Este fin de semana, las carreras de caballos japonesas fueron escenario de un momento pocas veces visto y que rozó la tragedia cuando un jockey de 62 años salió despedido del lomo del animal justo en el momento que estaba por cruzar la línea de llegada. Las imágenes de la acción se volvieron virales en las redes sociales y la noticia se compartió en los principales portales del mundo.
Shoichi Kawahara, experimentado en la materia, perdió el control ante la velocidad del equino y cuando quedaban metros para la meta se elevó en el aire, quedó agarrado de las riendas y su cuerpo pasó por encima de la cabeza del animal, dejando así una imagen que generó terror por unos instantes.
El deportista de 62 años y su yegua de seis años, Vintage Pearl, salieron ilesos de ese momento, pese a que por el video compartido por los medios nipones se sospechaba de que alguno pudiese haber sufrido alguna herida de gravedad.
Pese a los raspones, Kawahara no necesitó intervención y lo mejor para él fue que los jueces le computaron su tiempo, ya que en la imagen final se ve que cruza la línea final aún agarrado de las riendas del caballo, por lo que su performance fue válida. Lamentablemente, su actuación no fue la mejor y terminó 11° entre 12 competidores. Al menos, el sacrificio le impidió quedar último.
La carrera fue la sexta del evento celebrado en Himeji, Japón. Al día siguiente, en otra competencia, el jockey de 62 años se recompuso y demostró estar más vigente que nunca al ganar la corrida principal.
Otra situación insólita se dio en Nueva Zelanda hace algunas semanas cuando durante la Copa Wellington en el hipódromo de Auckland, un fanático se metió a la pista, se ubicó delante de los competidores que se acercaban a toda velocidad y se quedó quieto durante unos segundos. Para fortuna del espectador, los jockeys tuvieron grandes reflejos y lograron cambiar el rumbo de los caballos para que el invasor termine ileso.
Desde la organización del evento se mostraron preocupados por lo que habría pasado si el intruso era impactado por uno de los caballos de carrera que, en la recta final, suelen alcanzar los 60 kilómetros por hora y que pesan cerca de 500 kilos. Un impacto podría haber sido fatal. “Tuvimos suerte de no pisarlo. La mayoría no lo vio hasta el último tramo”, declaró el jockey Danielle Johnson. Además, se abrió en debate sobre si las pistas de carrera deberían tener más seguridad en sus costados para evitar este tipo de actos.
SEGUIR LEYENDO: