realidad me inspiré en Diego como un homenaje a toda la Argentina. Él es lo más grande y lo más emblemático que pudo dar ese país. Es un gracias hacia el más grande de todos”.
La muerte del astro surgido de Fiorito fue un duro golpe en su vida. Como en la mayoría de los amantes del deporte más popular del planeta. Su tributo durará un año, pero permanecerá en el tiempo. Ya sea en tango, murga, piano bar, trap, bossa nova, folklore, rock, cumbia, clásico o flamenco, la letra que despide al ídolo popular lo mantendrá presente.
“¿Cuántas vidas entran en 60 años?”, se pregunta Eloy Carrizo. Su idea de hacer 10 versiones distintas se relaciona al emblemático número que llevaba el mejor jugador de la historia. “Diego es un mentor. Él me hizo soñar y me enseñó que podía salir adelante pateando una pelota. Mi devoción hacia él es por todo lo que hizo dentro de la cancha, porque yo nunca me metería en su vida privada. Creo que mucha gente de traje y corbata ha hecho cosas peores que las que hizo él fuera de las canchas”, completa el uruguayo; antes de cerrar con una frase que resume la carrera del Diez: “Él era el único que se podía sentar con los humildes, con el Papa o con el tipo más millonario del mundo. Pero ninguno podía decir Yo soy Maradona”.
La letra de la canción
Se fue la magia, se fue la razón, se fue la gambeta directa hacia el gol
Se fue la certeza de poder soñar, que él desde pequeño quería su mundial
De puños cerrados y brazos abiertos vivías tu vida generoso y ciego
Amigos de a ratos y por conveniencia dejaron tu vida hecha una mísera
Cuántas alegrías diste capitán, Barcelona, Italia, Napoli tu hogar
La 12 te aclama, corea en tu honor, Maradona es pueblo, Tango y Rock en Roll
Es la picardía absurda e irreal, jugada de antaño, algo sin igual
El bicho recuerda de dónde salió, el Pelusa el genio, la mano de Dios
DIEGO ARMANDO MARADONA, el río de la plata implora
el paraíso te espera la Tota y Don Diego, tu emblema
DIEGO ARMANDO MARADONA gracias por tanta Alegría
por ese tipo de amigo y por ser de la Argentina
Diego Armando Maradona, aunque a vos no te guste, hoy todo el mundo te llora
Porque te apuraste, si faltaba más, el juez dio descuentos para voz no más
Nos casaste en offside, nos dejaste mal, todos angustiados, vos no cambias más
Hace lo que quiera, es tu decisión, termina el partido, terminalo vos
Debajo del brazo llevate el balón, con la 10 bien puesta, te despido AD10S
DIEGO ARMANDO MARADONA, el río de la plata implora
el paraíso te espera, la Tota y Don Diego tu emblema
DIEGO ARMANDO MARADONA gracias por tanta Alegría
por ese tipo de amigo y por ser de la Argentina
Diego Armando Maradona, aunque a vos no te guste, hoy todo el mundo te llora...
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