Debajo de su camisa, Guillermo Rodríguez, un dueño de una pizzería bonaerense, tiene un santuario de Diego Maradona. Toda su espalda está cubierta de tatuajes que representan al ex astro del fútbol, cuya muerte la semana pasada a los 60 años generó un dolor enorme en Argentina y en otras partes del mundo.
“Es algo hermoso vivir con él. Para nosotros no murió, seguirá estando ahí. El amor que tenemos es eterno”, dijo Rodríguez, cuya pizzería se llama “Siempre al 10”, en referencia al número de la camiseta de Maradona.
La muerte de Maradona ha puesto de relieve la adoración casi de culto que creció en torno al jugador apodado D10S, que hipnotizó en la cancha e inspiró a los hinchas a pesar de sus largas y públicas batallas contra la adicción a las drogas.
Argentina declaró varios días de duelo nacional por su muerte y su cuerpo reposó en el palacio presidencial (Casa Rosada) para que los aficionados pudieran despedirse de su ídolo.
“Para una mujer el parto es muy doloroso. Ese dolor lo sentí el día que murió Maradona. El dolor es enorme”, dijo Cintia Verónica mostrando tatuajes de Maradona en su brazo, en su casa de Buenos Aires.
“Tener ese tatuaje ahora, en este momento, es sentir que él (Maradona) está vivo. Yo siento que está vivo”.
Pocos días después de la muerte de Maradona, Maximiliano Fernando se encuentra en un salón de tatuajes en Buenos Aires y luce tatuajes del jugador en su brazo, incluidas imágenes donde Maradona está en medio de una zancada y otra en la que sostiene la Copa del Mundo.
“Tener tatuajes de Diego para mí es lo más grande que hay”, dijo Fernando, cuyas paredes en su habitación están llenas de fotos y camisetas del fallecido jugador. “Lo voy a llevar a la tumba”.
Maradona ganó la Copa del Mundo con Argentina en 1986 y brilló en el Napoli de Italia, donde se convirtió en una leyenda tanto por sus habilidades con el balón como por representar a Nápoles y al empobrecido sur del país. Su imagen todavía aparece dibujada a lo grande en los murales de la ciudad.
En Argentina, los fanáticos incluso han nombrado a sus hijos con el nombre del jugador, incluidas las gemelas Mara y Dona.
“Es amor, es mi gran amor, mi pasión por tener a Diego (en mi cuerpo) para que esté siempre conmigo en todas partes. Siento que me protege”, dijo Nerea Barbosa, mostrando fotos de la estrella.
“Cuando me hice el tatuaje, muchos me dijeron que no, que no era para una mujer y que un tatuaje así era grotesco”, dijo Barbosa, agregando que se sentía feminista y “maradoniana”.
“Yo también digo que él era un ídolo para las mujeres”.
Es probable que la muerte de Maradona desate una especie de batalla por su legado y herencia. Tiene ocho hijos repartidos en Argentina, Cuba e Italia, además de otros reclamos de paternidad.
No obstante, su comportamiento salvaje de alguna manera lo hizo ser aún más querido entre sus seguidores, dándole una sensación de falibilidad que lo ha arraigado en la psique nacional.
“En realidad, no pienso en lo que dice la gente, si es bueno o malo o si es una inspiración o no”, dijo Matías Disciosia, con un enorme tatuaje del nombre de Maradona y el número 10 en la espalda. “Todo lo relacionado con Maradona es fuente de inspiración para quienes lo sienten y llevan en su alma”.
El devoto Luciano Zárate está de acuerdo: “El tatuaje de Maradona para mí fue para poder tenerlo todo el tiempo conmigo, porque él fue mi infancia”, dijo. “Maradona fue mi infancia y mi adolescencia. Para mí lo es todo”.
(Reuters)
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