Un paso para adelante, dos para atrás. Eso pareciera ser la actualidad de Los Pumas tras esta dura derrota por 38 a 0 frente a Nueva Zelanda. Todo lo que se aplicó en los dos partidos anteriores no se pudo consolidar en estos ochenta minutos. Se podría aceptar que hubo muchos cambios (solo se mantuvo cinco jugadores), muchas excusas se pueden dar, pero la realidad es lo que pasa en la cancha. No se vio a un equipo seguro, con un rumbo preciso. Hoy se vieron falencias que marcan una gran diferencia con lo hecho hasta la semana pasada en Tres Naciones.
En el fútbol se dice “equipo que gana no se cambia”, pero este caso de Los Pumas fue una estrategia aparentemente ya programada para este partido. Esto lo sabe solamente el entrenador y sus colaboradores. Lo cierto es que esta vez no hubo constancia ni la misma eficacia que en los otros dos partidos, con dificultades en los aspectos fundamentales del juego. En la defensa y en la obtención (scrum, line); los conductores, la columna vertebral del equipo (2 ,6, 9, 10, 12,15) no estaban en sintonía, y esa disfunción fue clave para la mecánica negra. En la defensa fuimos muy pasivos, con precipitaciones, sin tacles contundentes como en los partidos anteriores. Contra estos equipos, y en este nivel, no se puede jugar diez o veinte minutos. La desconexión se termina pagando en el marcador. Hoy más que nunca, los partidos duran ochenta minutos.
Si bien éste es un momento de transición para Los Pumas -el debut fue espectacular y exitoso-, el tercer partido es un llamado a la atención.
En el alto rendimiento se puede ganar o perder, pero lo importante son los objetivos. Y en esta transición creo que el objetivo principal es llegar a tener 30 0 40 jugadores con un nivel parejísimo. Es difícil encasillar el bajo rendimiento a una sola causa. Podemos decir cansancio físico o carga mental, por bajar la guardia por los resultado obtenidos, por los múltiples cambios. Las caídas son siempre multicausales.
Hoy el nivel fue bajo en todas líneas. Tampoco se produjeron alteraciones en el juego cuando ingresaron los cambios. Es más, en la parte final del partido con la buena intención de querer generar juego ofensivo, se vinieron los tres tries en contra.
¿Fueron demasiado diez cambios para el equipo que había logrado ganarle a los All Blacks y empatarle a los Wallabies? Me gustaría entrar en la cabeza de Mario para entender. Debe tener sus razones para haberlo hecho. Pero es un arma de doble filo. Entre “me juego a probar diez jugadores ( sobre todo los jóvenes que necesitan rodaje y entrar en el primer nivel rápidamente) o sigo con el mismo equipo muy golpeado físicamente y cargados mentalmente”, Ledesma fue por el “vamos a probar, aunque nos vaya mal”. Son los riesgos que se corren cuando se toman decisiones.
En mi época se hacían pocos cambios entre titulares y suplentes. Sólo los titulares con muy malas actuaciones se reemplazaban. Ahora, en el rugby moderno, se juega con dos equipos que se alternan en el plantel, se planea con anticipación antes del partido. En mi rugby, a partir del 99/2000 ya se empezaban a hacer este tipo de múltiples cambios anticipados. Pero eso evolucionó muchísimo en los últimos años.
No sólo hay que observar los errores no forzados que pudieron cometer Los Pumas, también hay que destacar la enorme presión que ejercieron los de negro...transformando su ira en performance y excelencia, a la inversa del primer partido , con una estrategia establecida que se vio desde el minuto uno jugando con patadas por detrás de la defensa argentina, que había sido sólida en los dos partidos anteriores. Hoy no hubo contención ni solidez. Si la defensa no está segura se desmorona todo. Es donde empezaron a perder el rumbo y llegó a la inseguridad que se trasladó a todos... pero también es mérito de un sometimiento constante de la máquina negra.
Pero los argentinos, y Los Pumas, estamos hechos de sacudones. Estamos acostumbrados a aprender con derrotas duras de donde surgen luego los grandes triunfos. En lo personal me ha pasado muchas veces cuando era capitán del seleccionado. Grandes triunfos que obtuvimos contra Australia, contra Inglaterra, contra Francia venían precedidas de grandes derrotas... y viceversa. Con la diferencia que anteriormente la preparación para jugar el partido siguiente era escasa, semiprofesional. Ahora el sistema sigue y la preparación es constante para el próximo encuentro. En el super profesionalismo hay que combinar todo: tecnología para entrenar, condición física, la parte táctica y la parte mental.
Es el caso de Nueva Zelanda, después de dos derrotas, reaccionan en este partido y recuperan el nivel. Eso está en su cultura y en la parte filosófica de su identidad. La historia de Nueva Zelanda es esa. Hay pequeños baches en su carrera, pero logran transformarlos rápidamente.
Estos argentinos de la era super profesional, también lo pueden hacer. Ya lo demostraron en los dos primeros partidos del Tres Naciones. La derrota de hoy fue dura, pero hay que recuperarse rápido. Pese a todo, Los Pumas están yendo por buen camino.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: