Tras una larga espera, por fin se jugó el encuentro entre Los Angeles FC y Cruz Azul en los cuartos de final de la Liga de Campeones de la Concacaf. A diferencia de los otros tres partidos, éste fue a un solo encuentro, debido a las complicaciones que tuvo el certamen por la pandemia de COVID-19.
En esta ocasión no había favorito, pues los dos equipos tenían heridas abiertas. El club californiano llegó a la burbuja de Orlando, Florida, como el séptimo lugar de la Conferencia Oeste. Sin embargo, en los primeros encuentros de los Playoffs fueron eliminados por Seattle Sounders, quienes terminaron como subcampeones de la Major League Soccer (MLS).
A su vez, los celestes llegaron a la serie también eliminados en la Liguilla por el que terminó como subcampeón del torneo mexicano (Pumas). No obstante, este encuentro fue doloroso para los capitalinos, pues tenían una aplastante ventaja de cuatro goles en el partido de ida, que en la vuelta fue remontada por sus rivales.
Esto provocó un huracán dentro de la institución cementera. Además de la decepcionante actuación y los 23 años sin ser campeón de Liga, generaron que la directiva arremetiera contra sus jugadores y, con ello, la renuncia del técnico Robert Dante Siboldi.
LAFC tenía a sus mejores armas en la cancha: el uruguayo Diego Rossi, máximo goleador de la MLS, y el mexicano Carlos Vela, estrella de la franquicia. En cambio, La Máquina no tenía ni a Jesús Corona, su portero y capitán, ni a Jonathan Rodríguez, máximo anotador de la Liga MX.
A pesar de todo ello, ambos clubes salieron al campo de juego a desaparecer los fantasmas que los perseguían. Los cementeros sorprendieron en los primeros minutos con un gol anulado del azteca Luis Romo, mientras que Rossi mandó un disparo al larguero que defendió Sebastián Jurado.
Y el invitado de honor llegó pintado de azul, luego de una penal que le cometieron al mexicano Orbelín Pineda (15′). El peruano Yoshimar Yotún, con un cobro a lo Panenka, venció al guardameta holandés Kenneth Vermeer (0-1).
Pero el gol perjudicó a Cruz Azul, que parecía que la confianza no estaba al tope por balones inocentes que perdieron en las salidas. Esto provocó que los angelinos se fueran encima, sin mucha claridad, pero con peligro.
La insistencia dio frutos, pues Carlos Vela se encontró una pelota mano a mano contra Jurado. El mexicano cayó al suelo de manera dudosa, pero bastó para que el silbante señalara la pena máxima (37′). El mismo delantero fue el que cobró desde los 11 pasos para emparejar el marcador (1-1).
Tras el descanso, el encuentro se emparejó, pero el partido se convirtió en una exhibición de embates fallidos. Ambas escuadras llegaban con peligro a las áreas, pero nadie tenía la claridad para anotar la diana que les diera la ventaja.
Pero de nueva cuenta el equipo cementero cedió la iniciativa y volvió a pagar caro su falta de voluntad (70′). En un tiro de esquina, el colombiano Eddie Segura mandó un centro para el ghanés Kwadwo Opoku, que golpeó el balón de volea para vencer al joven Jurado (2-1).
La Máquina estaba descarrilada, pero desde la semifinal contra los Pumas. Tras el gol hubo mayor posesión del esférico por los futbolistas celestes, aunque no había un héroe que se colocara la capa para empatar el encuentro.
El gol del empate nunca llegó y con este marcador Los Ángeles dieron un paso más hacia el título del torneo internacional. Ahora se enfrentarán al América en las semifinales, después de eliminar a dos equipos mexicanos de manera consecutiva.
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