El argentino Marcelo Pitbull Rojo fue de mayor a menor en la pelea que marcó su debut en UFC, la compañía de artes marciales mixtas más importante del mundo. El cordobés tuvo un buen desempeño en los primeros dos rounds ante el canadiense Charles Jourdain, pero sucumbió ante la agresividad de su rival en el tercero y sufrió una dura derrota por nocaut. El combate, en el marco del evento UFC Fight Night 187 Edwards vs Muhammad, se desarrolló en el Apex de Las Vegas (EE.UU).
La actuación de Rojo ilusionó a los fanáticos albicelestes durante el primer asaltó ya que no especuló, fue ofensivo y hasta conectó algunos golpes en el cuerpo de Jourdain. Sin embargo, el norteamericano resistió y con el correr de los minutos fue ganando en potencia y precisión. Sobre el final del tercer round, el rival del Pitbull sacó a relucir toda una batería de golpes que le permitieron poner fin al combate. El cordobés terminó en el piso con el rostro totalmente ensangrentado mientras el juez de la pelea marcaba la victoria por KO de su adversario.
Una vez que finalizó el combate, el cordobés subió distintos posteos a sus redes sociales en Twitter e Instagram, donde mostró las consecuencias de la batalla: “Estoy bien, gracias a todos por preocuparse. Estoy bien. Es normal en esto. Encima que me pegan, me pagan menos. Cosas que pasan muchachos. Qué fuerte que pega ese hijo de su p.. madre”. Y agregó: “Les juro que lo dejé todo. Solo me duele que mi familia pase por estos momentos. Me conectaron en el segundo y no más veía rojo sangre”. Hasta hoy, otros tres argentinos habían representado al país en la meca de la UFC: Santiago Ponizibbio, Laureano Staropoli y Guido el Ninja Cannetti.
Hasta la pelea de esta noche, Rojo, de 32 años, ostentaba un récord profesional de 16 victorias (ocho de ellas por nocaut) y seis caídas. Su última pelea había sido antes del inicio de la pandemia: en septiembre de 2019 había vencido al mexicano Víctor Hugo Madrigal por KO en una contienda de la compañía Combates América.
El Pitbull Rojo nació en Río Cuarto, Córdoba. Aunque en su juventud también hizo otros deportes como fútbol, rugby y básquet, las peleas siempre fueron parte central de su vida. “Algunos nacen para patear la pelota, yo nací para patear cabezas”, sostuvo en diálogo con Infobae.
Su compromiso con la disciplina siempre lo empujó a ir por más y su carrera fue en ascenso. Para lograr su mejor versión, Rojo se mudó hace cinco años a México y en la actualidad es parte del equipo Entram Gym, con sede en Tijuana. Ser un peleador de élite implica hacer muchos sacrificios y el argentino lo sabe muy bien: hace más de dos años que no vuelve al país ni ve a su madre.
“He peleado en luchas ilegales en Argentina, hasta en los mejores eventos de Argentina, Rusia y Brasil”, comentó el Pitbull, apodo con el que lo bautizó su primer entrenador -criador de esa raza de perros- debido a su ferocidad en los combates.
Con su debut en UFC, parecen haber quedado atrás los malos momentos que el cordobés debió atravesar en los inicios de la pandemia. La imposibilidad de pelear lo dejó sin un ingreso económico, razón por las que debió rebuscárselas y comenzó a dar clases en parques públicos.
“Soy un peleador nato. Hace 16 años que hago esto, pelear para mí es como levantarte a la mañana y tomar café para vos. Yo lo disfruto y amo hacerlo”, dijo el Pitbull antes de la pelea, dejando en claro que no se conformará con haber llegado a la compañía de artes marciales mixtas más importante del mundo, sino que -a pesar de la derrota en el debut- buscará mantenerse allí por un largo tiempo.
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