Hace 30 años, cuando Drazen Petrovic llegó a la NBA, como largamente el mejor jugador de Europa de los últimos cinco años, no la pudo pasar peor. De tener la pelota en sus manos, lanzar la cantidad de tiros que quisiera y ser alabado –también querido, temido y odiado- en cada cancha que pisaba pasó a ser un jugador menospreciado, de relleno, casi maltratado, según su visión. El técnico Rick Adelman, poco amante de los novatos y menos de los extranjeros, estaba al comando de un equipo candidato al título, y no le tenía confianza. Por eso lo ponía poco y nada (13 minutos en la primera temporada y siete en la segunda).
Los compañeros, sobre todo las estrellas que jugaban en su misma posición (Terry Porter y Clyde Drexler), casi que lo ignoraban. Nadie había escuchado hablar de él, de sus hazañas europeas en Sibenka KK, Cibona Zagreb y Real Madrid, y le daban el tratamiento de un rookie, con todo lo que eso conlleva. Creían que su defensa era floja, su físico endeble y que los puntos los podían aportar otros. Petrovic, furioso, no tardó ni una temporada en demandar un canje que se dio en la segunda. Terminó en los Nets, una franquicia tradicionalmente perdedora, que armó un prometedor plantel joven y, tras la llegada de un coach consagrado (Chuck Daly), todo se potenció hasta terminar siendo la sorpresa del Este, con un Petrovic desatado (22.3 puntos y 52% de campo), cautivante, capaz de enamorar a propios y extraños con su juego electrificante y festejos tan alocados como llamativos. Dos campañas del Petrovic más genuino sirvieron para impactar a la NBA hasta que el 7 de junio de 1993, en un absurdo accidente automovilístico en Alemania, el Genio de Sibenik perdió la vida, a los 28 años, en su mejor momento.
Este ejemplo sirve para entender lo que a comienzos de los 90 le costaba a un extranjero penetrar en la NBA, aun viniendo como estrella. Justamente fue Petro, derribando prejuicios, quien empezó a allanar un camino que otros pavimentaron a partir de la década del 2000. Hoy es otra NBA, globalizada, que acepta y valora a los jugadores internacionales, aunque todavía hay resabios, más que nada entre fans y periodistas, a partir del desconocimiento de otras ligas. En Denver, la nueva casa de Facundo Campazzo, en cambio, se da una situación opuesta, que por tan distinta impacta. Lejos de pagar derecho de piso, de tener que acarrear bolsos o llevarles donuts a los más grandes –algunas de las tareas habituales que los consagrados les imponen a los debutantes-, el cordobés tiene una aceptación tan marcada como veloz. En las imágenes que llegan desde Denver se nota cómo los compañeros lo han aceptado e incluso sorprende la onda que ha pegado con algunos. Por caso, antes del debut en San Francisco, Campazzo volcó una pelota durante el calentamiento y, en el festejo, llegó corriendo Jamal Murray -una de las dos figuras del equipo- para chocar el pecho con el argentino.
No conforme con eso, luego de vivir -con consejos, gestos de aliento y hasta de festejo- desde el banco el majestuoso segundo tiempo que Campazzo tuvo en su debut, Murray –al que FC7 reemplaza y, de alguna forma, le saca minutos- impactó a todos cuando le dedicó un posteo en sus redes en el que hizo un anuncio muy especial: “El nuevo apodo para Facu es Hombre Araña, porque está por todos lados”, escribió el base. Luego, tras una pregunta de uno de los tantos periodistas con ansias por saber más de Campazzo, completó el porqué de su invención. “Facu es increíble. La habilidad que tiene para mover sus pies, quedarse literalmente enfrente tuyo y chocarte con el pecho, de una forma legal, como lo hacen en otras ligas del mundo, lo convierte en una amenaza permanente… Y luego cada pase que hace –empieza a imitar al Hombre Araña cuando lanza mágicamente sus telarañas-, con una mano, por arriba del hombro, por abajo, por atrás de la cabeza, como los hace Jokic. Va a ser algo impresionante para nosotros”, comentó el canadiense, entre risas.
