Faltaban seis minutos para el final del segundo tiempo, Roberto Sensini se tiró en el área para sacar la pelota a Rudi Völler y un silbatazo irrumpió en la tensa atmósfera del Olímpico de Roma. Fue el inicio de una amarga rivalidad entre Diego Armando Maradona y Edgardo Codesal, un enfrentamiento de más de treinta años que el pasado miércoles terminó... para siempre.
“Yo creo que eso se acabó ayer, eso se fue con él. Nunca más volveré a hablar de toda esa parte personal de él y de mí, y no volveré a hablar absolutamente nada de lo personal de Diego.
Hablaré siempre y recordaré siempre, porque además le tuve mucho afecto, mucho, mucho afecto, para mí era un ejemplo de alguien que salió de lo más abajo hasta llegar a lo que fue, y lo que causó ayer en el mundo entero, y no sólo en el ámbito futbolístico, en el ámbito artístico, político... ayer fue impresionante: el reconocimiento mundial. Yo me quedo con eso”, dice a Infobae México Edgardo Codesal, el árbitro que pitó la final del Mundial Italia 90.
En la intimidad de su hogar en la ciudad de Querétaro (200 kms al norte de Ciudad de México), Codesal rememora las complejidades de haber sido el “enemigo” del mejor jugador del mundo, aquel que se codeaba con presidentes y estrellas de la farándula.
Codesal compartió con Andoni Goicoechea, ex futbolista español del Athletic de Bilbao que lo lesionó de gravedad cuando jugaba en el Barcelona, en 1983, el poco honroso lugar de “enemigo” futbolístico del “Diego”.
Un día después de la muerte del Diez, el árbitro uruguayo, nacionalizado mexicano, recuerda aquel domingo 8 de julio de 1990.
El Estadio Olímpico de Roma, Italia, estaba a reventar. La efervescencia y la pasión estaban a flor de piel se jugaba la final de la Copa del Mundo entre Alemania y Argentina.
Argentina perdió. Maradona estaba en la cúspide de su carrera futbolística. Aún así Alemania ganó 1-0 con el penal más controvertido, y ahora recordado de la historia del fútbol.
Fue Codesal quien marcó ese penal a favor del equipo alemán faltando seis minutos para que acabara el segundo tiempo. Andreas Brehme cobró, anotó y acabó con las ilusiones de toda la Argentina.
Ese día el silbante se ganó el resentimiento de Diego y de toda una nación. Hoy, Codesal recordó a la leyenda, al deportista, a la estrella, al genio, pero también recordó al ser humano.
“Lo que pasó fue un capítulo que tuvimos que vivir tanto él como yo, pero ayer, ayer se acabó. Ayer terminó esa etapa y nunca más hablaré de esas cosas que fueron más que nada personales, y sobre todo de él, porque yo nunca sentí más que admiración por él, porque creo que fue excepcional.
Sólo he visto dos que tengan esa capacidad, Pelé y Maradona. Y me voy a quedar con eso, siempre recordaré lo maravilloso que fue como jugador, lo demás fue parte de una historia, de un rol que nos tocó jugar a cada uno, pero ahí quedó. Ya se acabó”.
No se arrepiente de haber marcado el penal. A 30 años, hubiera hecho exactamente lo mismo. Lo que hizo en aquella final lo hizo con la convicción de que estaba haciendo lo correcto, lo que le correspondía, para lo que se entrenó. Lo que su papá le enseñó.
“Yo también tengo una camiseta de Diego. Yo siempre le tuve un enorme cariño pero tuve que cumplir mi rol, de lo que estaba convencido. Me dolió en el alma y me duele que el pueblo argentino piense que fui el verdugo cuando lo único que hice fue cumplir con mi obligación de juez.
Obviamente un pueblo tan futbolero, tan apasionado como el argentino no le gustó. Hubiera sido la segunda Copa Mundial para Diego, la tercera para Argentina, era un momento histórico, pero mi obligación y mi convicción era, lamentablemente, marcar.
Uno no quiere como árbitro tener que tomar la decisión final, que termina dándole rumbo al partido, pero para eso está uno ahí.
Es simplemente marcar lo que se está viendo y eso fue lo que pasó, que le dio rumbo a un partido. Alemania pudo haber resuelto en el primer tiempo con cuatro oportunidades claras de gol y no pudo, es también la culpa de la propia Alemania, y la virtud de Argentina de defenderse, pero fueron las circunstancias que se dieron en ese partido”.
Codesal cuenta con alegría una anécdota que vivió en el mundial México 86 con Maradona
“Yo viví en el Mundial de México 86 una anécdota, que lo cuento también mucho, me tocó ser cuarto oficial en un partido en donde Argentina iba perdiendo 1 -0 el primer tiempo y no salía al segundo. Se empezó a retrasar, la gente de FIFA te pide que vayas como cuarto oficial y le pidas que salgan rápido a la cancha.
