Es imposible pensar en un Godoy Cruz afianzado en la élite del fútbol argentino y compitiendo a nivel continental sin los goles de Santiago Damián García. El Morro, como se lo apodaba, se había convertido en un símbolo del Tomba. Era un jugador determinante para el club y se había posicionado entre sus máximos anotadores históricos, pero su ciclo acabó a fines del 2020 en medio de duras acusaciones con los dirigentes.
Este carismático atacante, quien fue encontrado muerto este sábado en su casa de Mendoza, desembarcó en dicha provincia argentina a principios de 2016. Llegaba procedente de River Plate de Uruguay pero con un largo recorrido sobre sus espaldas.
Había surgido en Nacional de Montevideo y llegó a jugar el Mundial Sub-20 de Egipto 2009 con la selección juvenil charrúa. Su gran rendimiento en el Decano –fue goleador de la temporada 2010/11 con 23 goles– le permitió jugar en Atlético Paranaense de Brasil y en el Kasımpaşa de Turquía. Su salida al fútbol brasileño se dio tras dar positivo de cocaína en un control antidopaje en su país.
En Paranaense vivió momentos anímicos muy duros y cuando jugó en Europa le tocó atravesar situaciones extremadamente curiosas. Es por eso que no hubo un sitio en donde haya tenido tanto protagonismo y haya sido tan determinante como en Godoy Cruz, club en el que jugó en los últimos cuatro años ininterrumpidos y se convirtió en ídolo.
Desde que debutó en el Bodeguero se ganó el cariño de los hinchas de esta institución a fuerza de goles. A punto tal que logró convertirse en el máximo goleador de Godoy Cruz en Primera División del fútbol argentino. Su mejor temporada fue en la Superliga 2017/18, donde fue el máximo anotador del torneo con 17 goles en 26 partidos, lo que despertó el interés de varios equipos locales y también del exterior, sobre todo en México.
Con lo goles del Morro García, el cuadro mendocino se aseguró participaciones a nivel continental en la Copa Libertadores e incluso llegó a tocar la cima de la tabla de posiciones y pelear un campeonato con Boca Juniors. Allí su faceta más cómica salió a la luz, diciendo que iba a comer asado en lugar de ver a su rival.
Pero su maravillosa etapa llegó a su fin hace unos meses, después de la renuncia de Diego Martínez como director técnico. Ahí el artillero uruguayo ya no estaba tan cómodo e intentó también dar un paso al costado pero tenía contrato vigente hasta junio de 2021.
Sus últimos días en el Tomba fueron muy difíciles. Llegó a quedar afuera de algunas convocatorias y recibió acusaciones de los directivos más importantes de su equipo. José Mansur, presidente de Godoy Cruz, criticó duramente a los jugadores más experimentados de su plantel, entre ellos el Morro. Fueron cuestiones que volvieron a despertar viejos fantasmas en un futbolista que en el último tiempo estaba bajo tratamiento psiquiátrico.
Su cuerpo fue hallado sin vida en su departamento. Según indicó el diario El Sol de Mendoza, un amigo fue a su casa preocupado porque no contestaba llamadas ni mensajes, y lo encontraron sobre su cama y con un disparo en la cabeza. La noticia ha conmocionado al fútbol argentino, que siempre lo recordará como un goleador de raza que dejó huella en Mendoza.
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