Entrevista exclusiva con Bob Arum, el zar del boxeo mundial: revelaciones sobre sus negocios y sus ídolos

De trabajar en la justicia pasó a organizar las peleas más taquilleras de la historia. El promotor habló con Infobae para dejar su mirada sobre las glorias pasadas y el futuro de ese deporte, la participación femenina, la UFC y los nuevos mercados de oriente. Su particular relación con la Argentina

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Reconocido por cuatro generaciones de boxeadores, el promotor Bob Arum sigue proyectando a los 90 años. Quiere imponer el boxeo en China (Foto: Top Rank)
Reconocido por cuatro generaciones de boxeadores, el promotor Bob Arum sigue proyectando a los 90 años. Quiere imponer el boxeo en China (Foto: Top Rank)

Bob Arum (89) podría sintetizarse en una frase: 51 años liderando la organización del boxeo en todo el mundo. También en nombres valorados por cuatro generaciones: desde Muhammad Alí en los 70′ pasando por Mano de Piedra Durán, George Foreman, Ray Sugar Leonard, Marvin Hagler, Julio César Chávez, Alexis Arguello, Mike Tyson, Manny Paquiao, Oscar De La Hoya, Tommy Hearns, Carlos Monzon, Floyd Mayweather, entre cientos de campeones hasta llegar a Vasyl Lomachenko o Canelo Alvarez. Fueron y son los boxeadores a quienes Bob recibió como promesas para proyectarlos hasta la celebridad. No hubo estrella del boxeo en el último medio siglo que alguna vez no hubiese sido programado por él.

Bob une como nadie las épocas de esta pasión universal: lo realizó desde el blanco y negro de la televisión paleozoica hasta prolongarlo en el hoy donde imperan nuevas y sofisticadas plataformas. Y también desde los escenarios más tradicionales hasta los más exóticos e insospechados.

Una larga charla telefónica con el protagonista de 50 años reivindica la actualización y el conocimiento. Y también la evocación de momentos inolvidables junto a amigos que ya no están, pero aún existen.

- Bob, ¿cómo recuerda a Tito Lectoure, el empresario que siempre estuvo en el rincón opuesto al de sus representados?

- Fue uno de mis mejores amigos de la vida. Lo conocí a través de Rodolfo Sabatini- empresario italiano, socio de Alain Delon-. Y nuestra amistad fue fortaleciéndose a través de los años, más allá de los negocios. El, Sabatini, yo, Micky Duff (Inglaterra) y Aileen Eaton (primera promotora de boxeo en California que siempre apoyo a los peleadores mexicanos) formábamos un grupo hermoso de trabajo. Junto a todos ellos disfruté el mejor momento profesional de mi carrera y el que recuerdo con más cariño. Y más allá de las agendas, las obligaciones, nos respetábamos mucho. Cada uno con su boxeador, aunque fuese el rival, pero compartíamos tiempo juntos y cenábamos antes y después de las peleas. Fue un periodo maravilloso de mi vida. En especial con Tito. Amaba a Tito. Era un tipo extraordinario. Hice varias peleas con él en el Luna Park y en diferentes partes del mundo. El representaba a Bonavena, un loco lindo, cuando peleó con Muhammad Alí en diciembre de 1970, yo manejaba a Alí. Tito fue alguien muy querido y respetado en el ambiente. Un hombre honesto, correcto y leal. Su palabra valía más que un contrato firmado ante un notario -

-¿Y qué recuerda de sus visitas a Argentina?

- Recuerdo que hicimos una pelea en un momento económicamente complicado en Argentina, país que amo, admiro su vida nocturna, su idiosincrasia, el tango. Estuve allí cuando estaba casado, pero más la recuerdo en mis épocas de soltero y siempre fue fantástico… Guardo en mi memoria anécdotas imborrables. Hubo una pelea en la que Tito Lectoure nos dio un departamento de 3 habitaciones… Me impresionó saber que podía comprar un departamento en un enorme boulevard -refiere a la 9 de Julio- por 25.000 dólares. No era mucho dinero pero pensé ¿”Para qué comprarlo…? ¿Cuántas veces podré venir a la Argentina?” y resultó que al final lo compré. Pero viví un incidente en un viaje en el que vine para ver una pelea de Víctor Galíndez (frente a Billy Douglas el 21-8-76´) y como parte de la promoción teníamos que asistir a un programa de televisión. El caso es que estuve siempre escoltado junto a Tito Lectoure por unos señores muy amables que me perseguían en unos viejos Ford (Falcon), me atendieron bien, pero que no se me despegaron en todo el trayecto de ida y de vuelta al programa de televisión. Tiempo después supe que se trataba de las fuerzas militares de un país que no tenía democracia…y siempre me arrepentí de mi aparente colaboración con la dictadura militar que nos había tomado para investigarnos y preguntarnos cosas que yo respondía ingenuamente durante la promoción de esa pelea de Galíndez. Por cierto que le revendí el departamento a Tito quien me hizo el inmenso favor de recomprarlo por la misma cifra, 25.000 dólares. Para mi Lectoure fue un caballero, un hombre decente, de palabra y por lo tanto muy confiable.

Bob Arum promocionando, cuándo no, una pelea, rodeado de boxeadores o, como en este caso, de promotoras. (Top Rank)
Bob Arum promocionando, cuándo no, una pelea, rodeado de boxeadores o, como en este caso, de promotoras. (Top Rank)

-Bob, habló de Lectoure, de Sabatini, de Eaton, de Micky Duff... no podemos obviar a otro del juego grande como Don King su más grande y encarnizado competidor, ¿cómo describe su relación con él?

- A Don King podría definirlo como un hombre de la calle. Nació y creció en las calles. Es inteligente, vivo, desconfiado, conocía muy bien los códigos. Mi rivalidad con Don King fue feroz; él tenía muchas facilidades con el Consejo Mundial del Boxeo, más precisamente con José Sulaiman. No obstante hicimos varias peleas juntos como De la Hoya-Tito Trinidad; la primera de Leonard-Duran que tuvieron mucho éxito. Pero siempre hubo gran antagonismo entre él y “nosotros”, Lectoure, Sabatini y yo. Pero ahora que el tiempo pasó, que transcurrieron más de 50 años podría decirle que somos dos viejos guerreros. Dos soldados que sobrevivieron a muchas batallas que ya quedaron atrás y que ahora se comunican o relacionan como amigos.

- ¿Cuál fue la mejor pelea que vio, Bob?

- Fueron dos. Memorables. Emocionantes. La primera es la que estaba en juego el título de mediano entre Marvin Hagler y Tommy Hearns. Fueron tres rounds tremendos, de pura acción. La otra, el tercer capítulo entre Muhammad Ali y Joe Frazier (Manila 1975). Fue una pelea a morir; increíble, muy ajustada y dramática desde el primero hasta el último round, fue la que Muhammad ganó con solo ponerse de pie antes de comenzar el 15° asalto y “Smoking” Joe Frazier se quedó sentado.

- ¿Quién fue el mejor boxeador latinoamericano de la historia?

- Canelo Álvarez…

- Bob, pero si lo comparamos con Mano de Piedra Durán, con Chávez, con De la Hoya o con el mismo Monzón ¿lo pondría en el mismo nivel?.

- No quiero ser injusto. Son otras épocas. Creo que uno ve las cosas diferentes a medida que va creciendo, que nos vamos poniendo viejos. Canelo es un boxeador extraordinario, hoy es el mejor. Desde su talento hasta desde el punto de vista del negocio. Y me tocó en la última parte de mi carrera. Es el “Premium” de los boxeadores latinos de la actualidad.

El autor de la nota, Bob Arum y Marvin Hagler, en una de las tantas veladas boxísticas donde el empresario y el periodista se cruzaban alrededor del mundo.
El autor de la nota, Bob Arum y Marvin Hagler, en una de las tantas veladas boxísticas donde el empresario y el periodista se cruzaban alrededor del mundo.

- Bob, la UFC ha crecido mucho en los últimos años, ¿podría llegar a desplazar al boxeo clásico?

- La UFC es un desprendimiento de las artes marciales. Fue “inventada” por quienes se dedicaban a las artes marciales e hicieron un trabajo impresionante para promoverlo. Pudieron con algo que fue (y aun es) imposible en el boxeo y es tener el monopolio. Es decir, controlan las peleas y a todos los protagonistas y luchadores. Son una sola compañía, una troupe. Tiene ejecutivos y luchadores. Y logran que todas las peleas que organizan sean atractivas. Se trata de algo impensado que ocurra en el boxeo, porque cada promotor que tiene un buen boxeador siempre intentará que se enfrente a uno inferior a quien le pueda ganar. En el boxeo siempre hay un riesgo que no se quiere correr. Y esto no ocurre en la UFC. No hubiera sido una amenaza en los 80′ o en los 90′ porque había grandes boxeadores y todas las peleas eran atractivas. Sin embargo ahora es más difícil. En EE.UU. las dos cadenas de televisión que cobran por evento o suscripción, los canales Premium HBO y Showtime se metieron en el boxeo y les pagaban más dinero a los boxeadores que lo que podían ofrecer los promotores. Es decir por 10 o 12 dólares al mes, los fanáticos tenían buen boxeo en sus casas como las series The Sopranos o Sex and the City. Las dos cadenas monopolizaban todo y esto fue un golpe duro para el boxeo como deporte ya que había que respetar los contratos con HBO y Showtime; muchas veces las peleas no eran atractivas y había grandes diferencias entre los boxeadores. En EEUU hay 120 millones de hogares, pero solo 30 millones pueden pagar una suscripción o pago por evento. De esos 30 millones, 15 millones están suscriptos a Showtime. En UFC en cambio las peleas llegan por los canales básicos de cable, es decir son gratuitos. Y un dato importante es que llega a los más jóvenes. La mayor parte de la audiencia de UFC son jóvenes blancos. Hay muy pocos que son hispanos o negros. Además, UFC ejerce el monopolio sobre los jóvenes blancos, hombres y mujeres quienes la apoyan. Ante esto, el boxeo perdió ese público. El boxeo se mantenía especialmente gracias al apoyo de los hispanos –incluidos los portorriqueños- y los afrodescendientes. Eran fanáticos de boxeo y no de UFC. Son audiencias diferentes y claramente son deportes diferentes. UFC tiene a los blancos como audiencia mayoritaria. Esa misma que en los últimos años se metió en política y que fue parte de la Convención Republicana. Y es a partir de la presidencia de Donald Trump que la UFC floreció y tomó auge. Es difícil que el boxeo pueda competir. Sobre todo por la poca oferta como la que tuvimos en los 80 y 90 y que hoy no existe...

Bob Arum dice que ya no depende de las revistas o los diarios para promocionar las peleas como antes de la llegada de internet. Ahora, para él, todo es redes sociales. (Top Rank)
Bob Arum dice que ya no depende de las revistas o los diarios para promocionar las peleas como antes de la llegada de internet. Ahora, para él, todo es redes sociales. (Top Rank)

-¿Cómo era el boxeo en el inicio de su carrera, cómo es el boxeo de hoy y cómo cree que será el del futuro?

