Con antecedentes que datan desde el año 700 a.C., la lucha se ha convertido en uno de los deportes con más tradición en distintas partes del mundo. En México, la mutación a la lucha libre tomó un arraigo muy popular y a lo largo del siglo XX se consolidó en distintas arenas de todo el país.
Gran parte del éxito radica en la espectacularidad de los movimientos y la fortaleza de los atletas; sin embargo, cuando estos dos se combinan de manera incorrecta, el resultado puede ser fatídico.
En la lucha libre mexicana hay un movimiento conocido como martinete, que en otros países es nombrado piledriver y popularizado en Estados Unidos por The Undertaker, quien es de los pocos peleadores con permiso para utilizarlo en la actualidad.
Esta llave es utilizada para intentar finalizar un combate y consiste en poner al rival de cabeza, introducir su cráneo entre las piernas y azotarlo contra la lona. Debido a la naturalidad del movimiento, es considerado como una de las maniobras más peligrosas de cualquier deporte y penalizada alrededor de muchos países, entre ellos México.
La principal razón es por la gran cantidad de secuelas que puede ocasionar, ya que al momento en que la cabeza impacta con el suelo, las vértebras cervicales se comprimen y el cráneo sufre un golpe directo sin posibilidad desviar la fuerza a un costado, pues las piernas de quien aplica la llave contienen la cabeza del adversario.
Históricamente esta llave ha provocado coágulos sanguíneos, parálisis parcial y conmociones cerebrales, por lo que cualquier luchador en México que la aplique, será descalificado, perderá su respectiva apuesta y su licencia podría ser removida, de acuerdo con en análisis posterior.
De acuerdo con registros consultados por Infobae, el primer reporte grave que se tiene de esta llave ocurrió en 1959, en una lucha donde Joe Grant sometió a Espectro I con un martinete, quien tuvo que ser operado de inmediato por un coágulo en el cerebro.
A pesar de que las secuelas no fueron fatídicas, reportes inmediatos hicieron que la gente temiera por su vida. A partir de este momento no pudo regresar a luchar como antes y eventualmente se retiró de forma prematura.
En primera instancia la llave fue prohibida; sin embargo, en distintas arenas y varios referees no tenían conocimiento de que fuera completamente prohibida, por lo que algunos luchadores continuaron con su implementación, aunque de manera mucho más esporádica.
El movimiento generó mucha mayor polémica a partir de 1990, cuando de la mano de Abismo Negro, el martinete volvió a tener sitio en la lucha libre mexicana. Fue ante uno de Los Hermanos Brenan en una lucha enjaulada, cuando el peleador nacido en Villahermosa se salió de sus casillas y aplicó la terrible maniobra.
El resultado fue catastrófico en el momento, pues el contrincante quedó tendido en la lona luego de que su nuca impactara con una silla. El peleador y conductor de televisión tuvo que ser retirado en camilla luego de ligeras convulsiones, todo mientras el combate y la transmisión seguía con normalidad.
A partir de este momento, Abismo Negro empezó a ser conocido como “El Rey del Martinete”, pues sin importar el riesgo, fue una de sus maniobras habituales durante su carrera, ya que comenzó a utilizar variantes para impedir el golpe tan severo del rival.
En el 2013, el Hijo del Santo sufrió la misma dosis en la Arena Monterrey a manos de L.A. Park. Sufrió lesiones cervicales y tuvo que abandonar el recinto de forma inmediata para someterse a una operación. De igual forma, otros luchadores han pasado por la misma historia que puso su carrera en vilo, como Blue Panther, el Perro Aguayo y Canek.
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