Sus batallas fueron partidas de ajedrez. Encuentros medidos. Buscaron los momentos justos para atacar y su estilo de manejo prolijo, impecable, elevó el nivel de su lucha. Se trata del escocés Sir Jackie Stewart y del brasileño Emerson Fittipaldi. Fueron dos caballeros dentro y fuera de la pista con enorme talento. Por estos motivos ambos marcaron los primeros años de la década del setenta en la Fórmula 1. Una época única e inolvidable en la que al enorme nivel de pilotos se sumó la libertad técnica para desarrollar los autos. Fue el punto máximo de la creación en 70 años de la categoría.
Hace medio siglo se afirmaron los motores V8 de unos 430/450 caballos de potencia. Al tener un peso de apenas 500 kilos los coches se hicieron cada vez más peligrosos. Fue un contexto en el que los ingenieros y diseñadores volaron con su imaginación y permitieron que cada auto tenga su personalidad. Hasta hubo un monoplaza con seis ruedas (para que tuviese más estabilidad en las curvas), el recordado Tyrrell P34 (1976 y 1977). En ese marco el duelo de Stewart y Fittipaldi se robó la atracción en el primer lustro de los años setenta.
“Los años en que corrí fueron fantásticos. Hubo mucho cambio en los coches. Pasamos de neumáticos con dibujo a sin alerones y a lisos con enormes alerones”, describió Stewart (nació 11/06/1939) sobre su etapa en la F-1. Él se incorporó a mediados de los sesenta y pronto se consolidó. Cuando ganó su primer título en 1969 ya era uno de los mejores corredores del mundo. Fue con la escudería Matra, que estaba a cargo del inglés Ken Tyrrell (luego tuvo su propio equipo), alguien que hizo mucho por la F-1. Le decían el “Leñador” porque era un ex maderero. En el garage de su casa puso su primer taller y fue descubridor de jóvenes talentos como el sudafricano Jody Scheckter, el sueco Ronnie Peterson y el francés Patrick Depailler. Aunque la gloria la alcanzó con Stewart.
Por otro lado en ese ejercicio llegó a las islas británicas un joven paulista de 22 años, de apellido Fittipaldi (vino al mundo el 12/12/1946). Con el dinero de las carreras que ganó en Brasil se compró un monoplaza de Fórmula Ford. Casi no hablaba inglés, pero aprendió rápido. Con buena actitud y conducta se adaptó al automovilismo británico y en esa temporada fue campeón de la Fórmula 3. Luego de un corto paso en la Fórmula 2 Europea, debutó en la Máxima.
De la mano de Lotus pegó el salto en 1970. Con solo cuatro carreras, Emerson ya obtuvo su primera victoria. Fue en los Estados Unidos. Aquel éxito de Emmo (como se lo conoce a Fittipaldi) permitió la coronación post mortem de su ex compañero, el austríaco Jochen Rindt, quien falleció en uno de los ensayos en Monza, Italia. Esto sumado a la imposibilidad de ganar las últimas tres fechas del belga Jacky Ickx (Ferrari).
“No siempre es posible ser el mejor, pero lo que sí es posible es siempre mejorar tu desempeño”, sostuvo Jackie, quien en 1971 se mostró muy superior con el monoposto 003 del equipo Tyrrell y plasmó sus seis triunfos con ese modelo. Fue aplastante. Emerson apenas pudo ser sexto y en un pálido campeonato donde su segundo puesto en Austria y las terceras colocaciones en Francia y Gran Bretaña fueron sus mejores resultados. Aunque el brasileño tuvo dos atenuantes: esa temporada sufrió un grave accidente de tránsito en Francia donde se fracturó varias costillas. Por esto se ausentó en Holanda y luego le costó recuperar su estado físico. El otro punto fue que no contó con un buen medio mecánico. Sin embargo el desarrollo sobre el Lotus 72 no fue en vano y le permitió tomarse revancha al siguiente año. Ahí el mano a mano entre ellos elevó temperatura.
Emmo continuó con su rápido ascenso en 1972 y aprovechó la gran performance de su monoplaza. Luego de que Stewart golpeó primero en la apertura de la temporada en la Argentina (N. de la R: tras 12 años nuestro país volvió de forma oficial al calendario y en esa carrera debutó Carlos Reutemann con una pole position), Fittipaldi fue segundo en Sudáfrica y venció en España. Repitió en Bélgica, Gran Bretaña, Austria e Italia. En el medio el escocés pudo plasmar otro triunfo en Francia y más allá de su doblete victorioso en Canadá y los Estados Unidos, no pudo impedir la consagración del brasileño. El vecino país empezó a escribir su gran historia en la categoría. “Emerson creó el deporte motor en Brasil”, aseveró más tarde su compatriota Nelson Piquet, tricampeón mundial en 1981, 1983 y 1987.
Aunque cabe aclarar que Jackie ese año tuvo un pico de estrés. El escocés siempre fue una persona hiperactiva por la dislexia que lo acompañó desde la infancia. En la plenitud de su campaña deportiva, Stewart estuvo más tiempo en las pistas que en su casa por las competencias, ensayos o eventos promocionales. “En un año viajé 450.000 millas (720.000 kilómetros)”, reveló en una oportunidad. En una misma semana, podía correr en F-1 el domingo en Europa, ir a probar su Tyrrell durante cinco días seguidos en Sudáfrica y luego viajar a los Estados Unidos para correr en el campeonato de Can-Am. Esta sobrecarga de compromisos le provocó una úlcera y hasta fue hospitalizado por una hemorragia interna. Por eso faltó a la fecha de Bélgica y ahí su rival empezó a edificar su corona.
A esa altura Emerson estaba en la cúspide. “El cockpit (donde está la butaca) de un auto de carrera es el lugar más relajado del mundo”, definió Fittipaldi, quien también reconoció que “sólo se siente miedo cuando se pierde el control del auto”. No obstante, demostró la capacidad de manejar sin problemas en cualquier pista o condición. Su sangre fría le sirvió para usar su táctica: largase o no adelante, supo cuidar su coche para vencer en las últimas vueltas. El recordado Alfredo Parga, la pluma argentina más destacada en automovilismo, decía que “Emerson era el piloto sudamericano más europeo”.
La coronación de Fittipaldi no fue una más. En su momento se convirtió en el corredor más joven en la historia en ganar un título F-1, con 25 años y ocho meses, un récord que fue batido 33 años más tarde por el español Fernando Alonso, cuando se consagró con 24 años y dos meses. Esa marca luego fue batida por el inglés Lewis Hamilton en 2008, con 23 años y 9 meses, y superada después por el alemán Sebastian Vettel en 2010, con 23 años y 4 meses.
Para 1973 el duelo fue a pleno. Hubo un gran prólogo en Buenos Aires con Fittipaldi frente a los dos corredores de Tyrrell, el propio Stewart y el francés François Cevert. En el autódromo porteño partió segundo, pero luego perdió con ellos. Los argentinos y muchos brasileños que alentaron a su ídolo, fueron testigos de un carrerón. Emerson hizo una estrategia inteligente. Redujo su diferencia y luego eligió el momento exacto para superarlos. Jackie, muy astuto, al ver que su auto no era tan rápido como el de su compañero lo dejó escaparse adelante y empezó a aguantar al paulista, quien lo doblegó en el giro 71º (de un total de 96) luego de reclamarle dos veces que lo deje pasar porque era más veloz. El turno del galo fue en la ronda 81ª. Si bien el festejo fue para el sudamericano, de la misma forma el británico respondió en otras carreras. Tenían la capacidad de cuidar su auto sin perder el ritmo. No era común que vayan al roce entre ellos o con los demás competidores, sino que generaron el desgaste psicológico y físico en sus rivales, y técnico en sus autos. Lo ocurrido el 15 de enero de ese año en el Autódromo Oscar y Juan Gálvez fue un ejemplo de este duelo.
Dos semanas más tarde Emerson repitió en Interlagos, ante su gente, en el primer Gran Premio de Brasil que fue puntuable. No obstante, Jackie contragolpeó en Sudáfrica. Con otro éxito del brasileño en España y la réplica del escocés en Bélgica y Mónaco, el campeonato se puso al rojo vivo. Sin embargo la suerte del brasileño cambió en la segunda parte de la temporada en la que sumó tres deserciones seguidas, Francia, Gran Bretaña y Holanda, donde su oponente venció. El panorama inclinó la balanza a favor de Stewart quien tuvo otro triunfo en Alemania, en Nürburgring, el autódromo más largo y peligroso del mundo al que bautizó como el “Infierno Verde”, porque cuando un auto chocaba se perdía entre los árboles. Los dos segundos puestos de Fittipaldi en Italia y Canadá no le alcanzaron para doblegar a Jackie, quien se aseguró el cetro una fecha antes del final.
Pero Emmo no perdió el título solo por sus abandonos. Hubo un tema interno en Lotus que no le cayó bien y fue el alto grado de competitividad de su nuevo compañero, Peterson (alguien que aceleraba con los pies). La gota que rebalsó el vaso fue en Italia, donde un Fittipaldi, que aún tenía chances de ganar el título, fue segundo detrás de Peterson durante toda la carrera. Esperó que el escandinavo lo dejara pasar. Pero esa orden de equipo nunca llegó. Se agotó su paciencia y se terminó el vínculo con Colin Chapman, dueño de la escudería inglesa. Emigró hacia McLaren en 1974, escuadra con la que logró su segundo campeonato. Aunque ya no tuvo a Stewart enfrente…
Es que el escocés plasmó una decisión que analizó mucho tiempo antes. Hacia fines de 1971 se replanteó qué hacer a pesar de estar en la cima de su carrera deportiva. Siempre dejó en claro que “correr más allá de ser su gran pasión, era un trabajo”. Que le dedicaba mucho tiempo porque era muy comprometido. Puede decirse que Jackie fue el primer piloto súper profesional de la F-1 por los importantes contratos con sus equipos y sponsors. Llegó a asegurar que “Jim Clark vivía para correr. Yo corro para vivir”. Sin embargo otros hechos lo llevaron a la reflexión. Era común que a sus hijos (Paul y Mark) les preguntaran en el colegio “¿Tu papá es piloto? ¿Cuándo se va a matar?”
Por eso el británico, en el epílogo de 1972, le avisó a Tyrrell que estaba muy cansado y quería retirarse. Que esa sería su última temporada porque su ritmo de vida ya lo había perjudicado con su salud. Y que cada vez estaba más lejos de su familia, más allá de que su mujer Helen lo acompañó en todas sus carreras y era su cronometrista. Aunque el Leñador lo convenció para seguir y logró extender su contrato para 1973, que fue su último año.
En los Estados Unidos, última fecha de esa temporada, Stewart ya llegó como campeón y pudo haberse retirado con 100 Grandes Premios. Pero ese número redondo no se concretó. La muerte de su pupilo Cevert en una de las prácticas en el Autódromo de Watkins Glen lo golpeó tanto que decidió no correr el domingo. En su choque el francés fue cortado por un guardarrail y uno de los primeros en llegar al lugar fue Fittipaldi, que luego afirmó que esa imagen lo perturbó por muchas noches.
Para Jackie la pérdida de Cevert no fue solo un impacto emocional. Sintió que muchos esfuerzos que hizo para cuidar a sus colegas no tuvieron el resultado que esperaba. Luchó mucho por el uso correcto de los cinturones de seguridad, la mejora constante en los cascos y el buzo antiflama, que si bien se empezó a usar en 1967, fue obligatorio recién en 1975. “Tuve la suerte de salir vivo en una de las épocas más terribles del automovilismo”, reveló Stewart, quien a sus 34 años estaba agotado por la vorágine de su actividad, aunque también frustrado por el asunto de la seguridad. Los avances para evitar accidentes mortales no pudieron contra la peligrosa F-1, que en esa década se cobró la vida de 12 corredores. Fue la que más víctimas fatales tuvo luego de la de los años cincuenta (15) y los sesenta (14).
En tanto que Emerson siguió corriendo. Con apenas 28 años varios aseguraron que podía llegar a igualar los cinco títulos del otro astro sudamericano, Juan Manuel Fangio. Pero en 1975, tras ser bicampeón, hizo una patriada y fundó un equipo brasileño en la F-1. Corrió en él entre 1976 y 1980, aunque esa escudería tuvo el fin de ayudar al ingreso de compatriotas en la categoría. La escuadra estuvo hasta fines de 1982, cuando por problemas económicos no pudo continuar. Luego emigró a los Estados Unidos donde fue campeón de la IndyCar en 1989 y ganó dos veces las 500 Millas de Indianápolis (1989 y 1993). En tanto que Jackie, tras su retiro, fue invitado de honor a las carreras y también se dedicó a comentarlas para la televisión. Lo cierto es que ambos también les destinaron más tiempo a sus familias.
Ahora bien, ¿cómo les fue en su mano a mano en la F-1? Vayamos a sus números principales: la referencia es desde el Gran Bretaña en 1970 (debut de Fittipaldi) y el de Canadá en 1973 (última de Stewart). Jackie consiguió dos títulos (1971 y 1973), corrió 43 carreras, logró 15 victorias, 5 segundos puestos y una tercera posición. En tanto que Emmo alcanzó su primera corona (1972), disputó 42 competencias, obtuvo 9 triunfos, 6 veces fue el primer escolta y en 5 oportunidades completó el podio.
Un dato de color es que más allá de su rivalidad y de su forma parecida de correr, Fittipaldi y Stewart también compartieron su amistad con el Beatle más fierrero: George Harrison. Era común ver al músico inglés en las carreras o en alguna prueba. Solía quedarse en la casa de Emerson cuando se corría en Brasil. Incluso en 1979 el guitarrista hizo un tema llamado Faster (Más rápido), que fue dedicado a todos los pilotos de F-1 en una etapa donde sus motores eran un concierto.
“Esta disputa fue inolvidable”, dijo Emerson Fittipaldi sobre su duelo con Jackie Stewart. Tuvieron una gran rivalidad adentro de la pista, pero fuera de ella fueron y son buenos amigos. Suelen encontrarse en alguna edición del Festival de Goodwood (Inglaterra), el más importante de autos históricos de carrera, donde manejan los coches que los convirtieron en leyendas. También se juntan todos los años en los boxes de Interlagos. Allí el brasileño es anfitrión y el escocés representa a una marca de cerveza que es uno de los principales patrocinantes de la Máxima. Se los nota impecables. De muy buen ánimo. Siempre dispuestos con la prensa y el público. Verlos juntos emociona. No es para menos, marcaron una época y son parte de la historia viva de la Fórmula 1.
Seguí leyendo