- Cuando comencé en los 60′ no había satélites. Si se hacía una pelea en EE.UU., no se podía mostrar en Argentina al mismo tiempo, por ejemplo. Luego el advenimiento del satélite revoluciono todo, estamos hablando de finales de los 60′. A partir de entonces se podía hacer una pelea en cualquier parte del mundo y millones podían verla en vivo. Esto cambio absolutamente todo en el boxeo y en el mundo por supuesto. Obvio que siempre hay cambios y debemos estar preparados. Todos dependemos del satélite. Desde un programa de tv hasta un evento político o deportivo. Y ahora esa revolución se trasladó también a internet. Para promover una pelea ahora, no se necesitan ni diarios ni revistas como por ejemplo pasaba antes con El Gráfico o con The New York Times. Esos importantísimo medios, además de promoverla la analizaban tras el acontecimiento; ahora nuestro apoyo se basa en todo lo que es la “social media” (Facebook, Instagram, Twitter, etc.) para publicitar una pelea. No tiene techo, va hacia todos los sectores y además incluye a los más jóvenes. Llega a millones al mismo tiempo. Desde la promoción hasta lo que sucedió en el ring. Tanto The New York Times como El Gráfico o The New York Post y Sport Illustrated pasaron a un segundo plano. Nuestra prioridad para presentar una pelea u otro evento hoy es a través de las redes sociales.

- En el mundo del boxeo, ¿se ha devaluado la palabra empeñada o el compromiso más allá de una firma?

- No lo sé. Lo que puedo decirle desde mi experiencia es que la palabra se daba de promotor a promotor y no hacía falta nada más. Hice alrededor de treinta peleas con Sabatini, unas veinte con Tito Lectoure y nunca firmamos un contrato. Era nuestra palabra y punto y se cumplía, ¡claro! No hacía falta más nada. Viejos, buenos tiempos, los de aquellos hombres...

- ¿Hubiera imaginado hace 40, 50 años atrás que un boxeador también fuera a la vez el propio promotor de sus peleas?

- No en aquellos tiempos, pero todo va cambiando. Esto surge como consecuencia de las cadenas de televisión que tienen todo el monopolio de las transmisiones. HBO, Showtime… Ellos dominaron y dominan desde hace tiempo y no les importa quién es el promotor; lo único que les importa es montar el show con buenos nombres y facturar sin tener que resignar un porcentaje al promotor. ¿Para qué quieren un promotor si pueden hacerlo por ellos mismos? A veces funciona otras no tanto pero es adónde vamos. No los culpo.

- Hablemos ahora Bob sobre del boxeo femenino, ¿cuál su punto de vista?

- Claramente, acabo de decirlo, el mundo está cambiando. Hay mujeres que pisan fuerte en política, que son primeras ministras, ahora tenemos una vicepresidenta en los Estados Unidos (Kamala Harris), otra en la Argentina que ya fue presidenta (Cristina Kirchner), la líder de Europa es Angela Merkel y podíamos seguir toda la noche nombrando mujeres ilustres en cualquier parte de la historia y del mundo. Por lo tanto no es inusual que las mujeres ocupen posiciones top en todos los estratos de la vida. Y cuando decidieron participar del deporte también demostraron que están a la altura. En básquetbol, voleibol, fútbol… Y cuando llegó el momento del boxeo, también. No es fácil promocionar peleas de boxeo de mujeres porque lamentablemente la gran mayoría de los fanáticos del boxeo son hombres. Se lo toma como una diversión, no tan seriamente. Y mucho más difícil hacer de una mujer un fenómeno taquillero como ocurrió toda la vida con los hombres. En este momento represento a Mikaela Meyer, invicta en 14 peleas pero déjeme contarle una historia sobre esta hermosa mujer... Hace algunos años llego al cine una película sobre el boxeo femenino: “Million dollar baby”, protagonizada por Hilary Swank y dirigida por Clint Eastwood. Gran película. En ese momento me vino a ver Emanuel Steward, gran entrenador, amigo de confianza y me propuso promocionar una pelea con Lucia Rijker (me parece que también era su novio) frente a Christy Martin quien era la top del mundo. La pelea iba a ser en Las Vegas. El acuerdo era que les pagaba doscientos cincuenta mil dólares a cada una y setecientos cincuenta mil a la ganadora, así la vencedora se hacía con un millón de dólares para promocionarla como “Millon Dollar Baby”. Puse la pelea en pago para ver (PPV). Sólo se vendieron 100 tickets tras el primer mes de venta. Intenté todo; fue muy complicado. Finalmente a un mes de la pelea, Lucia se lesionó el tendón de Aquiles y la pelea debió ser cancelada. Ahorré mucho dinero, con lo cual me di cuenta que es muy difícil promocionar y arriesgar una cantidad sustancial de dinero en boxeo para mujeres. Podrían ser parte de un show boxístico de hombres, pero no como plato principal de una velada. ¡Ojo! Hay muchas buenas mujeres boxeadoras: Katie Taylor, Mikaela Meyer. Pero al menos por ahora la historia es así.

