Una práctica tan habitual como repudiable. Una especie de ritual que se da la noche previa a un compromiso importante de la Copa Libertadores. Una vez más, los hinchas volvieron a ser los protagonistas de la jornada.
En la madrugada de Brasil, entre las dos y media de la mañana y las 6, los fanáticos del Santos hicieron detonar bombas de estruendo en diferentes sectores en las inmediaciones del hotel donde se concentra Boca. Fueron horas de ruidos molestos con la intención de evitar el descanso de los jugadores del equipo argentino que esta noche irá por un lugar en la final de la competición más codiciada del continente, donde espera Palmeiras.
Una vez más, las autoridades locales mostraron una actitud pasiva ante los fuegos artificiales que interrumpieron la tranquila noche del Xeneize.
A las 19:15, el combinado liderado por Miguel Russo buscará su duodécima final en la historia de la Copa Libertadores para mantener viva la ilusión de conseguir la Séptima a trece años y medio de su última conquista, justamente de la mano de su actual entrenador.
Después de haber empatado sin goles en La Bombonera, el Xeneize irá por la clasificación en San Pablo, con la ventaja de contar con dos resultados posibles para asegurar su boleto a la final del 30 de enero en el Maracaná, ya que una victoria o un empate con goles depositará al elenco boquense en el duelo decisivo que se desarrollará en Río de Janeiro.
El gigante argentino es el club que más veces disputó la final de la Libertadores con once presencias, de las cuales ganó seis (1977, 1978, 2000, 2001, 2003 y 2007) y perdió cinco (1963, 1978, 2004, 2012 y 2018). Dos de esas definiciones las disputó con Santos: una la perdió, en 1963, con el mítico Pelé como rival y la otra la ganó, en 2003, con Carlos Bianchi como DT.
Después de su última conquista, con una soberbia conducción de Juan Román Riquelme dentro de la cancha, Boca se fijó como obsesión alcanzar a Independiente, que con siete trofeos en su vitrina, se mantiene como máximo ganador histórico de la competencia.
Dos veces quedó en el umbral de ese récord, ante Corinthians en 2012 y frente River en 2018, por esa razón convocó a Russo, un entrenador que conoce el know-how de la Copa. Boca llegó hasta esta instancia semifinal después de atravesar invicto el Grupo H, que se adjudicó con siete puntos de ventaja; de eliminar por penales a Inter de Brasil en La Bombonera y de revertir con autoridad su llave ante Racing, que había comenzado con derrota en Avellaneda.
Una rotunda estadística alienta al equipo argentino para lograr su cometido: de 20 series coperas con equipos brasileños, Boca ganó 17. Sólo tres rivales pudieron eliminar al Xeneize: el Santos de Pelé, el Fluminense en las semifinales de 2008, y el Corinthians en la final 2012.
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