Entonces llegó yo, conocía a Carlos Bilardo mucho antes del Mundial del 86´ a través de por mi papá, que lo conocía bastante, entró en el vestidor y le digo: ´oiga don Carlos la FIFA está pidiendo que salga porque si no les pone una multa, ya ven que los tiempos de televisión y todo esto´.
Me dice: ´es que no sé si Diego sale al segundo tiempo; y Diego, que estaba sin las calcetas y zapatos lo oye y dice: ´No, cómo que no. A ver, me vendan así y así´.
Se hace vendar con esas vendas semi rígidas que hay, el pie 90 grados, se pone las calcetas, los tacos, sale al segundo tiempo y fue el mejor de la cancha. Da el pase a gol con el que empatan, y gracias a eso pasa a la segunda ronda. Ese era Maradona, ese será Maradona, el que amaba lo que hacía, que amaba a su país que hubiera pagado por jugar con la camiseta albiceleste.
Y eso no lo ves en muchos los que ahora llaman cracks, que tienen una uña encarnada en una mano, no del pie y no quieren jugar. Yo eso solamente lo vi en Diego y con ese recuerdo hay que quedarse.
“Si le hubieran dicho: ´tienes que pagar para jugar con tu selección nacional´; lo hubiera hecho aun siendo ya el campeón del mundo, era impresionante. Yo creo que es un ejemplo de ese fervor tan asentado que él tenía por su país.
“Hubiera sido diferente la historia si la final del Mundial de 1990 se hubiera jugado en Nápoles y no en Roma”
Codesal recuerda cómo casi todo el Estadio Olímpico de Roma, ese 8 de julio de 1990, rechifló e insultó cuando se escuchaba el himno nacional de Argentina.
“Mi abuelo es argentino, yo hubiera querido que Argentina fuera el campeón. Me dolió el himno silbado, insultado por todo el estadio. Se siente horrible”.
También recuerda, y tampoco se arrepiente, de no haber expulsado a Maradona por indisciplina cuando insultó al público por los insultos a su himno.
“Le perdoné la discusión (antes de empezar el partido) porque entendía al ser humano que estaba sufriendo por lo que le hacen a su país, y por eso jugó esa final. Pero no me arrepiento. No me arrepiento de haber tomado decisiones, aún por encima del propio reglamento, aplicando el espíritu de la ley... fue una reacción de un individuo que es insultado en sus fibras más íntimas, no tenían derecho a hacerlo, y no tenía yo el derecho de excluirlo, a un fenómeno como él de la final, de una Copa Mundial. De eso tampoco me arrepiento, y pase por encima reglamento, pero lo hice convencido.
Argentina había eliminado Italia
Fue en el estadio de Roma que se disputó la final del Mundial en 1990, estaban enojados los italianos. Si se hubiera disputado en Nápoles hubiera sido diferente, hubiera sido como si Maradona hubiera jugado en casa, hizo del Napoli un campeón mundial cuando nadie apostaba por ellos, dice Codesal.
“Yo creo que hubo muchas cosas, por haber eliminado Italia en su propio país, que ejercieron de efecto negativo. No sólo en él, en toda la selección porque sí salieron muy agresivos, no aceptaban ninguna decisión.
Alguien lamentablemente les calentó mucho la cabeza entendiendo una mala motivación de decirles que todo estaba en contra, a lo mejor pensando que con eso los jugadores iban a echar todo lo que tenía dentro de la cancha, pero lejos de eso, los jugadores estaban muy nerviosos, estaban muy presionados, estaban muy enojados y todo lo que fuera una decisión sencilla, simple, común y corriente de una falta normal en la cancha, todo lo protestaban.
Y creo que eso desvío la atención mental que debe de tener un futbolista que está jugando una final del mundo.
Dijeron que había una consigna contra ellos. Alguien les metió en la cabeza eso y cometió un grave error”.
El estadio en contra fue algo muy fuerte. El factor emocional les jugó mal ese día a la selección Argentina. Si hubiera sido en Nápoles lo que se hubiera oído hubieran sido vítores, considera Codesal.
“Lo primero que vino a decirme corriendo Maradona ( el día de la final) , es que ya sabía que que por instrucciones de la FIFA, que la FIFA había ordenado que Argentina no ganara ese mundial. Me lo dijo con claridad.
Y eso era motivo suficiente como para verlo sancionado, porque un jugador no puede decir eso al árbitro, de esa manera, que es un robo, pero es una decisión.
Y realmente en ese aspecto, usando mis facultades también de árbitro, de juez, y del espíritu del juego le dije:´ tranquilícese porque no es el camino. Yo gracias a Dios no tengo ninguna influencia de nadie y no me interesa si Argentina gana o pierde el partido, me interesa hacer mi trabajo entonces, yo voy a desestimar lo que me dices.
