Canchas de tierra, jugadores-obreros y un gesto inolvidable: la primera experiencia de Germán Burgos como DT en un humilde club español

Antes de incorporarse al cuerpo técnico de Diego Simeone y de lucir el buzo de Newell’s, el Mono condujo (y ascendió) al Real Carabanchel, en el ascenso profundo de España. De la carpeta de jugadas preparadas al futbolista que murió tras una dura enfermedad y el ex arquero jamás abandonó

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La primera experiencia de Burgos
La primera experiencia de Burgos como técnico en España. (Gentileza Javier Matallanas)

Hay un punto de encuentro entre un barrio humilde del sur de Madrid y la que quizá sea la ciudad más futbolera de la República Argentina. Hay también una historia que une estos dos lugares separados por 10.031 kilómetros. Y hay un hombre que con sus mismas convicciones y sus mismas ganas sostenidas a lo largo de 11 años, decide con pasión tomar un nuevo desafío y así emparenta a un club muy chico de la capital de España con Newell’s Old Boys de Rosario.

Es marzo, pero de 2010. El Real Club Deportivo Carabanchel compite en Primera Regional de Madrid, lo que en comparación con la estructura de AFA equivale a un escalón menos que la Primera D o el Torneo Federal Amateur. En ese entonces, los sueños de subir a Preferente Madrileña comenzaban a esfumarse a menos de tres meses de que terminara la competición. Hasta que alguien de nombre, de gran trayectoria profesional en Argentina y España, decide aceptar el desafío de bajar al barro. Germán Adrián Ramón Burgos se encontraba como entrenador de arqueros del Atlético de Madrid C (equipo filial) cuando recibió el llamado de José Antonio Petón, ex futbolista, representante ligado al Atlético. La propuesta: ser el entrenador del Carabanchel. Ayudar a un club muy pequeño a subir de categoría. La respuesta fue afirmativa, de inmediato. Con lo que así comienzó la primera experiencia del Mono como entrenador de fútbol, mucho antes de ponerse el buzo de Newell’s para dirigir su primer partido en el Coloso Marcelo Bielsa.

Entonces hay un Burgos DT aún por descubrir, que tiene sus referencias en la parte más baja del fútbol español. Hay un Burgos que acaba de comenzar su etapa profesional como técnico solista, pero que ya tiene una experiencia que incluye un título y en la que dejó una huella. Porque este marplatense educado futbolísticamente en el mítico Ferro de Carlos Timoteo Griguol, no pasa desapercibido jamás. Y suele ser muy querido en cada lugar que transita.

La historia del Mono Burgos en el Carabanchel cuenta a un director técnico detallista, siempre con el cronómetro colgado encima de su pecho. Hiperprofesional aún en lo más profundo del amateurismo. Una anécdota lo marca de manera perfecta. “Con Germán debutamos en la cancha del Parque Europa, un campo de tierra, sin césped. Entonces nos fuimos a medirlo unos días antes, paso a paso. Eso le sirvió para preparar el partido transformando las medidas de nuestro terreno porque adonde íbamos a jugar era más estrecho y más corto”, cuenta Manuel Teja Renedo, quien fuera el ayudante de campo del Mono en el duro ascenso español.

Burgos llegó y se acopló a todo lo que había: campos, vestuarios, estructura. “Él no tenía problemas con nada. Jamás se quejaba. Ni del campo, ni del rival, por nada”, aporta Teja, quien recuerda la preparación del DT por las jugadas de pelota parada. “Él armaba los corners y los tiros de falta; y esas jugadas se la daba a cada jugador en una hoja para que se lo estudiaran. Además lo pegaba en las paredes del vestuario. Para esos jugadores era algo innovador. Cada vez que entraba ese jugador, Germán le recordaba la jugada que él llevaba anotada en su libreta”.

El DT argentino entre sus
El DT argentino entre sus jugadores españoles del humilde Carabanchel. A su izquierda, Carlos Matallanas, quien padecía ELA y falleció el 9 de marzo pasado, y con el cual El Mono seguía enviándose mensajes. (Gentileza Javier Matallanas).

La táctica preferida era un 4-4-2, pero si tenía que variar y corregir durante el partido lo hacía sin problemas, como ocurrió ante Unión en la modificación de esquema que realizó con el ingreso de Manuel Llano para el segundo tiempo, en su primer partido en la Lepra rosarina. Según cuentan en el Carabanchel, su estilo de juego era plenamente ofensivo. “Teníamos mucha calidad, jugadores con experiencia. Él llegó y armó un equipo desde atrás con buen trato de balón y siempre con la mente puesta en marcar goles. Éramos ofensivos. Nos dio un empujón táctico y de colocación que nos hizo ser más fluidos”, señala Pedro Matías, delantero y figura de aquel conjunto.