Arum llegó a tener un departamento en la avenida 9 de Julio en Buenos Aires, que compró en 25.000 dólares. Recuerda con nostalgia la vida de la noche porteña. (Top Rank)
Arum llegó a tener un departamento en la avenida 9 de Julio en Buenos Aires, que compró en 25.000 dólares. Recuerda con nostalgia la vida de la noche porteña. (Top Rank)

- ¿Cree que China podría convertirse en el corto plazo en el nuevo mercado líder del boxeo mundial, Bob?

- Estoy trabajando en eso… hice peleas en Macao (ex colonia portuguesa devuelta a China en 1999 que tiene más metros cuadrados cubiertos de casinos que Las Vegas) y nos fue muy bien. En China gusta mucho el boxeo a pesar que aún no pudimos desarrollarlo demasiado. Pero hay que encontrarle la vuelta de cómo convertirlo en un espectáculo rentable. Estoy trabajando con muchos chinos. De hecho Xi Jinping fue boxeador en la escuela y ama este deporte. Eventualmente estoy convencido de que China será una potencia en boxeo e India también lo será. Pero ocurrirá después de mi muerte.

-Bob, ¿quiénes fueron para ti los mejores 10 boxeadores de la historia?

- El más grande de todos fue Muhammad Alí. Detrás de Alí, Carlos Monzón: un peleador tremendo, de personalidad difícil pero un boxeador increíble. Hice varias peleas de Monzón incluidas las dos de Rodrigo Valdez. Un campeón invencible, inteligente, frío, de una estatura prodigiosa para su peso. Tercero lo pondría a Alexis Arguello (nicaragüense, ligero junior). En cuarto lugar a George Foreman. En el 5° lugar de la historia lo ubico a Roberto “Mano de Piedra” Durán, un boxeador feroz quien más allá de su hombría y talento él mismo era su peor enemigo. Un ídolo inigualable . Otro de mis favoritos -6° puesto- es sin dudas Sugar Ray Leonard. Un estilo único, muy fino, gran personalidad, inteligente, sagaz, gran boxeador e inspiración para muchos. Detrás de Leonard, “Marvelous” Marvin Hagler. Marvin fue un gran campeón. En octavo lugar, Oscar de la Hoya. Mike Tyson está entre mis favoritos. Y por último tengo que poner a dos compartiendo el top ten: Floyd Mayweather, un extraordinario boxeador, inteligente con mucho talento y Manny Pacquiao, un monstruo que puso a los bravos mexicanos en fila y les gano a todos.

-Habla con admiración de Monzón… ¿Por qué nunca pudo ser una estrella en EE.UU.?

- Monzón no hizo demasiadas peleas en EEUU. (de hecho, realizó solo una contra Tony Licata a quien derrotó por puntos en el MSG el 30-6-75′). Y la dificultad de lo hablábamos respecto de la ausencia del satélite, mucho no se lo conocía, no se veían sus peleas y no se lo podía promover. Fue a partir de la pelea con Valdez cuando la gente en EEUU. por fin empezó a conocerlo. Y se dio cuenta de lo buen boxeador que era. Lamentablemente ya era tarde pues fue sobre el final de su carrera. Y además el problema de la comunicación también influyo en un país donde se habla inglés; Monzón solo se comunicaba en español. Sin embargo más allá de todas estas barreras, hoy con todas las herramientas de promoción, todo hubiera sido diferente con Monzón en este país. Imagínese la inmejorable opinión que dejaron extraordinarios boxeadores como Maravilla Martínez, Martillo Roldán, el Chino Maidana, cuanto más hubiera sembrado Monzón.

