Muchas veces el foco de un deportista está puesto en su desempeño y resultados. Aunque hay factores externos que pueden incidir en su rendimiento. Temas personales como puede ser un drama familiar. El ex futbolista uruguayo Mario Regueiro (42 años) es un ejemplo y reveló cómo vivió su depresión por el suicidio de su hermana en 2013, quien no superó la muerte de su hija. Además, reflexionó sobre lo absorbente que es fútbol y por qué está alejado del ambiente. Hoy atiende al público en la juguetería de su mujer y disfruta de una vida relajada.
En diálogo con el programa radial El Enganche (Club 947 FM), admitió que “me di cuenta tarde de que tenía depresión. Me empezaron a sudar las manos y tenía miedo de salir e ir a entrenar. Me tocó jugar partidos donde me sentía un fantasma. No sabía cómo parar la pelota o no sabía qué hacer en mi puesto. No es fácil. Tuve la suerte de que mi señora se puso la cinta de capitán y se hizo cargo de todo”
“Yo quería curarme de la depresión y me dejé ayudar. En otros casos, como el de mi hermana, no terminó bien. Encontré un tratamiento ideal que me sacó a adelante”, confesó.
No fue la primera vez que su familia vivió una tragedia. En octubre de 2011, dos sobrinos del ex delantero, Álvaro Costa (18 años) y Javier Regueiro (19), fueron asesinados de varios disparos en un asentamiento de la capital uruguaya por un supuesto ajuste de cuentas.
“Me pasó de no darme cuenta de que caí en una enfermedad y seguía jugando. Me enteré de la muerte de uno de mis sobrinos a las tres de la mañana y al día siguiente tenía que jugar. Eso me enoja del fútbol, que solo se quedan con los 90 minutos”, sentenció.
“Pareciera que los deportistas no somos humanos. Cuando estás bien es todo color de rosa. Pero las cosas no son así en la vida. Cuando estás mal, estás abajo, hay que ponerse fuerte. En mi carrera tuve de todo”, agregó.
“En el fútbol sólo se sabe lo que gana cada jugador. Y pareciera que por lo que ganás estás obligado a jugar todos los partidos iguales. No se nos permite tener problemas. Los malos comentarios pueden afectar mucho al jugador. Que solamente existe el contrato y no la persona que está detrás. No podemos mostrar debilidad. No hay ninguna persona que no quiera hacerlo bien, pero a veces vivís cosas que te superan”, afirmó.
“Estoy alejado del fútbol desde hace cinco años. Me di cuenta que hay otras cosas que me llenaban más que la pelota. Tampoco voy a la cancha. La gente no entiende que el jugador de fútbol tiene vida. El hincha no acepta que nos pasen cosas como a ellos”, manifestó.
Regueiro jugó en su país en Cerro, Nacional y Defensor. En España vistió las camisetas de Racing de Santander, Valencia y Murcia. Y en la Argentina lo hizo en Lanús, donde descolló, y Racing. También integró la selección uruguaya donde disputó el Mundial de Corea y Japón de 2002.
Lejos de las presiones que tiene el fútbol y superada aquella depresión, su presente es muy distinto. “Trabajo en la juguetería que puso mi mujer. Está en Montevideo y se llama ‘Estoy Feliz´. Estoy desde las diez de la mañana hasta pasadas las siete de la tarde. Me siento feliz, muy cómodo trabajando ahí. Me gusta charlar con la gente. Por suerte nos fue bien, al principio era un desastre envolviendo los regalos, pero ahora ya lo hago bien. Mi señora me paga el sueldo”, comentó.
Regueiro encontró la felicidad en un comercio familiar y trabaja con su mujer, quien lo ayudó a salir adelante en aquellos momentos difíciles. Una historia de superación y su caso demuestra que hay vida después del fútbol.
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