Domingo 18 de abril: 12 de los clubes más poderosos de Europa anuncian la creación de la Superliga, con el objetivo de usufructuar y arrebatarle el interés a la Champions League, potenciando los recursos económicos.
Martes 20 de abril: al menos seis de los clubes fundadores (Manchester United y City, Tottenham, Arsenal, Liverpool y Chelsea) se bajaron del proyecto y lo dejaron herido de muerte, más allá de que Real Madrid (y su presidente Florentino Pérez, junto a la Juventus) resisten y apuestan a remontar el barrilete, que se quedó sin viento.
En el medio, un juego de presiones y contrapresiones, la resistencia de los simpatizantes y los protagonistas y la sensación de que la idea nació fallida, casi como una imposición, y que ahora buscará ser “reformulada”, tal como anunció la flamante entidad en un comunicado. Aquí, las claves que explican el naufragio del plan, apenas horas después de su puesta en marcha.
1-La posición intransigente de la FIFA y de la UEFA y las amenazas de sanciones a clubes y futbolistas
-Una situación esperable en la previa para los fundadores, sin embargo, tal vez esperaron que las entidades tendieran algún puente de negociación, algo que no sucedió. Por el contrario, la UEFA y la FIFA, con las federaciones locales encolumnadas detrás suyo, amenazaron con desafiliación e integraron a los jugadores a la puja, con la advertencia de que, si disputaban la Superliga, no iban a poder defender a sus selecciones en el Mundial, la Eurocopa y la Copa América. Ni el amparo de la Justicia española instando a los entes regidores a que permitieran el desarrollo del torneo hasta que se definiera la cuestión de fondo los desalentó. Tal fue el impacto que Florentino Pérez, en la noche del lunes, incluso sugirió que el inicio de la competencia podía “demorar un año” para abrirles la puerta a las conversaciones, que no se dieron y la cuerda se tensó.
2-La UEFA prometió conseguir más dinero para evitar la diáspora
-Como contragolpe para dinamitar la Superliga y que prevalezca la Champions, la UEFA buscó asociarse a un fondo de inversión británico para generar una inyección inmediata de entre 4.500 y 7.000 millones de euros. Hoy el principal certamen europeo entrega, en total, 1.950 millones de euros por temporada. Cada equipo que participa recibe 15,25 millones de euros. En la fase de grupos, además, perciben 2,7 millones por cada victoria y 900 mil por los empates. En caso de avanzar a octavos de final el premio es de 9,5 millones y en los cuartos asciende a 10,5 millones. En la instancia decisiva, el finalista se lleva 15 millones y el campeón 19 millones. De esta manera, las ganancias del ganador del certamen en relación al mérito deportivo ascenderían a unos 75 millones de euros en el mejor de los casos.
Existe, además, un sistema llamado market pool que divide 292 millones de euros entre los equipos participantes en virtud de su atractivo para el mercado televisivo. Cuantos más partidos juegue un equipo en la Champions y cuanto más arriba haya terminado en la tabla de posiciones de su liga en la última temporada, mayor será la proporción que recibirá de parte de este fondo.
La Superliga, en tanto, según explican sus promotores, está destinada a generar recursos suplementarios para toda las pirámide del fútbol: “Como contrapartida por su compromiso, los clubes fundadores recibirán un pago en una vez del orden de 3.500 millones de euros (4.190 millones de dólares), destinado únicamente a inversiones en infraestructuras y a compensar el impacto de la crisis del COVID-19”, señala el comunicado que fue emitido el domingo por los 12 fundadores, de los que ahora quedan seis.
3-La deserción de clubes de renombre
-Antes de la oficialización de la Superliga, PSG y las potencias alemanas (Bayern Múnich y Borussia Dortmund) se mantuvieron expectantes. Ante las primeras reacciones y las posiciones férreas de la UEFA y la FIFA, prefirieron quedar al margen. El Múnich, incluso, se expresó mediante una carta oponiéndose al proyecto.
4-La resistencia de los aficionados y los protagonistas
-Tal vez el factor más importante. Ninguno de los impulsores supo prever la reacción de los simpatizantes, futbolistas y entrenadores; no sólo de los que se quedan afuera del certamen, sino además de los integrantes de los clubes “separatistas”. Desde Guardiola y Klopp, pasando por Bielsa, De Bruyne o Luke Shaw se expresaron con vehemencia. Proliferaron las protestas, con clímax en lo sucedido en la previa del duelo del Chelsea, con los fanáticos haciendo una sentada en Stanford Bridge, impidiendo el paso del bus de la plantilla. La idea tuvo poco plafón en los mismísimos consumidores. Y en quienes generan el espectáculo: los futbolistas. “Nos equivocamos y pedimos disculpas, Los escuchamos”, debió aceptar el Arsenal, en una carta dirigida a sus seguidores, en la que la directiva explicó su salida de la Superliga.
5-El trabajo de persuasión sobre los clubes británicos
-Desde Boris Johnson, quien se declaró en contra, pasando por el príncipe William y los diputados (que exigieron que se aprueben nuevas leyes en el Parlamento para evitar que los clubes se unan a la liga separatista) hicieron su tarea hormiga. Y propiciaron la estampida de los seis fundadores británicos de la Superliga. todos en la misma jornada y con diferencia de minutos.
6-Un reglamento sin espíritu deportivo
“20 clubes participantes (15 de ellos fundadores) y un mecanismo de clasificación para que otros cinco equipos accedan anualmente en función de los logros de la temporada anterior”, rezaba el proyecto original. Es decir, 15 instituciones iban a tener su lugar asegurado, sin importar el mérito deportivo. Esa falta de espíritu competitivo dejó un flanco que los propios protagonistas, como Bielsa o Guardiola, aprovecharon para criticar. “Gánenselo en la cancha. El fútbol es de los aficionados”, fue el mensaje que el Leeds colocó en banderas en las tribunas en la previa del duelo ante el Liverpool, uno de los fundadores. Los propios jugadores lucieron remeras con la misma leyenda. He ahí otro punto que generó resistencia.
¿Tendrán cintura los seis clubes que aún permanecen en la Superliga (Real Madrid, Barcelona, Atlético Madrid, Inter, Juventus y Milan) para reflotarla? ¿Entrará en pausa el proyecto para tomar impulso en un año? ¿O naufragará definitivamente por la falta de cálculo en muchas de las variables, sobre todo las relativas al factor humano y los sentimientos?
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