Faltaba unos meses para el Mundial de Alemania y los hinchas argentinos tenían la posibilidad de vivir el pasado y el futuro de la Selección en un mismo partido. Como si se tratara de un regalo de Navidad adelantado, la nostalgia que representaba el recuerdo de México ’86 y la esperanza de volver a ganar una Copa del Mundo se cruzaron en el Juego de las Estrellas que se disputó en el Estadio Único de La Plata el 23 de diciembre de 2005. En ese momento nadie era consciente de que sería la única vez que Diego Maradona y Lionel Messi compartirían una cancha.
El concierto de Los Ratones Paranoicos sirvió para levantar el telón de un show impactante. Había figuras del ámbito local y jugadores que deslumbraban en el exterior. Pero en el especial que transmitió Telefe, sólo uno acaparó la atención de todos los presentes: El Diez.
Para evitar contratiempos, todos los protagonistas habían concentrado en un hotel porteño la noche anterior a excepción de Diego. Él, como ocurrió durante sus días en la Selección o en los equipos en los que jugó, tenía el privilegio de sumarse el mismo día del evento.
Todo estaba dado para que la Noche Buena se celebre en la Ciudad de las Diagonales, pero la ausencia de Maradona cuando Héctor Baldassi dio inicio al encuentro provocó la angustia generalizada en la organización.
“Sufrimos mucho porque había llegado la hora y Diego todavía no había llegado”, reveló 15 años después Marcelo González en diálogo con Infobae. Él fue uno de los que había planificado el espectáculo junto a Guillermo Marín; y cuando notaron la ausencia de la leyenda universal el pánico se apoderó de ellos.
Los teléfonos celulares explotaban y no había respuestas para argumentar la demora de Diego. El astro había desaparecido del planeta. A pesar de contar con estrellas de la talla de Juan Román Riquelme, la Brujita Verón, el Cholo Simeone, Marcelo Gallardo, el Kun Agüero o el Kily González, todos querían ver a Diego. Y Pelusa no estaba.
Fue entonces cuando Guillermo Coppola apareció con la solución. “Quédense tranquilos que ya va a llegar”, le había dicho el agente de Maradona a los organizadores, cuando la pelota ya estaba rodando por el césped platense. “Sin él no lo hubiéramos podido hacer. Es un crack. Otro 10 que lo contenía mucho a Diego. Hasta el día de hoy, cada vez que lo veo, le agradezco todo lo que hizo por nosotros”, destacó González.
El público en las tribunas nunca advirtió el arribo del ídolo popular. Tampoco los fanáticos que estaban en las inmediaciones del estadio. Diego llegó escondido en el baúl de un auto particular para que los simpatizantes no lo retengan con los tradicionales pedidos de fotos y autógrafos.
Iban 17 minutos del primer tiempo y en la transmisión oficial el Bambino Pons preguntó: “¿Se viene Diego?” La confirmación de Diego Korol le dio paso a Julián Wiech, conductor de la velada, a interrumpir el partido para hacer la presentación del más grande de todos los tiempos. La música de Rodrigo acompañó al astro surgido de Fiorito y la ovación espontánea que surgió en las gradas erizó la piel de todos los presentes.
“Venía en un tren distinto. Messi estaba super emocionado, porque Diego era especial. Fue único. Tenía su estilo y sus leyes. Y siempre las respetamos porque nunca nos falló”, subrayó Marcelo González, quien al evocar el recuerdo no pudo evitar las lágrimas de emoción.
Maradona siempre tuvo una predisposición notable para ese tipo de actividades. Su único requisito para aquella jornada había sido la de tener un masajista personal, agua, frutas y mantener un vestuario aislado para poder cambiarse en soledad. “Fue algo mágico, porque Diego tenía 45 años y por una cuestión generacional era el momento para que pueda jugar con Leo”, advirtió uno de los ideólogos de la locura.
Como ocurre habitualmente en este tipo de acontecimientos, lo mejor pasó cuando las cámaras se apagaron. El tercer tiempo completó la noche que se envolvió en el sentimiento hacia D10S. En medio de tantas estrellas, la que más brillaba era la que tenía el nombre de Diego Maradona. Todos los jugadores se sumaron a la música de Juanse, quien le cedió su protagonismo en el centro de su repertorio musical para que el Diez se adueñe del micrófono y comience a improvisar las estrofas que le había regalado Rodrigo Bueno. “A poco que debutó, Mardó, Mardó. La 12 fue quien coreó: Mardó, Mardó”...
“Cuando sonó el estribillo todos se pusieron a bailar. Eran unos chicos. Parecía un cumpleaños de 15. O mejor dicho: como si hubieran salido campeones del mundo. Siempre Diego fue muy afectuoso con Messi y Leo cumplió el sueño de jugar con Diego”.
¿Cómo fue la formaciones de los equipos?
Estrellas del fútbol local (de blanco): Gastón Sessa, Hugo Ibarra, Maxi Pellegrino, Federico Domínguez, Daniel Díaz, Fabián Cubero, Diego Simeone, Sebastián Battaglia, Marcelo Gallardo, Leonardo Pisculichi, Gastón Machín, Lucas Lobos, Lucas Castromán, Sergio Agüero y José Luis Calderón.
Estrellas del fútbol internacional (de azul): Mariano Barbosa, Juan Carlos Olave, Juan Pablo Sorin, Diego Placente, Fabricio Coloccini, Lionel Scaloni, Martín Demichelis, Juan Román Riquelme, Mariano González, Aldo Duscher, Kily González, Chelito Delgado, Luciano Figueroa, Juan Sebastián Verón, Maxi López, Luciano Galetti, Lionel Messi y Maradona.
Árbitro: La Coneja Baldassi
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