A ver si queda claro, entonces: una figura que viene de brillar en playoffs (26,5 puntos, 6,6 asistencias y 4,8 rebotes) hace semejantes demostraciones públicas a un novato que lleva apenas 24 minutos jugados en el equipo que hoy le pertenece. No es normal. Y menos cuando no es solo una estrella. Algo parecido sucedió con la máxima figura de los Nuggets, el serbio Nikola Jokic, quien se deshizo en elogios tras el primer juego. “Yo lo conozco (NdeR: del Mundial, cuando se enfrentaron en aquel duelo en el que Facu fue la estrella del cruce de cuartos entre Argentina y Serbia). Es un ganador porque sabe hacer cada jugada necesaria para ganar. Estuvo en equipos importantes, tanto de titular como saliendo del banco. O simplemente siendo el mejor jugador. Vivió esas experiencias, sabe qué hacer”, analizó para terminar con una predicción que tiene que ver con la magia de Facu, ese juego que mezcla virtuosismo y garra, en ese punto parecido al de Manu –capaz de tirarse al piso y meter un caño-, que puede cautivar a todos. “Si hubiese fans en los estadios, se convertiría en el favorito de ellos”, dijo, augurando un lugar importante en el corazón popular.
Un magnetismo del que todos se han dado cuenta, sobre todo el área de prensa y marketing, que le ha dado vía libre a los community managers que manejan las redes para que posteen todo lo que puedan sobre Facu, en especial cuando se dieron cuenta del éxito que tenía. Por caso, 13 de los últimos 27 posteos de Twitter tienen a Facu como protagonista. Y uno de los de ayer directamente es un flyer con la frase de Murray buscando instalar el nuevo apodo de Spiderman. En Instagram, los posteos duplican –al menos– y hasta triplican en likes y comentarios a los de sus compañeros, incluidas las estrellas. Claro, los hinchas argentinos copan la escena, incluso para molestia o sorpresa de los fans de Colorado, nada acostumbrados a la efusividad –y al idioma– de los compatriotas que no paran con darle aliento al nuevo ídolo argentino.
Si con estos datos no alcanza para dejar claro cómo los Nuggets se están ocupando de arropar a Campazzo, hay que repasar las frases de Mike Malone, el DT que es el líder de este proceso que lleva cinco años en Denver, dando cada año un paso más hacia la pelea del anillo. “Cuando me deprimo, pongo videos suyos porque me sacan una sonrisa. El chico juega con un fuego y una pasión que no siempre se ven. Se ajustará perfectamente a nuestra cultura”, fue lo primero que dijo cuando le preguntaron. Impactante. No es habitual que un coach diga algo así de un debutante, por más que sus antecedentes sean top. Está claro que Malone está enamorado de su juego y, además, convencido de que les puede dar mucho. “Es muy pero muy buen defensor, un jugador abrumador en defensa y un creador de pick and roll top 5 en el mundo”, agregó, cuando le preguntaron por cuestiones más específicas del juego.
Incluso, para colaborar con la parte grupal, el mismo Malone hizo una movida para romper el hielo entre Campazzo y Jokic. “Pedí que repitieran en un video algunas jugadas de Facu contra Serbia, y eso generó algunos insultos de Nikola en su idioma”, contó para luego finalizar sobre lo que ambos pueden hacer juntos en una cancha. “Son dos de los mejores pasados del mundo. Hasta en los entrenamientos nuestros jugadores deberán acostumbrarse a jugar con ellos. Porque, si no están atentos, en el caso de Facu podrá romperles sus narices a pelotazos”, cerró quien aclaró que lo hará jugar al lado de otros bases para aprovechar la gran cantidad de guardias (ocho) con talento que hay en el plantel (de 17). “Seremos ultracreativos”, dijo, dejando claro que irá hacia esta tendencia en la NBA de usar alineaciones más chicas y con muchos perimetrales picantes que puedan pasar y anotar. Desde Denver aseguran que el entrenador tiene claro cómo potenciar a Facu y les dará todas las herramientas que pueda pasar sacar lo máximo. Claro, lo principal será la pelota y, todos sabemos, en el juego hay una sola. Malone está decidido a compartirla con él y, por otro lado, Facu deberá adaptarse a jugar menos con ella, nada fácil para alguien acostumbrado a manejar a piacere los equipos que integró.
Más allá de cuestiones de juego, está claro que todos están en la misma sintonía. Y no parece casualidad. Los Nuggets son, por integrantes y filosofía, una de las franquicias “más internacionales” de la NBA. No solo las dos figuras son extranjeras sino que Malone comulga con mucho de lo que se ve afuera: el juego colectivo, el extrapase, la inteligencia por encima del físico, entre otros conceptos. Además, uno de sus asistentes principales es el español Jordi Fernández, quien dejó claro en una nota con AS lo mismo que le contaron a Infobae desde el círculo cercano a Campazzo. “En una semana se ganó el respeto de todo el vestuario y en breve lo hará con los hinchas. Hay mucha ilusión con él porque es un ganador, un jugador con mucho carácter con el que nos identificamos todos”, contó lo que notó en la intimidad. “Ya se ganó los corazones de Joker, Jamal y el técnico”, cuenta un integrante del staff de los Nuggets. “Todos ellos saben que puede ayudarlos a ganar. Su energía es de otro planeta. Estamos todos muy excitados con él, pero tratamos de que no nos sobrepase”, completa.
Lo que más les impacta es la actitud de Campazzo frente a cada entrenamiento y partido. Los NBA, habitualmente, se toman los entrenamientos de forma más light. Lo mismo que pasa con amistosos e incluso con los partidos de fase regular. Recién en playoffs la intensidad va al 100%. No es el caso de Facu, que no conoce otra forma: compite al máximo, siempre. Por cada pelota. A cada segundo. Como hacía Manu, en otra de las tantas comparaciones válidas que se pueden hacer sobre los intangibles de ambos. “Facu es energía pura, alguien muy positivo porque eleva la vara. Ha sido muy buena la elección, la nuestra y la suya de venir a un equipo con cultura ganadora, la misma a la que él ha estado acostumbrado. Facu no se achica ante nada, y la adaptación, con mejores y peores momentos, no será tan costosa”, explicó Fernández, nacido en Badalona.
Cuánto es porque lo necesitan y lo quieren hacer sentir bien. O cuánto se lo gana él, por su forma de ser y jugar, aún no está claro. Lo que no hay dudas es que ambas confluyen. “Facu tiene un aura muy especial, un carisma que impacta y le juega muy a favor. Ese apartado de risa, show y buena onda que trae a todos los equipos se lo compraron al toque allá. Tiene una facilidad de hacerse amigos, pegar onda, que hace que la adaptación, en el día a día, sea más sencilla. Él asegura que todos los tratan como uno más, pero las cosas que se vieron públicamente indican algo más. Lo que sí le quedó claro es que lo recibieron todos demasiado bien, desde el general manager hasta los jugadores. Se percibe un esfuerzo de la franquicia para que no se sienta uno más, aunque el trato sea como el de todos”, le explica a Infobae una persona que está muy cerca al argentino.
Aunque, claro, desde el entorno, pisan el freno. “Esto recién empieza. Jugó un solo partido y lo hizo muy bien, pero estamos en pretemporada y todos sabemos que en los amistosos los titulares son dosificados y los suplentes juegan más. Es muy buen comienzo pero hay que estar con los pies sobre la tierra. Facu es capaz de todo, en cada club que estuvo terminó jugando cada vez más con base en esa personalidad y ambición que lo caracterizan, pero esto que empezó así puede cambiar y no ser tan mágico. Piensa ir paso a paso”, agrega esta misma fuente.
No hay dudas de que es así. Pero también está claro que este matrimonio ha empezado viviendo una verdadera luna de miel. Y, como en cada pareja, ambas partes son responsables.
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