De La Plata a España, una especie de embrujo ha viajado 10 mil kilómetros y ha perdurado por décadas para instalarse en el Viejo Continente y apoderarse de los terrenos de juego del deporte más popular del mundo. El kiricocho que se puede oír habitualmente durante los partidos del fútbol argentino, e incluso en otros deportes, ha asombrado al periodismo español que cada fin de semana escucha esa palabra ante cada jugada de peligro.
Es que con la prohibición del público en los estadios debido a la pandemia del coronavirus, los diálogos entre los jugadores se han vuelto parte del sonido ambiente, por lo que viajan desde los micrófonos cercanos al verde césped hasta los televisores de cualquier aficionado que sintonice el encuentro. Así, en los últimos meses se han escuchado con claridad discusiones entre futbolistas, indicaciones de entrenadores, comentarios de árbitros y el interminable kiricocho.
Así como el dulce de leche, la birome y el bypass, esta palabra también es un invento argentino que ha revolucionado a gran parte del mundo, en este caso del deporte. Aquel que la pronuncie busca generar la desgracia en un rival, por lo que suele oírse antes de la ejecución de un penal, un tiro libre o cualquier situación de peligro. Como si fuese un producto atractivo, este maleficio se ha exportado rumbo a España, en donde varios jugadores lo han adoptado como un recurso válido para perjudicar a los adversarios.
La semana pasada, el ex futbolista español Joan Capdevila reconoció en una entrevista en al canal Movistar+ que él mismo pronunció las 10 letras durante la final del Mundial 2010, cuando Holanda se encontró con una ocasión perfecta para ponerse en ventaja: “Sólo la he utilizado una vez en la famosa parada de Iker (Casillas) con (Arjen) Robben. En plan desesperado, lo primero que se me pasó por la cabeza fue la palabra kiricocho. La he usado una vez y me ha ido bastante bien. No la he utilizado más”. Al ser consultado de dónde la había sacado, explicó que se la oyó a Rubén Cousillas, ayudante del entrenador chileno Manuel Pellegrini en el Real Madrid.
Pero el programa El Día Después, que se nutre de lo que sucede en los campos de juego para realizar sus informes, notó que son varios los futbolistas que apelan a este recurso en La Liga de España, algo que ha quedado de manifiesto gracias a la ausencia del público. Es por eso que intentó dar con el creador del embrujo y lo logró: Carlos Salvador Bilardo.
Según contó el argentino David Mosquera, todo comenzó en la segunda etapa del entrenador argentino al frente de Estudiantes de La Plata, cuando se enteró de que había un aficionado, Kiricocho, que cada vez que se apersonaba en el club para presenciar una práctica sucedía alguna desgracia. Fue así que el técnico le dio la misión a este hincha de que sea él quien reciba a los equipos rivales. ¿El resultado?: Estudiantes fue campeón del Torneo Metropolitano 1982 y solo perdió un partido como local, ante Boca, cuando Kiricocho no pudo acercarse al plantel Xeneize.
El siguiente paso de Bilardo fue la selección argentina y más tarde el Sevilla de España, por lo que pronto esta especie de embrujo se esparció por la península ibérica y llegó a rincones inesperados, hasta convertirse en un grito tan común como el del gol. Incluso, en 2018 la selección de Francia compartió un video de un entrenamiento en el que Antoine Griezmann estaba practicando remates al arco cuando uno de sus compañeros esbozó el kiricocho para molestarlo.
En 2020, algo similar sucedió en un partido de la MLS entre los dos equipos de Los Ángeles, cuando el delantero Cristian Pavón iba a ejecutar un penal para los Galaxy. En ese instante, un integrante del otro equipo (en el que no había argentinos) recurrió al maleficio, aunque este no fue efectivo y el ex Boca Juniors logró convertir.
Los ejemplos son infinitos ya que el kiricocho llegó para quedarse. Solo el tiempo dirá hacia qué otros territorios se expandirá.
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