Michael Schumacher ya había marcado una era en la Fórmula 1 y había decidido colgar el casco tras su éxito abrumador en Ferrari. En el 2010, la tentación y el vértigo de la velocidad volvieron a tentarlo y se puso al frente del retorno de Mercedes como escudería principal en la categoría. Si bien fue una pieza clave para el crecimiento del equipo, el Kaiser se quedó con ganas de llevarse un triunfo durante las temporadas que permaneció y eso es algo que todavía hoy le duele a aquellos que lo acompañaban en el team alemán.
El momento en el que más cerca estuvo de firmar oficialmente una pole position fue durante el GP de Mónaco del 2012, donde hizo el mejor tiempo durante la qualy pero terminó largando desde el sexto lugar de la parilla por una sanción que arrastraba de la carrera anterior tras un choque con Bruno Senna. “Estaba en la luna y creo que fue una de las mejores vueltas que probablemente haya hecho en su vida”, recordó James Vowles, quien por esa época se desempeñaba como jefe de estrategia de Mercedes, en el podcast Beyond The Grid.
“Pero se me rompió el corazón, porque a él lo queríamos todos los que estamos alrededor de esta mesa y dentro de la fábrica. Queríamos que ganara una carrera porque se lo merecía. Él puso mucho esfuerzo en el equipo y tanto de su vida que eso era una revancha para él, era una oportunidad que se presentaba en la temporada”, reconoció sumando también a la anécdota a sus colegas Simone Cole (jefe ingeniero), Andrew Shovlin (director de ingeniería de la pista) y Ron Meadows (director deportivo) que compartieron la entrevista con él.
Vowles insistió con el concepto y destacó la calidad humana del hombre que para ese momento ya había obtenido siete títulos de F1 y era el máximo ganador de la historia: “Se me rompió el corazón con el hecho de que en esa carrera se le aplicó la sanción. Lo sentí por él en ese momento y aún lo siento ahora. No obtuvo todos los resultados que merecía dada la cantidad de esfuerzo que estaba poniendo en el equipo”.
En aquella carrear de Mónaco durante el 2012, Michael debió abandonar por un problema con su auto. Esa pole position fue lo más cerca que estuvo de revivir sus días gloriosos en la F1. Su mejor temporada fue la 2011, donde finalizó 8° en el campeonato de pilotos justo por debajo de su compañero Nico Rosberg, quien en el 2016 logró su único título mundial.
“Él sabía dónde era débil y lo aceptaba, pero trataba de mejorar en eso todo el tiempo. Tenía deficiencias en términos de cómo era capaz de conducir el coche en relación con Nico (Rosberg), pero era muy consciente y estaba al tanto de eso y hacía lo que podía para remediar esas áreas”, detalló el hombre que estuvo cerca del siete veces campeón mundial, que desde fines del 2013 permanece bajo un intensivo cuidado médico tras su accidente esquiando.
Entre 2010 y 2012, Schumacher tuvo que convivir con la era dorada de Red Bull Racing, que conquistó en total cuatro coronas consecutivas con Sebastian Vettel al volante justo antes del inicio de la hegemonía de Mercedes en 2014 que se extiende hasta estos días.
“Teniendo en cuenta cómo nos ayudó a mejorar, creo que sin duda lo que más lamento es no haber visto a Michael ganar una carrera para nosotros, porque era un piloto de otro nivel con el que estábamos trabajando en ese momento. Realmente creo que todos queríamos que ganara, pero no ocurrió. Un par de años después no podíamos dejar de ganar y él se merece algo de crédito por eso porque la razón por la que estamos ganando hoy, mucho se debió a él, porque eso nos hizo mejores”, agregó sobre el tema Ron Meadows en el podcast.
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