Todo estaba listo para disputar la antepenúltima carrera del año en la Fórmula 1. Las luces del circuito internacional de Bahréin iluminaban una noche espectacular en uno de los trazados más lujosos del torneo. Lewis Hamilton llegaba como el flamante campeón a tres fechas del final y las miradas estaban puestas en los rendimientos particulares de algunos pilotos que estaban caminando por la cuerda floja en época de renovaciones de contratos (Vettel, Pérez y Albon, entre otros) pero el foco giró completamente ni bien comenzaron a rodar los monoplazas.
Romain Gorjsean, quien había sido comunicado de su despido del equipo Haas semanas atrás, se ubicó en el decimonoveno lugar de la parrilla y nunca iba a imaginar que se iba a convertir en el protagonista de esa inolvidable jornada. Aquella iba a ser su última carrera en la competencia motora más importante del mundo.
Lejos de convertirse en un cuento de hadas, el francés se vio envuelto en un terrorífico accidente del que salió vivo de milagro. “Todo te pasa por la cabeza, no puedes creer que alguien pueda salir con vida. He estado en el automovilismo lo suficiente para saber que no saldría bien”, explicó Günther Steiner, director de Haas, en el documental Fórmula 1 Drive To Survive, sobre aquel episodio que se repasa en el noveno capítulo llamado “Hombre en llamas”.
“Cuando vi la bola de fuego, no podía creer que esto pasara en la Fórmula 1, el auto no podía partirse en dos”, consideró Toto Wolff, de Mercedes, en esta serie que mostró algunas escenas exclusivas de sus cámaras y distintas reacciones de los participantes de la Máxima.
El GP de Barhéin se convirtió en una carrera accidentada desde el inicio, cuando en la curva 3 de la primera vuelta, Grosjean se salió de pista a más de 220 km/h después de tocarse con el ruso Daniil Kvyat (AlphaTauri). A esa velocidad impactó contra el guardarrail. No pasó ni un segundo del choque que el vehículo ya estaba envuelto en las llamas.
El silencio se apoderó del trazado. La preocupación, las preguntas y los peores pensamientos comenzaron a adueñarse de la escena. En la pista flameaba la bandera roja y los pilotos rápidamente se comunicaron con sus respectivos boxes por radio: “¡Mierda!, esto fue grave, fue algo grave”, se lamentó Charles Leclerc (Ferrari).
“Dime que está bien, por favor dime que está bien”, exclamó Pierre Gasly (Alpha Tauri), quien en la temporada anterior había vivido muy de cerca la tragedia en una situación similar con la muerte de su amigo Anthoine Hubert en Fórmula 2. “¿Logró salir?”, fue la primera pregunta de Verstappen al ver cómo el personal de seguridad intentaba apagar el fuego.
Las imágenes eran escalofriantes y la incertidumbre desesperante. Cuando lograron reducir las llamas se pudo ver al monoplaza partido literalmente a la mitad. “La gran pregunta es dónde estaba el resto del auto y dónde estaba el piloto”, comentó Ian Roberts, delegado médico de la F1, en declaraciones exclusivas de la serie documental de Netflix.
Fueron segundos interminables tanto para el mundo de la Fórmula 1 como para la familia del piloto, que, al igual que la mayoría de los fanáticos, veían las imágenes por la televisión. “Miré a la derecha y pude verlo a través de las llamas. Él quería caminar hacia la ambulancia y yo le decía que no, pero él quería demostrar que estaba bien. Quería darles un mensaje a sus hijos y a su esposa en particular de que estaba bien”, agregó el hombre que terminó convirtiéndose en el héroe del rescate.
“Desde el momento del impacto hasta que vimos que estaba vivo pasaron dos minutos y 45 segundos. Entre más pasaba el tiempo, más me convencía de que estaba muerto”, contó con crudeza Marion Jolles, su esposa, en el noveno capítulo del documental. ”Nuestro hijo tenía miedo de que estuviera todo quemado”, agregó sobre las escenas que se vivieron en la casa del piloto de 34 años.
Afortunadamente, y gracias a las nuevas tecnologías que se implementaron en materia de seguridad, Grosejan solo sufrió unas graves quemaduras en sus manos y sus pies y el alma volvió al cuerpo de todos cuando la transmisión oficial mostró imágenes del galo, consciente y sin aparentes problemas mayores, en el coche médico.
“El impacto contra el muro no estuvo tan mal. Fueron 56 G de fuerza, eso significa que mi cuerpo pesaba unas 3,5 toneladas (3 mil kilos)”, aseguró el propio Romain a Netflix antes de relatar en primera persona cómo fue ese dramático momento.
“Recuerdo abrir los ojos cuando todo acabó. Intenté levantarme y salir del auto pero sentí que golpeé algo con el casco, me volví a sentar y pensé: ‘Vaya, estoy contra el muro, alguien vendrá a rescatarme. Solo esperaré'”.
“Después volteé a la derecha y a la izquierda y vi anaranjado. ¿Por qué veo anaranjado? No se ha puesto el sol. ¿Son las luces? No, es fuego”, explicó. “Intenté levantarme pero no pude. Derecha e izquierda y nada... Me quedé sentado tratando de entender qué pasaba. De nuevo a la izquierda y me torcí la cabeza, mi pie se había atorado. Empecé a pensar: ‘Esto es todo. Se acabó’”, reveló sobre los segundos más desesperantes que vivió.
“Empecé a preguntarme: ¿dónde me quemaré primero? ¿Será doloroso?... Pocas personas estuvieron en esa situación, cuando casi aceptas que estás muerto”.
Pero finalmente, y en cuestión de segundos, una sombra negra se erguía sobre el fuego y salía de esa bola de llamas con evidentes gestos de dolor en sus manos. “Yo dije: ‘no puedo terminar así, no puede ser mi fin’. Fue instinto de supervivencia quizás… Puse las manos en el fuego y sentía cómo se quemaban. Vi cómo mis guantes, que suelen ser rojos, se volvían negros y sentía mucho dolor, pero al mismo tiempo no me importaba. Cuando mis hombros empezaban a salir del fuego, y el doctor tiraba de mi traje, fue cuando me di cuenta de que estaba vivo. Esa sensación creo que la tendré por siempre”, sentenció.
Del otro lado, mientras Grosjean estaba siendo evacuado al hospital militar de Manama para ser examinado más detalladamente, el show debía continuar: “Fue muy difícil de ver. Me sentía muy vulnerable en ese momento, pero tienes que aceptarlo, tomar una decisión, continuar y seguir adelante”, reconoció Lewis Hamilton, quien finalmente se quedó con el primer puesto en aquel Gran Premio.
Max Verstappen y Alexander Albon (De Red Bull) completaron el podio en una carrera que también se vio alterada por otros dos incidentes. Las víctimas de ellos fueron los corredores de Racing Point, Lance Stroll y Sergio Checo Pérez. Mientras que el primero volcó tras un choque con Kvyat, el segundo debió detenerse después de que saliera fuego de la parte trasera de su vehículo.
Cuatro meses después del accidente, la Federación Internacional del Automóvil (FIA) dio detalles sobre lo que había ocurrido: “El automóvil sufrió daños importantes durante el impacto, incluida la separación de la parte del tren motriz de la celda de supervivencia”.
“El fuego empezó durante los momentos finales del impacto de la barrera, comenzando desde la parte trasera de la celda de supervivencia y avanzando hacia el piloto a medida que el fuego crecía”, explicó el informe, que ratificó: “El tanque de combustible se desprendió en el lado izquierdo del chasis y la conexión de suministro de combustible del motor se rompió de la ‘vejiga de seguridad’. Ambos elementos proporcionaron vías primarias para el escape de combustible del tanque”.
“Las prioridades cambiaron mucho. Mi vida cambió para siempre”, afirmó el piloto, que estuvo durante casi una década en la Fórmula 1 y que tras el accidente se perdió las últimas dos carreras de la temporada y ya no forma parte de la parrilla en esta edición de 2021.
“Sí, me entristece dejar la F1, pero no me arrepiento de nada. Creo que ahora mi vida será mucho más hermosa. Cuando pasas por algo como esto es volver a nacer. Ver a mis padres, esposa e hijos bajo todo ese estrés si choco de nuevo, no creo poder soportarlo. Durante 2 minutos y 43 segundos estuve muerto para ellos”, se lamentó.
“No gané una carrera, no gané un campeonato, pero tendré un legado para siempre en la Formula 1: Soy el hombre que escapó de las llamas”, concluyó.
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