El Leeds de Marcelo Bielsa abrió el marcador frente al West Bromwich sin patear al arco; sin siquiera dar un pase hacia adelante, en pos de aproximarse a la valla rival. Todo lo hizo su adversario. O casi todo: el temor a la famosa presión que ejercen los equipos que comanda el Loco lo atemorizaron al punto de encajar un gol en su propia valla...
Sucedió a los 9 minutos de juego. Ante la asfixia de los pupilos del entrenador argentina, el West Brom comenzó a buscar salir tocando por abajo. Sin embargo, Romaine Sawyers cometió un error imperdonable. El mediocampista tapón tocó hacia su arquero, Sam Johnstone, sin observar su posición, de memoria. Y resulta que estaba más cerca suyo de lo que imaginaba... En consecuencia, la pelota viajó inexorablemente hacia la valla descubierta. Y despertó apenas una celebración protocolar por parte del plantel del Leeds.
A partir de allí, el United olió la sangre y atacó con voracidad a su contendiente, que venía de robarle un empate al Liverpool, ni más ni menos (también había igualado contra el Chelsea y el Manchester City). Con un juego vertiginoso, se marchó con una ventaja de cuatro goles al entretiempo en el estadio The Hawthorns, por la fecha 16 de la Premier League.
El Leeds venía de vencer 1-0 al Burnley, otro equipo de la zona baja de la tabla, en otro empujón importante para alejarse de la pelea por la permanencia. En un elenco que se destaca por la elaboración y la pose protagonista sin importar quién es el rival, el West Bromwich le simplificó 100% la tarea. En el amanecer del pleito, directamente quebró la sequía con un autogol que, justo sobre el final de este convulsionado 2020, se posiciona como gran candidato al premio de blooper del año. Para un caballero y cultor de la belleza y de una filosofía de juego como Bielsa, fue apenas un apunte estadístico, una bocanada de confianza.
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