Algunos de los participantes del próximo Abierto de Australia que desembarcaron en el país de Oceanía desde Estados Unidos y Emiratos Árabes Unidos generaron un gran revuelo con su arribo: 47 tenistas quedaron aislados por la aparición de tres casos positivos de coronavirus en los aviones que transportaban a todos los deportistas. Entre los pasajeros se encontraban los argentinos Guido Pella y Juan Ignacio Londero.
Uno de los directores del torneo, Craig Tiley, reveló que los casos positivos que se hallaron fueron en vuelos provenientes de Los Ángeles y Abu Dabi. Todos los pasajeros, al ser considerados contacto estrecho, deberán estar en cuarentena durante 14 días en un hotel del país. Pella, disconforme con las condiciones en las que la organización planificó los aislamientos, publicó una historia mostrando su descontento.
“Imagínense que no nos limpian la habitación hace una semana, de milagro nos dan toallas y la comida es de cartón. Ni una hoja limpia pudimos conseguir... Pero bueno, seguimos fuertes (ponele)”, escribió el tenista argentino en una de sus redes sociales mientras se dispone físicamente dentro de su cuarto a la espera de poder cumplir la cuarentena y luego sí realizar la preparación al aire libre.
Además, una de las pocas comodidades que la organización del Australian Open le facilitó a los deportistas en cuarentena es una bicicleta fija dentro de la habitación para realizar trabajos aeróbicos. Luego, el día a día parece ser un calvario y mantenerse en perfectas condiciones físicas es complicado en tan poco espacio y con escasas herramientas de entrenamiento.
Pero uno de los grandes escándalos ocurrió en el cuarto de la tenista de Kazajistán Yulia Putintseva. Subió un video a las redes sociales en el que filmó a un ratón caminando dentro de la habitación. Aunque se había quejado hacía horas, no la cambiaron nunca de habitación. Además, aprovechó lo viral que se hizo su publicación y disparó una crítica a la organización: “A mí no me pusieron en un hotel lindo como a otros tenistas”.
La mayor queja de los participantes es que el Australian Open nunca avisó que si había un caso positivo dentro del avión, todos los viajeros del mismo serían aislados por dos semanas. Varios argumentaron que de saberlo antes hubieran alternado la forma de llegar a Melbourne para jugar el torneo o que hasta les habían dicho que la cuarentena se hacía sólo si el tenista o parte del staff de trabajo del jugador daba positivo.
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