Como si no lo hubiera oído, porque tendría que verlo sancionado disciplinariamente, pero ya yo entendía que era bastante sanción expulsarles a un jugador como para todavía seguir repartiendo tarjetas, y de hecho ya lo había perdonado a Maradona porque la ley misma dice que un jugador que tiene, en cualquier momento dentro de la cancha, tiene que ser expulsado cuando utilizan un lenguaje obsceno; y cuando insultan al himno argentino Maradona espera la cámara y les mienta la madre a todo el público.
Era exclusión porque como no había iniciado el partido, no se puede expulsar. Argentina hubiera jugado igual con once pero sin Maradona, y creo que por su jerarquía, porque todavía era el capitán del equipo campeón del mundo, porque creo que él sólo en sí era un espectáculo para esa final, evidentemente tomé la atribución reglamentaria de no excluirlo porque evidentemente él estaba tomando una reacción a un insulto muy fuerte a tu propio Himno Nacional.
Lo entendí, lo justifiqué, le dije que se calmara para no tener que sacarlo y que jugará al fútbol, que se dedicará a mostrar lo que era él. Pero lamentablemente estaba tan caliente que no me entendió.
Pero yo quise estar de su lado. Me puse inclusive de su lado pero no lo entendió porque estaba muy caliente. Yo traté de convencer, no puede convencer, no es mi tarea tampoco, pero sí traté de calmarlo. Porque ameritaba que mostrará quién era y todas sus cualidades.
“El balón no se mancha”
Después de la final del Mundial de Italia Maradona arremetió aún más contra la FIFA, considera el árbitro.
“Maradona siempre fue rebelde. Y yo creo que se acrecentó a raíz de ese partido, a raíz de esa final donde pierde por un penal, y empezó a arremeter contra el presidente de la FIFA , contra mucha gente del propio fútbol.
Siempre fue un rebelde que manifestaba lo que pensaba, que nunca le importó que pensaban de él y lo decía esa manera porque no se ha convencido, porque era su punto de vista.
Yo creo también que influyeron en él para que pensará también esa manera, influyó también en el resultado estado final pero lamentablemente se equivocó y después volvió atribuir a la FIFA que lo suspendieran cuatro años después. O sea él arremetió contra toda la FIFA y lo suspendieron 94, y le dieron casi dos años de suspensión y éste y el arremetió todavía mucho más, por lo mismo por ser un rebelde, por ser un hombre que decía lo que pensaba.
Él fue el que acuñó la frase: ´el balón no se mancha’, refiriéndose a todo el espectáculo que rodea el fútbol.
Cada quién toma sus propias decisiones, él tomó su propio rumbo pero siempre fue la persona, el personaje, y me quedo con el personaje que fue uno de los dos únicos jugadores de la historia que es irrepetible, la forma de jugar fútbol, de hace jugar a sus compañeros, muy pocos, casi ninguno reúne esas condiciones condiciones para ser un tipo de éxito”.
Codesal recuerda con cariño otro episodio que vivió con Maradona.
“Hablar de Diego es hablar del cariño que le tuve siempre como futbolista, en el 86 que me tocó estar de cuarto oficial, al lado de él. Vivir esa experiencia increíble de verlo cómo termina el himno, junta los diez compañeros, dice: ‘vamos porque los matamos´. Eso transmitía, algo transmitía, una pasión que se desbordaba dentro del mismo y transmitía a los compañeros, era un líder.
Luego, tengo un tío, hermano de mi padre, que me pidió la camiseta de Maradona, como si fuera fácil ir a pedirle la camiseta. Pero bueno, dije nada se pierde.
Entonces le toqué la puerta y entré a los vestidores, también me abre Carlos Bilardo: ´Oiga don Carlos, es que mi tío, el hermano de mi papá me pide que si hay posibilidad de pedir la camiseta de Diego´.
-Como no, a ver Diego dale la tu camiseta y se la firmas por favor, que es para el tío´ (le dijo Bilardo al Pelusa)-.
Me dio la camiseta, me dio la mano y se fue a seguir festejando. Ese era Diego, ese era el genio.
Su camiseta que después a mi tío se la quisieron comprar, después de ser campeón del mundo, él vivía en Nueva York en esa época y había una cantidad de argentinos que le daban cantidades de dinero. Nunca la quiso vender. Todavía la tiene porque son recuerdos inolvidables”.
“Fue un hombre que cambió la historia, y creo que con eso hay que quedarse, creo que el personaje es único e irrepetible y ahora es inmortal, con eso hay que quedarse”, sentencia el árbitro que Maradona alguna vez lo llamó enemigo.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: