Murió Diego Armando Maradona. Lo confirmó la Asociación de Fútbol de Argentina (AFA). Fue este miércoles por la mañana. Tenía 60 años. “Los dioses no se jubilan, por muy humanos que sean. Nunca pudo regresar a la anónima multitud de donde venía”, así lo retrató el pensador uruguayo Eduardo Galeano. Enseguida la noticia comenzó a viralizarse y enlutó al mundo futbolístico.
El reloj marcaba las 11:30 de la mañana y la explanada del Estadio Azteca lucía vacía en medio de una pandemia por COVID-19. El escenario que vio campeón a Maradona aquella tarde de 1986 recibía con tristeza su muerte.
Palabras de reconocimiento, pies cansados y miradas al cielo. Francisco, un hombre originario de Buenos Aires, Argentina, coloca a las afueras del Coloso de Santa Úrsula un jersey de Boca Juniors con el número 10 en la espalda. Él se conmueve y le toma una foto para el recuerdo. “Aquí es dónde empezó todo, dónde Diego se coronó campeón del mundo”, dice con una sonrisa en el rostro.
A pesar de que Francisco vive en la colonia Condesa, en el centro de la capital mexicana, no le importó recorrer cientos de kilómetros para despedir al último ídolo argentino en un de los recintos más grandes del fútbol.
“La muerte de Maradona no deja de ser fuerte, pero ya estábamos preparados para esto. Diego no estaba bien de salud y ahora espero que lo dejen de molestar y que descanse en paz”, replica el hincha argentino.
Francisco se sincera y señala que nunca vio jugar a Maradona, pero gracias a su padre, a través de los VHS, pudo observar las gambetas del astro.
“Maradona también provoca unión, ya que gracias a él viví muchos momentos hermosos con mi viejo. Yo le voy a Boca y él a River pero Diego siempre nos unía en la mesa”, comenta Francisco.
Respecto al origen de la leyenda, Francisco reconoce que Maradona le dio muchas enseñanzas al pueblo argentino, pues les demostró que “se puede salir del barro y levantar una Copa del Mundo”.
En contraste, Francisco señala que Maradona también vivió momentos complejos y a que “la cocaína no te regala momentos muy buenos”. “Todos cometemos errores, pero Maradona es mucho, no solamente hay uno, somos muchos Maradona”.
Francisco describe el juego de Diego Armando como “siempre pa’ delante, siempre ofensivo y buscando el gol”.
Pese a las críticas que recibió el Diego por la denominada “Mano de Dios” ante Inglaterra, Francisco lo celebra y asegura que “Maradona enseñó que hacer trampa contra algunos tramposos que te roban cosas más grandes a veces es necesario”.
“La vida se trata de eso, siempre para adelante con tu villa o hinchada, con todos los problemas que hayas que tener y siempre futboleros”, añade.
Para Francisco describir a Maradona no es sencillo, pero explica que lo recordará como “un ejemplo de cosas buenas y cosas malas, ojalá ya lo dejen descansar y que ya no se juzgado por su manera de ser y ver el mundo”.
El “Pelusa” siempre fue un hombre mediático y su influencia traspasó las canchas. “Siempre dijo lo que pensó y nunca se quedó callado, defendía a los de abajo y se mostró incendiario contra las autoridades grandes como la FIFA”, declara Francisco.
“Maradona sabía el impacto que tenía en la opinión pública y asumía esa responsabilidad, no como los jugadores de ahora que siempre tratan de zafarse de los temas espinosos”, concluye el hombre de Buenos Aires.
El reloj marcan las 14:00 horas y Francisco se espera en la explanada para ver si llegan más hinchas. El dolor es grande, pero el gusto de recordarlo en el Azteca es mayor. Una corona de flores reposa en las puertas del Estadio Azteca. El último astro argentino se ha ido, pero su legado vivirá por siempre. La noche en el Coloso de Santa Úrsula será larga.
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