La jugada comenzó a los 69 minutos y 29 segundos con una recuperación de Jordi Alba. Terminó a los 71 minutos y 51 segundos con un disparo de primera de Lionel Messi que significó el 4-0. En el medio, una increíble y paciente posesión del equipo de Ronald Koeman para edificar poco a poco el tanto que selló el marcador de la final entre Barcelona y Athletic Bilbao en el Estadio La Cartuja de Sevilla.
Los flashes en esta definición de la Copa del Rey se fueron todos con lo hecho por la Pulga en el tercer tanto del equipo, el primero de su cuenta personal, porque realizó una acción magnífica digna de su calidad. Pero la maquinaria del Blaugrana para llevar adelante este cuarto tanto merece la pena ser realzada.
El detalle de esta jugada es que el Athletic Bilbao sacó del medio tras el tercer tanto del encuentro y menos de 20 segundos después el Blaugrana ya estaba recuperando la pelota con la presión de Alba en la banda izquierda. En total, fueron 60 toques a lo largo de 2 minutos y 20 segundos sin que ningún rival pueda interceptar el circuito: el equipo catalán movió la bola de lado a lado, volvió atrás y avanzó. Todo se precipitó cuando Jordi profundizó por el sector izquierdo y Pedri lo localizó.
El lateral recibió ante una marca, jugó de primera una pared con Antoine Griezmann y buscó el espacio ya dentro del área. A partir de ahí, la maniobra de siempre: pase atrás de Alba para la aparición de un Messi que acomodó de zurda la pelota en el palo más cercano, venciendo la resistencia del arquero Unai Simón.
“Tuvimos la paciencia de tener el balón, y con el segundo tiempo, el Athletic bajó, metimos una marcha más y llegaron los goles”, analizó el propio Messi tras el partido a la hora de explicar las causas de esta goleada 4-0 del equipo. La paciencia del balón que mencionó se hizo presente más que nunca en esta última anotación. “La clave fue como salimos al campo, muy concentrados y muy bien con el balón, lo que desgastó mucho al rival y eso se notó en la segunda parte. Jugamos mejor que en la Supercopa”, fue la declaración que dejó Ronald Koeman luego de la imponente goleada para alzar la corona.
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