La pregunta se instaló rápidamente entre los fanáticos de Boca por la similitud entre una patada y otra, pero la disparidad entre las decisiones arbitrales. Agustín Obando vio la tarjeta roja en el duelo de octavos de final contra Inter de Porto Alegre, pero para Lorenzo Melgarejo sólo hubo una amarilla en el certamen que inauguró los cuartos contra Racing en la Copa Libertadores. ¿Qué ocurrió en cada una de las acciones para que se haya tomado una determinación distinta?
Inicialmente, hay que destacar que la responsabilidad en el caso de la maniobra de Melgarejo no recae en el árbitro uruguayo Esteban Ostojich, quien consideró dentro del campo que la situación era solamente para amarilla por ser una maniobra temeraria y se amparó acertadamente en su presunción. Sin embargo, el juez argentino Mauro Vigliano que estuvo a cargo del VAR debió llamarlo a revisar la repetición si se compara con el accionar de sus colegas en el duelo entre Boca e Inter que terminó con la roja al juvenil Obando.
Al comparar una y otra acción, se llega a la conclusión que el VAR debió haber actuado. Las jugadas tienen cierta simetría y cuentan con un componente de interpretación. Para ver de qué color será la tarjeta, la regla pide medir disciplinariamente el punto de contacto, la distancia más la velocidad en carrera; la fuerza que se aplica y sus consecuencias; si fue deliberada; qué parte del cuerpo utilizar cuando golpea y si el balón estaba en disputa.
Si se basa en esa cinco consultas, hay que deducir que si lo de Obando estuvo bien porque el punto de contacto fue a la altura del tobillo, el centro de contacto de Melgarejo con Nicolás Capaldo también fue en el tobillo. Podemos considerar que fue una maniobra deliberada porque el cuerpo va deliberadamente a disputar la pelota. ¿Qué parte del cuerpo utilizó? La base del botín, golpeando con los tapones el tobillo y el adversario pudo haber sufrido una advertencia.
Se conceptualizan por su naturaleza en física o tácticas, por ende podríamos evaluar que hubo uso de fuerza excesiva en ambas, que es cuando el jugador se excede en su fuerza e impetuosidad. Si Obando fue expulsado, podríamos decir que por carácter transitivo Melgarejo también pudo haber visto la roja.
Sin embargo, la conclusión para analizar estas dos situaciones es que como mínimo el VAR tendría que haber llamado a Ostojich para que lo revise y que el árbitro decida si con la amarilla alcanzaba o si debió haber tenido una sanción superior. En el momento, el juez no tuvo la oportunidad de medir la jugada en todo su concepto y hoy en día con la herramienta tecnológica sí existe esa posibilidad. Sin embargo, no se utilizó esa carta.
En aquella patada de Obando sobre Edenilson, el juez Roberto Tobar mostró inicialmente la amarilla pero posteriormente fue llamado por el VAR para revisarla. Tras ver la repetición, optó por modificar la sanción y expulsó al juvenil cuando el tiempo de juego ya superaba los 90 minutos de la vuelta de los octavos que terminó con la clasificación de Boca por penales a la siguiente instancia. “Te recomiendo OFR por posible roja. Punto de contacto claro y alta intensidad”, la advirtió a Tobar en ese partido su compatriota Julio Bascuñán.
En este caso, Melgarejo realizó su entrada a los 12 minutos de la primera etapa del duelo inicial, Ostojich mostró amarilla y finalmente no consultó a las pantallas del VAR. Durante las próximas horas seguramente la Conmebol publicará el diálogo entre la cabina tecnológica y el árbitro principal como hace habitualmente y permitirá entender con precisión cuál fue la apreciación de cada uno de los involucrados.
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