“La va a tocar para Diego, ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona, arranca por la derecha el genio del fútbol mundial…”
Así comienza uno de los relatos deportivos más significativos de la historia en la voz de Víctor Hugo Morales. Aquel 22 de junio de 1986, en el estadio Azteca de México, Diego Maradona completó una de las actuaciones más maravillosas de todos los tiempos en el fútbol y el deporte. Con dos goles propios, uno con la mano y el otro en una demostración de destreza y talento puro, Argentina venció a Inglaterra y avanzó a las semifinales del Mundial.
Con el paso del tiempo, poco se supo sobre quién se quedó con aquella camiseta inédita para la Selección. Fue recién en 2012 que el mundo la volvió a ver exhibida en el Museo Nacional del Fútbol que está ubicado en la ciudad de Manchester, en suelo inglés. Pero hasta ese tiempo fue un rival que padeció a Maradona en el césped el que se había quedado con ese preciado tesoro.
Steve Hodge, el mediocampista que fue titular en Inglaterra con la camiseta 18, intercambió su remera con Maradona tras el duelo. El ex jugador del Nottingham Forest y del Leeds United sufrió las crudas miradas de sus compañeros, que una vez que llegaron al vestuario tras la eliminación mundialista, no pudieron comprender cómo alguien del plantel había tenido la osadía de intercambiar una ofrenda con el hombre que los dejó sin su sueño.
“Se dijeron ciertas palabras en el vestuario. Fue un lugar enojado porque sentimos que nos habían engañado, podríamos haber llegado a la final y quizás haberla ganado”, recordó el ex lateral del Arsenal Kenny Sansom en una cita que publicó el periódico The Sun.
“Algunos de nosotros le preguntamos a Steve Hodge por qué quería la camisa de Maradona cuando era un tramposo”, agregó otro de los protagonistas de ese encuentro en relación al primer tanto argentino, en el que Maradona superó al arquero Peter Shilton con su puño apretado.
Otro de los que habló sobre lo sucedido fue Peter Reid, integrante del equipo titular, y que compartía habitación en la concentración del seleccionado inglés. “Cuando estábamos en el hotel, sacó la camiseta con el número 10 y dijo: ‘¿Qué pasa con eso entonces?’ Así que no solo Maradona me ha golpeado y metido a uno, tengo a Hodge mostrándome su camiseta”, expresó el futbolista que jugó en el Everton y el Manchester City, que también contó que le propinó un fortísimo insulto a su compañero.
Con el paso de los años, el valor simbólico de esa camiseta 10 de un azul brillante creció. Lo mismo sucedió con su valor económico. Muchos estiman que esa casaca estaría valuada en más de 600.000 dólares, un costo que, en caso de que alguien la quisiera adquirir, la transformaría en la remera por la que más se pagaría en la historia superando incluso a la que utilizó Pelé en la Copa del Mundo de 1970.
El 27 de marzo de 2002, la número 10 que usó O Rei para liderar a la Verdeamarela al título mundial en México fue comprada en Christie ‘s de Londres, por una suma superior a los 200 mil dólares de la época.
La historia de la camiseta que Maradona usó ese día es particular. Y está íntimamente relacionada con Carlos Bilardo, uno de los hacedores de la consagración de Argentina hace más de 30 años. Una vez que la FIFA le informó a la AFA que la Selección tenía que jugar con su camiseta suplente, el por entonces empleado administrativo de la delegación Rubén Moschella -actual director del predio de Ezeiza- le advirtió al entrenador que el único juego disponible era el que se había usado contra Uruguay en los octavos de final.
Frente a este escenario, Bilardo le solicitó a Moschella no usar las mismas remeras que su equipo utilizó contra Uruguay. Él quería unas casacas “caladas” para que sus futbolistas no sufrieran tanto el intenso calor del Distrito Federal. Ante este pedido, el empleado salió a recorrer casas de deportes en la ciudad hasta que encontró un par de la marca que vistió en ese Mundial al seleccionado. Una vez que llegó a la concentración, apareció Maradona y exclamó: “Esta está linda”.
Con un color intenso, diferente al de las que había llevado el plantel desde Argentina, las remeras no tenían escudo ni números. En la previa al duelo ante Inglaterra, se consiguió una estampa vieja de la AFA, sin los laureles que ya tenía el renovado logo, y unos números de color gris oscuro, más grandes que los normales. “Eran las 12 de la noche y estaban pegando los números con la plancha las chicas que nos daban de comer. Poniéndole esos números brillosos grises. Hay 40 remeras no más dando vueltas y la mayoría de los jugadores no la tienen”, relató el propio Ruggeri hace algunos años.
El tiempo pasó. Con la muerte de Diego Maradona, esa reliquia que todavía sigue en poder de Steve Hodge, suma hoy aún más valor del que ya tenía para la historia del fútbol mundial.
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