El partido válido por la ida de los octavos de final de la Copa Libertadores que protagonizan Inter y Boca en Porto Alegre corrió peligro por la fuerte lluvia que azota la ciudad brasileña. Los jugadores salieron a realizar la entrada en calor en el campo de juego bajo una cortina de agua y el árbitro (el uruguayo Esteban Ostojich) definió a último momento que el campo de juego estaba en condiciones de ser escenario para la acción.
Varios sectores de la cancha se vieron anegadas pese a que el estadio cuenta con un drenaje de primer nivel. El pronóstico no augura mejoras y existió una chance concreta de que el arranque del match se demorara unos minutos e, incluso, que se suspendiera definitivamente para mañana. Además la tormenta eléctrica complicó aún más la cuestión. El árbitro charrúa finalmente dio el OK para que la pelota rodara.
Lo concreto fue que la lluvia disminuyó sobre el cierre de los respectivos precalentamientos de ambos conjuntos y eso permitió convencer a los jueces de turno. Los charcos fueron cada vez menos notorios y la cortina de agua pasó a ser apenas una llovizna. Pese a la ausencia de espejos de agua, el balón no corrió de forma normal en algunos sectores del campo. El más afectado fue la banda derecha del ataque xeneize durante la primera mitad. En el inicio, a Salvio se le trabó el esférico cuando conducía por ese flanco.
Cabe recordar que este cotejo había sido postergado el miércoles pasado con motivo del fallecimiento de Diego Armando Maradona. Boca le exigió a la Conmebol que lo pospusiera y el ente que rige al fútbol sudamericano dio lugar a su pedido con la venia de Inter. Es por esto que hoy recién se disputa el primer chico y la revancha, a diferencia de las llaves restantes que se desarrollan esta semana, será el próximo miércoles 9 de diciembre en la Bombonera.
LAS IMPACTANTES IMÁGENES DE LA TORMENTA EN PORTO ALEGRE
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