Otro dato que marca su forma de trabajar lo apunta su ex ayudante, Teja: “Burgos es intenso en las prácticas. Un detallista que no quiere que se le pase nada. Por eso, él mismo contrató a una persona para que fuera a ver al rival contra el que jugábamos y éste le tenía que preparar los partidos en video. Quería saber cómo se paraban, qué estrategia tenían. Pensaba muy bien los partidos. Él elegía jugar al fútbol, le gustaba tener la pelota. Burgos es un ganador. Iba a buscar el gol. Defendía arriba en el campo contrario. Aún siendo algunos campos de tierra, él quería que su equipo jugara por abajo. Muy pocas veces fue de jugar al pelotazo”. En tanto, Pedro Matías recuerda: “Los viernes, antes del entrenamiento, teníamos una pequeña sesión de videoanálisis del rival. Preparaba muy bien los partidos, se fijaba en el rival. Eso en Primera Regional hace 11 años era impensado. Sabía los puntos débiles de nuestro rivales y nos fortalecía en base a ello. Germán fue fundamental para que tuviéramos éxito, ya que nos añadió cosas de su experiencia que era lo que nos faltaba. Nos organizamos mejor. Los entrenamientos tuvieron más calidad. Gracias a él conseguimos el ascenso”.

Audaz, agresivo futbolísticamente pero también muy humano, con mucha llegada y diálogo, así lo describen. En el Carabanchel, al ser un club de fútbol amateur, sus jugadores trabajaban durante el día, por lo que los horarios de entrenamientos eran siempre por la noche y había que regular las cargas según las ocupaciones de cada uno. “Burgos me dio confianza y supo gestionar mis tiempos. En ese momento yo ya tenía 36 años y a la par trabajaba en una oficina. Me levantaba a las 6 de la mañana y entrenábamos tarde por lo que llegaba a mi casa a las 11 de la noche. Él me mimó para que llegara bien a los partidos. Eso era lo que yo necesitaba y Burgos me lo dio. Me siento un privilegiado por haber trabajado con Germán. Él supo entender mis condiciones y mis características. Nos cuidó mucho a todos y sacó lo mejor de cada uno”, rememora el delantero Matías. “Él tenía muy en cuenta que los chicos trabajaban durante el día y eso lo consideraba para las cargas de entrenamiento, sabía que no podía pedirle lo mismo a un chico que descargaba ladrillos en una obra en construcción que a aquel que estudiaba. Había chicos que trabajaban 8 horas diarias y Burgos eso lo veía”, agrega Teja.

Burgos tenía en cuenta que
Burgos tenía en cuenta que sus jugadores tenían distintos trabajos además de jugar al fútbol, y preparaba programas especiales de entrenamiento para cada uno de ellos. (Gentileza Javier Matallanas)

Otro dato lo dio el por entonces presidente Juan Medina, quien resaltó que Burgos era de ver mucho a las categorías inferiores. Algo que ya mostró en su primera semana de trabajo en Newell’s.

Burgos tiene la particularidad de hablar mucho con sus jugadores. Pasaba en el Carabanchel y pasa ahora en Newell’s. Tiene un trato directo, muy cercano. Por eso es que se encuentran voces coincidentes en señalar a la persona además de al entrenador. Es muy especial y particular la historia de Carlos Matallanas, quien fuera jugador de aquel Carabanchel y que falleció el último 9 de marzo a causa de ELA (Esclerósis Lateral Amiotrófica), enfermedad degenerativa del sistema nervioso. Javier Matallanas, hermano de Carlos y periodista del Diario As, señala cómo fue la relación de Burgos con quien fuera uno de sus jugadores. “Germán siempre estuvo cerca de mi hermano. Nunca dejó de ir a verlo. Hasta días antes de su muerte se enviaban mensajes. Él siempre le decía ‘un entrenador nunca deja tirados a sus jugadores’. Y agrega: “Burgos es la hostia (extraordinario) como persona”.

Con el ascenso de categoría de por medio, la experiencia del Mono por el Carabanchel (previa a acompañar a Diego Simeone en Racing y Atlético) duró solo 6 meses, aunque los suficientes para dejar una marca imborrable. Los comentarios de aquellos que convivieron con Burgos en esa etapa denotan una vivencia muy fuerte e inolvidable. Cariñoso, humilde, entrañable, buena persona, profesional, agradable, alegre y comprometido fueron algunos de los calificativos que utilizaron tanto Teja como Pedro Matías para referirse al hoy DT de Newell’s.

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