-Entonces, imaginemos una pelea de Monzón frente a Marvin Hagler, o contra Tommy Hearns o ante Sugar Ray Leonard… ¿Quién hubiera ganado? Vamos uno por uno, ¿le parece ?.-

-No hace falta: Monzón les hubiera ganado a los tres. A Hagler sin duda y hasta habría sido una pelea despareja, una cuestión de corazón; a Tommy también le hubiese ganado pero corriendo algún riesgo porque Hearns era algo más alto y pegaba durísimo, aunque se caía fácil. Y respecto a Sugar Ray Leonard, Monzón era demasiado grande para Leonard. Monzón fue el mejor mediano que jamás vi y le hubiese ganado a todos. Me queda la duda con Sugar Ray Robinson que es anterior a mí y todos dicen que fue el mejor, que aún en la era moderna hubiese sido invencible…-

-Y ahora Bob, mirando hacia atrás y evocando el tiempo viejo que se fue, ¿harías lo mismo en cualquier vida futura?

-La vida es divertida. Cuando empecé en el boxeo era fiscal en la Corte de Justicia de los EEUU, fue la época en que Bobby Kennedy era fiscal general de la Nación y me asignó un caso en el que debía confiscar parte de los beneficios del primer combate entre Sonny Liston y Floyd Patterson en 1962 por maniobras de lavado de dinero en Chicago. Allí conocí a Lester Malitz, quien por aquel entonces promocionaba a los pesos pesados. De hecho, fue el quien me llevó a ver el combate Ernie Terrell-George Chuvalo. Fue la primera pelea que vi en mi vida que vi en vivo y ya tenía 34 años. Entré por la puerta grande como uno de los gerentes de la promotora de Muhammad Ali. Luego vino el escándalo y su negativa de alistarse para hacer el servicio militar e ir a Vietnam; esto lo llevó a una suspensión por tres años y medio sin poder pelear. Fue entonces cuando gracias a mi relación con Alí me quedé en el boxeo. Las cadenas de televisión me pidieron que organizara y promoviera un torneo de ocho boxeadores peso pesado para reemplazar a Muhammad a quien lo habían sancionado y le quitaron la corona, entre ellos Jimmy Ellis (que fue el ganador y campeón mundial), Jerry Quarry, Ringo Bonavena, Karl Mildenberger… y sin darme cuenta ya estaba metido en el boxeo. Y cuando Alí volvió el 7 de diciembre de 1970, fundé Top Rank. La primera pelea de mi nueva empresa fue Alí-Bonavena en Madison Square Garden. Desde entonces mi vida es el boxeo. Pero si no hubiera conocido a Alí y no hubiera promocionado su pelea y no hubiese enfrentado tantas controversias, tal vez hoy sería un juez retirado, porque estoy seguro que de haber continuado habría terminado como juez. Y si me hubieran dicho cuando me gradué en Harvard que me dedicaría al boxeo, hubiese respondido “usted está loco…”.

Bob no es el número uno de los promotores de boxeo porque organizó más mil peleas de interés mundial, ni porque su empresa pudo haber movilizado alrededor un billón de dólares entre los mejores 300 peleadores de los últimos 50 años; Bob es el mejor porque en cada uno de esos combates depositó su corazón sobre el ring como ofrenda de su compromiso con el sueño de aquellos púgiles.

Qué maravilla será reencontrarte, querido amigo.

Será una noche en Las Vegas, habrá una corona en juego, el público llenará la sala, el mundo estará pendiente y habré de hallarte en algún rincón vibrando como aquella primera vez del 70 en el Madison cuando Ringo casi lo noquea a Alí…

Veámonos Bob…y que sea pronto.

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